Un cuento de navidad
       Treinta y ocho grados anuncia el noticiero de la radio, pero bajo las chapas ardientes de la humilde casilla del conurbano bonaerense, parecen cuarenta.
       Un pequeño y destartalado árbol, con una base de nieve de algodón y una gastada estrella roja en lo alto es el cobijo de un minúsculo pesebre. En este, un niño Jesús con colores indefinidos es observado por José y María. Los reyes magos y los animales: de plastilina, trabajados posiblemente por manos infantiles.
       El almanaque indica veinticuatro de Diciembre, el reloj las veintitrés treinta horas. Se escuchan en la calle, las voces de niños jugando y riendo. En la mesa un pan dulce sin muchas pretensiones. Dentro de la heladera una sidra y una botella de gaseosa son los únicos pobladores.
       Sólo faltan treinta minutos, para que la esperanza renazca, en los que tienen un tesoro de fe, en sus corazones.