Hola, papá: hace años que te fuiste y yo, ya ves, sigo como siempre, entre carpetas y carpetas, tomando mi acostumbrado café con leche. Sí. Estoy en enero del año 2011. ¿Qué importa el día, papá?. No tengo ganas de pensar. Más o menos la vida continúa con sus sobresaltos. Por eso acabo de asaltar la cafetería de la Universidad Católica San Antonio. Sí. Y no me arrepiento de ello porque, al fin y al cabo, ha sido un asalto cara a cara sin ninguna clase de traición. ¡Nunca la tracionaré!.
¡Hemos vuelto a vencer, papá!.¡Hemos vuelto a vencer!. Sólo queda esperar a que el duro invierno pase y te prometo complir con tu última voluntad que es nuestro gran secreto. ¡Ni un duro para los tres, dijiste!. Yo, por mi parte, espero cobrar (en el buen sentido de la palabta) por estar aquí, sentado entre carpetas y eligiendo a la cajera como representante de los universitarios y universitarias. En realidad ninguna de estas carpetas me pertenecen porque no son mías ni falta que me hace. Tengo ya bastante curriculum acumulado y me sobran todas etas carpetas. Al elegir a la cajera he sido vilmente abucheado pero no importa. Ahora te dejo seguir descansando porque sólo tengo quizás unos cuantos minutos para desaparecer antes de que se sigan calentando los ánimos. Adiós. Hasta la próxima. Ya apareceré de nuevo.