DOS POEMAS LUGUBRES
Publicado en Dec 16, 2010
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EL MUERTO
Huele a madera, cirio y nardos,
fútiles son ahora plañidos y plegarias.
Me abandonan olvidando
que la podredumbre y la tierra asolarán mi cuerpo exánime,
se van dejándome ataviado con finas sedas
y encerrado en un cajón de cedro...
El hedor ya oprime rescoldos de mí,
seré reminiscencia, silencio e inexistencia
¡Cuán lóbrego y húmedo es mi hogar!
Ya las bestias rastreras se atragantan,
sacian su vida mísera con mi muerte...
Bajo una lápida ostentosa y con flores marchitas
permanecerán eternamente
los sórdidos restos del fantasma errante,
quizá alguno dirá: “Aquí yace aquel olvidado muerto”.
LA PLEGARIA DE UNA BRUJA
¡OH vasta soberana de la alta noche!
Ante ti se postra la mas devota de tus hijas
e invoco tu magia ancestral,
ya percibe mi esencia la caricia de tu luz
cual una zarpa fantasmal...
¡OH luna arráncame de este suplicio
y aléjame de la humanidad que solo sabe juzgar!
¡Que tu luz y mi muerte lloren maldiciones sobre el mundo!
¡OH luna impide que mi recuerdo se ensucie
con sus estúpidas plegarias y sus fementidos salmos!
¡Así sea luna, vasta soberana de las tinieblas,
a ti encomiendo mi inmortalidad!
 
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Foto del autor teresa
Textos Publicados: 13
Miembro desde: Dec 14, 2010
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Descripción

Sin la oscuridad no hay luz pero entre ambas existen las sombras y en las sombras ocurre lo que no nos atrevemos a admitir.

Palabras Clave: muerto bruja inmortalidad luna cirio nardos lápida

Categoría: Poesía

Subcategoría: Poesía General



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