El Tiempo está aquí, entre las manos de tu sueño y la ilusión de mis imaginaciones convertidas en realidad. El Tiempo esta aquí, convertido en Vida, solamente en Vida lúcida y llamada amor. Sí. Es posible que nos miren, y nos señalen con el dedo acusador de sus falsos juicios de valor como si fuésemos seres muy extraños; pero todos podemos llegar a obtener esa cantidad de sensaciones liberadoras que son necesarias para tener el Tiempo atrapado dentro de nuestro corazón.
No olvidemos nunca que todo lo que existe dentro de nosotros y nosotras es un producto vivo. ¡Claro que os estoy hablando de la Vida!. ¿Qué otra cosa puede escribir quien no tiene más que un pequeño rincón en esta galería de la galaxia de los escritores?. Será, eso si, un Tiempo para realizarme en mi rincón. En otras palabras, quienes al amor le añadimos la Vida podemos entrar en ese grupo solidario de los soñadores y las soñadoras sin fin.
Por eso mismo; por esa catarsis de características individuales y colectivas al mismo tiempo, somos quienes creemos que el Tiempo lo tenemos dentro de nuestro ser. Somos, en ese sentido, capaces de introducirnos en las nuevas expresiones de la Transformación. Todo lo soñado es todo lo que vivimos y todo lo que vivimos es todo lo que existimos.
No debemos dar ni un pensamiento hacia atrás (eso queda para los indecisos) porque todo el caudal que podemos expresar nunca es un bagaje de palabras perdido en el marasmo actual de los que ideologizan los sentimientos. En el humilde rincón nuestras historias siempre se ubican en ese empeño que nos eleva a esa clase de éxito que no se mide por la cantidad de renglones que escribimos (que en muchos solo son vanas glorias) sino por lo hechos concretos de saber amar a la Vida y a esa Promesa de ser como éramos y que proviene de Jesucristo. Amor. Esa es la palabra.