Una vez más, Liliana...
Publicado en Jan 04, 2011
De naturaleza amplia como alondra
abierta en el espacio de un vacio por llenar de entusiasmo y paz es mi vida un silbar de aire... y una especie de risa ya cantada que en la primavera vuelve a vivir su amor. De naturaleza viva todo mi ser es un asombro de origen luminoso y concentrado en la leyenda del pasado convertido en hoy. Vigor... vigor convertido en alma de vínculos inseparables entre tu distancia y la mía. Unos centímetros más adendro y ya somos corazón con corazón. No finjo ser tu estrella sino solamente el brillo de una voz que corta el aire de la noche y se convierte en luz para moldearte como un bronce toda tú. Suaves pasos... suaves pasos en la oscura estancia para no perderte nunca jamás. Cada día es un recuerdo de flores emergiendo en los rescoldos de esta memoria mía. En tal eternidad de naturaleza crecida entre mis manos de poema en trance de ser vida nada más he entrado para conversar con los lirios y el jazmín. Flores de fiesta bajo las estrellas. Y para alcanzar la inalterable presencia de tus labios en mi vida he empezado a brotar conociendo lo múltiple de tu canto en esta coexistencia honda que me surge de lo universal. Existencia de alba llameada en la ladera del valle de esas emociones nombradas que resbalan por las sendas y, en mi profundo caminar, las encuentro ya despiertas; ya dispuestas a ser un viento inquieto y luminoso. Displicente resplandor en lo oscuro de este vivir que se hace alba y entroniza su excitante calma en un vivir de escena consonante. Resuena el eco de mis palabras en el mediodía ya encendido. Soñaba con ser poeta y ser poeta es este mi destino de amar tus múltiples presencias cotidianas, cambiantes pero siempre firmes en mi andar caminos con los pájaros. Todo está hecho de un momento que guarda celoso y vigilante ese aroma tuyo de primavera en los instantes de la sensual presencia del vocablo y en él, en esa exclamación sincera, doy cobijo yo a mi sueño. Pasión posible, sí, pasión posible para vestir de canción esta existencia derramando fragancias de palabras convertidas en hechos fidedignos. Es digno este paradigma existente entre tu vivir y el mío. Nada de lo que ha sido en mi interior te es desconocido o inexpresado y es por ello por lo que mi acento es un devanar misterios conocidos. ¡Qué sencillo es vivir eternamente con la dichosa sensación de saber amarte hasta saciar mi sed con tus colores!. Eso es. Píntame como si fuera un pájaro selvático volando sobre los ríos y, después, dale el soplo de tu sueño a este yo pájaro con vuelo. Que ya regresa el resplandor nocturno a formular de nuevo la pregunta; mas esta vez la respuesta conocida por ti es la misma de siempre. Aquí. Estoy aquí como trayecto de haber sido y de seguir siendo el posible amor eterno de siempre. Que se quede atrás lo no cantable y yo, para no partir de la nada, seguiré siendo siempre lo inmutable de tu amor perpetuo en cada hora en que nos hemos visto sumergidos con el paso del tiempo sin heridas. La noche. El sur. La playa. Quizás la luna sobre la lumbre de una fiesta reservada. Sigo siendo un pequeño trozo de hombre vivo y trascendente que al vaivén de la historia de tu cuerpo mil dimensiones he conocido para decantarme siempre en el silencio de haberlo conseguido sin ayudas más allá de lo divino. Excelsa naturaleza de lo vivo con todo su significado en la blanca almohada de tu alma y de mi alma. Un ángel guardando, para mí, tu cuerpo fuera del mundo de las zarzas punzantes de la envidia y el espacio cerrado que hemos descubierto para poder volar más allá de sus fronteras. La brújula con la que te dirijo es la sonrisa de ese niño que todavía me sigue perdurando entre pérgolas de rosas y el universo de mis sueños leves y profundos. Así que pongo en marcha mi experiencia llena de poesía y de romance para adentrarte en este otro lado donde no existe la ilógica respuesta sino la más lúcida de todas: un amor eterno y entrañable. El secreto de sentirte como brisa es ese asombro de quienes observan que es verdad todo lo que recuerdo con tu presencia siempre en mis caminos. ¿Todo es cifrable?. No. Todo es real pero mucho más allá de esos números que con tanto afán han querido señalar como la época de mis recuerdos. Y es que olvidan que mis canciones siempre han sido el pacto con tu cuerpo. Cuerpos junto al mar. Orilla ardiente que sobre el montón de las mentiras no sucumbe jamás... porque jamás ha sido una vana presencia ni fantasmal coincidencia de la azarosa suerte. De tiempo en boca y de tiempo en beso mi poema desemboca junto a ti y reposa sobre la arena de la playa esta unión de verbo y de personas. Una metáfora siempre renacida entre tus dedos y mi verso ardiente. Tierra de palabras y de besos en el tiempo arrebolado de las flores. Vista aérea de la tierra viva; naturaleza resplandeciendo en la corriente del río germinal que es todo recuerdo. Una música solemne nos