DOS POEMAS LUGUBRES
Publicado en Dec 16, 2010
EL MUERTO
Huele a madera, cirio y nardos, fútiles son ahora plañidos y plegarias. Me abandonan olvidando que la podredumbre y la tierra asolarán mi cuerpo exánime, se van dejándome ataviado con finas sedas y encerrado en un cajón de cedro... El hedor ya oprime rescoldos de mí, seré reminiscencia, silencio e inexistencia ¡Cuán lóbrego y húmedo es mi hogar! Ya las bestias rastreras se atragantan, sacian su vida mísera con mi muerte... Bajo una lápida ostentosa y con flores marchitas permanecerán eternamente los sórdidos restos del fantasma errante, quizá alguno dirá: “Aquí yace aquel olvidado muerto”. LA PLEGARIA DE UNA BRUJA ¡OH vasta soberana de la alta noche! Ante ti se postra la mas devota de tus hijas e invoco tu magia ancestral, ya percibe mi esencia la caricia de tu luz cual una zarpa fantasmal... ¡OH luna arráncame de este suplicio y aléjame de la humanidad que solo sabe juzgar! ¡Que tu luz y mi muerte lloren maldiciones sobre el mundo! ¡OH luna impide que mi recuerdo se ensucie con sus estúpidas plegarias y sus fementidos salmos! ¡Así sea luna, vasta soberana de las tinieblas, a ti encomiendo mi inmortalidad!
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