De la novela "Greta" (Novela)
Publicado en Dec 16, 2010
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Poemas de análoga pasión. Pasaremos la ilusión. La pasaremos. Y viviremos esta canción de eterna compañía, compañera viajera de la fantasía y el profundo corazón unido a esta vida mía que está tan asida a ti que nunca se puede ir a otra estación. Ven a mí, fiel sensación de esposa sin fronteras, sangre caliente viajera, firme, brava, pasajera del sueño de mis cantos. Y en la próxima estación te convertiré en primavera de mi Sueño. Muchos quizás de rían de las Transformaciones. No importa. Sólo es cuestión de teneer Espíritu de vitalidad.

Conservar la sencilla humildad nos eleva hasta llegar a ser nobles. Fieles al trabajo, nuestros valores personales hay que encontrarlos quitándoles las disparatadas etiquetas de lo que nos consume. Con personalidad propia dejamos de ser ingónitas y mostramos virtudes de vida. Somos personajes trascendentes de nuetra valoración humana mientra tú, Greta (mi familia y yo) vivimos en este ambiente trópico-floral (rodeados de cedros, nogales, romerillos, duraznos, canelos y capulíes); bella manera natural de pasar todos juntos, en familia, el Día de Navidad.

El canto de los pájaros y el sonido de las aguas configuran un fondo musical idóneo para transpostarse a las esferas de lo sublime. Estamos en un verdadero paraíso terrenal que invita a abandonarse a un tiempo sin reloj y a un espacio sin fronteras. Tras la ventana, la noche, con las estrellas bordadas en la techumbre celeste, contiene una luna diáfana que nos brinda el placer de observar la gracia del sosiego espiritual; esa energía personal que rebasa el mensaje humano y lo impulsa hacia una vitalidad que sirve para unificar el alma con el cuerpo. Nuestra unidad (Greta y yo aparte de los demás familiares) se basa en la historia comunicativa que nos hace hallar la raíz de nuestros sentires comunes.

- ¿Cómo haces para ser tan joven? -le pregunto a ella.

- Lo mismo que tú, Juan. Saber siempre sonreír.

Cae la noche y nos disponemos a celebrar la Santa Cena en el comedor. Todos se van. Quedo solo con Greta abrazada a mí. Bajo el manto de las estrellas que tililan tras los cristales de la ventana... cuando el poeta, o el pensador, o quizás esa especie de filósofo interno merodea nuestra parcela de unívoco ser humano, sale al encuentro de la idea o, tal vez, con el propio discurso que nos enriquece en esa soledad acompañada donde cosntruímos un verdadero universo de sentires. Cae la noche y Greta y yo, abrazados, nos encontramos en la orilla de los deseos que se enternece y nos comenta algo así como "la esperanza no se pierde nunca porque sabe caminar por los entrecruzados destinos de la ilusión". ¿Quién escucha, en esas horas del silencio, la voz que nos reclama ese pedazo de identidad con el que nos convertimos en seres más libres que el propio viento de las circunstancias?. Nosotros mismos asomados al vértigo de contemplar los montes anochecidos descubriendo que las estrellas han bajado para posesionarse del jardín, para columpiarse en las ramas de los árboles y para iluminar los variados sueños de todos nosotros. ¿Quién contempla entonces esa especie de "luz de la verdad" que nos convierte en sabor de la eterna trascendencia?. Nosotros mismos acompañados de nuestro propio ser espiritual.

Aquí, enmarcados por el adorno de las luces y mientras la espesa emoción nos envuelve en el misterio, somos capaces de sentir esa manera de entender la vida como una estructura policroma y multiforme donde podemos conversar con el compañero que llevamos dentro. Y es que hemos logrado captar y aprehender la sísntesis de la Creación misma, del eje que invierte el sentido de los acontecimientos desvirtuados por la cotidianeidad de lo rutinario. Es entonces cuando podemos estar preparados para sentir lo que es una Navidad en su pura esencia, desprendida de toda textura que la mediatice en el devenir diario.

¿Qué es la Navidad?. Algo más que una noche con luces. Algo más que un círculo familiar cubierto de anhelos. Es un concéntrico punto de encuentro en donde "tú" puedes ser "yo" y "yo" puedo ser cualquier "otro" que esté meditando, en este mismo momento, con algo ajeno a las (a veces inexplicables) complejidades del comportamiento solamente humano. Asomados al vértigo de la Navidad, cuando las estrellas bajan para hacerse dueñas de la luz, notamos que el mundo entero no es nada sin nosotros. Entonces sí que somos tan importantes que el simple hecho de poder atrapar, con la mirada, todos los trayectos trazados en el laberinto del jardín, nos convierte en esos seres humanos que fueron iniciados para poder hallar un camino más seguro que la incompleta ansiedad de poseer valores supérfluos.El verdadero talismán que nos hace crecer, éste día, más allá de los límites aparentes es, simplemente, la acción de asomarnos al "balcón" para poder observar la escena de una Navidad que se nos entrega adornada por el brillo de sus profundas ensoñaciones y dejar, entonces, que el mundo cobije, bajo sus cerrados párpados, ese ramo de flores que mañana saludará nuestro renacimiento.

Mientra tanto, Greta es un continuo florecer que contemplo con un algo más profundo que la vista y ese sentimiento que tanto he deseado expresar. Lograr sentir así es señal de que nunca me equivoqué con Ella, de que he sido capaz de hacerme encontrar conmigo mismo a través de esta nocturna visión de la Navidad. En definitiva, Greta es lo que siempre he necesitado para completarme.

("Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación. Bienaventurados los mansos, porque recibirán la Tierra por heredad. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los pacificadores, porque serán llamados Hijos de Dios. Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mis hermanos").

- Gracias una vez más Dios -digo al Todopoderoso, al Hacedor de las Transformaciones originadas en su Misterio, mirando fija y profundamente a Greta. Su distancia es tan ocrta que la puedo besar.

(ooo Es en tu distancia donde bebo / clamores de ausencia milenaria; / la lluvia de tu verbo me alimenta / como agujas de un reloj incontinente... / Y en la sombra del misterio de tus ojos / encuentro / la historia de todas tus presencias. / Dsitancia... / latir en miles de conciencias / en el viento del alba calcinada. / Distancia... / batir de cientos de palomas / en el aire de la tarde sustentada. / Es en el eco de tus sueños, / América dormida entre maizales / adornados de verdes esperanzas donde la voz del grito silencioso / recobra tus cuentos de conquista. / Distancia... / esencia de hazañas imprevistas / y gestos audaces como el cóndor / que vuela tus mesetas y la arista / de tu conciencia solitaria. / Distancia... / ¡clamores de ausencia milenaria! ooo)

Y Greta y yo nos eternizamos en un único beso de persona unívoca e intransferible.
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Trozo de la Novela Greta de valores cristianos.

Palabras Clave: Litratura Novela Navidad Conciencia Conocimiento Milagro Transformaciones Realidad Verdad Cristianismo

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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