Relato Navideo
Publicado en Dec 18, 2010
El almuerzo de Navidad se complicó cuando a la hermana menor de mamá, la tía Delfina, se le adelantó la fecha del parto. Sus suegros, recién llegados de Salta, con sus cuatro hijos adolescentes, no querían perderse la llegada del primer nieto y sobrino, respectivamente y tampoco pasar solos las fiestas en una ciudad desconocida y tuvieron la feliz ocurrencia de venir a casa.
El almuerzo estaba ajustado y esos adolescentes insaciableses no paraban de engullir. Mamá, preocupada por los acontecimientos, reunió, a puertas cerradas a sus tres hijas, de las cuales soy la menor y nos convenció, mediando promesas de futuras compensaciones, rechazar el plato principal para que los visitantes quedaran satisfechos. Cumplimos lo prometido, aguantamos la tentación y la tortura de verlos engullir, sin pausa. Sabíamos de los postres y ahí pensábamos recuperar terreno, cuando nos cayó el balde de agua fría. - ¡Ustedes no!, -dijo mamá enérgica y desalmada. ¡ El que rechazó la comida, no tiene derecho al postre !
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