desborda esta melodía tan perfecta e inédita que en tus ojos se refleja como aria de coro celestial sobre la espuma del mar bravío y valeroso. En la noche al llegar tu tacto reposa mi perfil estremecido y se hace hueco en tu esperanza para serte amor templado y dulce; transparente voz en tus adentros hasta el fin de tu propia ansia. Después de tanto camino el brillo de tus ojos me acompaña al tiempo del deseo sin descanso. Afán, entrega, encanto... fiebre de alta tensión entre las venas y un clamor de olas no fingidas que me pertenecen gracias a tus labios. A lo lejos queda un verano transido de vida en la playa y yo me acerco a tu boca libre y mi beso te llega como ave que, ligera y suavemente, te hace recordar mis pensamientos. Muy deprisa corre el viento pero... ¿quién entrelaza la poesía de tu boca y tus ojos al unísono?. Mi propia fantasía hecha sueño en la realidad cantada de tu magia. Conciencia del pasado que es presente en este amor sin barreras ni desmayo; un sendero que nos sirve de punto de unión y de silencio. La materia tierna de tu cuerpo en poesía se deshace con mi acento y a cada empeño imperceptible le propongo un nuevo sueño enardecido y una nueva palabra reinventada. El frondoso mirar de tu presencia más acá de la fina arena somnolienta despierta en este atardecer hecho ya noche y, sueño exacto convertido en vida, se derrama por todo el continente de estas mis manos tan libérrimas. Escribo en tu alma mis impulsos en base a los hábitos de hacerte gaviota en superficie de poema. Y la roja luna de mis sueños abre un prólogo de besos. No son memorias simplemente sino una visión intacta de este tiempo que se ha quedado prendido en el espacio para tenerte como mía en el camino. Amor inmaculado y sin demora que hacia el infinito elabora su destino; si nadie te quiso es porque yo te amo con el brillo de este mundo fabricado entre tu cuerpo y la palabra ya ungida en tu materia de mujer hecha presencia. Asomado a la colina de la noche observo tu mirada de gaviota en medio de la luz de las estrellas y una voz firme y sin tiempo me hace amarte en toda la existencia de tu cuerpo hecho cristal para mis manos. Pasa el ciclo de las primaveras sueltas y yo las recojo en un solo haz de versos y los lleno de vida en el lecho donde el sol de la tarde ha refulgido. No podría jamás abandonarte en este silencio que procura aislarte y lo rompo y lo hago mil palabras con un millón de giros imprevistos para romper el vacío de la inquina insolidaria de quienes fustigan al amor para que esté inacabado. No. Yo rompo ese vacío impuesto y lo convierto en beso elaborado con mil presencias de hombre hasta hacerte esposa de mi sueño. No existe libertad sin tu caricia ni existe amor sin tu caliente presencia en la alcoba habitada. Dos. Somos dos en uno solamente y tu porqué es mi propio afán de serte amante en solitario. Dos. Sólo somos dos sin más presencia en esto de amarnos con placeres y que venga el viento fugitivo y encienda el horizonte arbolado más allá de las barreras vanas. Su confusión es nuestro milagro vivo y su cizaña es nuestra caliente calma. En la cama del amor estoy contigo. Hasta la orilla del amor he de guiarte para adentrarte de nuevo en esta playa solidaria de tu cuerpo y mi palabra reconstruyendo de nuevo este sueño que vuelve, vuelve para revivirte una vez más en mi sentimiento. En este mismo suspiro de tu alma es donde se baña mi cuerpo alimentado y en tu corazón de roja sangre encendida es donde quemo mi versos más valientes. Sí. Otra vez de nuevo comenzamos para perdurar en este anochecer inédito y la escala del tiempo se retrae para tenerte en el encendido entorno. Junto a la tierra estoy dormido pero en tus brazos despierta mi aurora y te estrecho en el principio inquieto de todo lo viviente y lo soñado. Un movimiento circular es esta mi causa por la cual te encuentro siempre al lado y al salir de nuevo a la superficie hallo tu fértil cuerpo enamorado. ¿Dónde estás cuando yo duermo?. Me responde tu presencia animada que estás en el centro de mi sueño dando vida entera a mi existencia. Con la misma ansia y gana de tenerte entro en el fuego de tu cuerpo y me uno a sus llamas resplandecientes para arder juntos en el beso. Sitio verdadero. Fiel sistema de valores hallados en la orilla por el fondo de mi búsqueda insaciable. Y otra vez emerges de la arena y te pones a cantar dentro de mi alma. Savia nueva de brote inagotable entre tu sangre y la mía ya mezcladas. Y un nuevo alba nos llena de cordura con sustancia de mágica presencia. Para ser de amor eres perfecta; un premio de belleza incontenible cual milagro divino atesorado. Toda frescura en este principio ardiente donde todo lo demás me es ajeno. Y tú... siempre tú... siempre presente en el paso del tiempo. En el espejo del agua ríe tu sonrisa. Pensé que eras solamente un sueño y de pronto te has convertido en realidad.
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