Me propongo comenzar, el año, con alegría.
Dejé las penas atrás y  me subí a otro tranvía
que  espero pueda llevarme por carriles misteriosos,
sorprendentes y distintos a todos los que conozco.
Los ventanales de casa, abiertos de par en par,
para ahuyentar a los males  que no deben regresar.
Recibir todo lo bueno que pronto habrá de llegar.
Unos salen y otros entran y yo me quedo a esperar.
Después de brindar, tiramos las copas por la ventana,
Y comimos doce uvas, entre doce campanadas.
Una fue por  cada mes, natural y destilada.
Se de algunos que arrojan a las doce, un vaso de agua
para alejar  las tristezas, la mala suerte  y los males
Todo lo nuevo, que viene, será para mejorar,
si ese es nuestro pensamiento, seguro que así será.
Desear el bien y lo bueno al que en este mundo exista.
No hay mal que dure cien años, ni humano que lo resista.
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