Son gríses las ruinas en este fin de año:
Grises como el descampado en el que acampan.
Alguien dejó allí su silueta de siglos
posando una mano que desprendía aromas.
Yo las veo derruídas al borde del sigilo
y me parece ver las danzas que bailaran.
Es un sitio de recuerdos soterrados
donde se palpa espíritu aún en el destrozo.
Aquí se vieron batallas anhelantes
y el enemigo les enterró su espada.
El torrente de agua se vistió de sangre.
La mujer de hojarasca falleció entre sus hojas.
Y los niños suspiraron por la leche materna
antes de ser comidos por la flama.
Pero la flor de lis perfuma los escombros
y muestra que la vida se labra su camino.