AO NUEVO
Publicado en Jan 11, 2011
Cubrieron sus cuerpos débiles con un abrazo,
las entrañas desgarradas y vacias les oprimían el alma. Ríos de gente y basura inundaron las venas-callejones de la ciudad-cadáver y los niños abrazaron perras soñando que eran sus madres. Frente a mesas pletóricas de exceso y nostalgia, ella se aferró a viejo rebozo y él a su bastón, en la noche de artificios y nieve que cual verdugo avanzó tras de sus pasos inciertos. Se recostaron sobre una banca en el jardín frente a la parroquía a ver morir un año y a traer a cuestas otro.
Página 1 / 1
|
Leticia Salazar Alba