Lo nuestro se terminó hace tiempo y tu lo sabes,
Como también lo se yo, aunque me costó, enterarme.
Porque no quise creer, cuando todos me decían,
que era sólo de ilusión el amor que yo sentía.
Podrá ser sólo ilusión aquello que me quemaba
Que consumía mi  vida y en ese afán me llevaba
a nunca soñados cielos  y a infiernos no imaginados.
Perseguía  una ilusión que en ilusión se quedaba.
En mi ceguera total, vivía de los mendrugos,
que arrojabas, de limosna, lo más cercano al insulto.
Y  me sabían a gloria  y me hacían tan feliz
que contemplarte, era el súmmum de mi rastrero vivir.
Fui tu sirviente, tu esclavo, sumiso, incondicional
El que soportaba todo, al que siempre exigías más
Me acostumbré a la invidencia y la creía normal.
La servidumbre humana que se llega a soportar
como la hiedra a la planta, no la deja respirar
Y poco a poco la asfixia y la mata sin piedad.
Yo estaba dispuesto a todo por seguir siendo tu esclavo
No me importaba sufrir, con tal de estar a tu lado.
Mientras más me despreciabas, yo más y más te quería.
Me alertaban  mis amigos pero nunca los oía.
Fue hasta que vi lo que antes nunca veía
La razón un día volvió y recuperé mi juicio.
Ahora me siento libre, mis ojos vuelven a ver.
Mi espíritu liberado del servil yugo de ayer,
se libró de sus cadenas  y hoy ha vuelto a renacer.