Confesin...
Publicado en Jan 19, 2011
Yacen, perdidas en la memoria del pasado, las palabras dulces y fieles que prometían dichas infinitas. Perdidas y vagabundas sin rumbo alguno, promesas dispuestas a someterme a una revolución sangrienta y sádica en cualquier momento; pero claro, yo como fiel masoquista acostumbrada al dolor, me dejaré acariciar por los azotes de la misma, y tal vez disfrute.
Es cierto, quizás no soy más que como un niño asustado y perdido, perturbado por un caos repentino que generó un conflicto y destrozó todo a su camino. Quizás no soy más que un infante confundido buscando refugio en cualquiera que me insinué un abrazo, o me de una mueca que me figure sonrisa y me de la dicha que en su momento pedí. Quizás sólo soy la presencia del miedo, de ese miedo intenso a que duela otra vez. Quizás soy yo misma, una niña perdida en la redes dolosas, del bendito amor; ese amor tan divino que se cruzó en mi camino y me hizo soñar. Quizás soy esa niña anticuada, que aun sueña con hadas y la sorpresa le embarga ante todo y nada, de lo que pueda pasar. Quizás, sólo soy yo misma, buscando la salida para no quedar presa de mi fuerte dolor. Pero qué más da, si aun busco el amor, ese amor que se quede, sin miedo a perderse, como me pierdo yo, ese amor anhelado que se quede a mi lado y me deje adorarlo, sin que tema a mi amor. Qué más da, si cuando siento que llega, cuando su roce me quema, asustada me inclino y cierro los ojos para ocultarme de él, como niña perdida, confundida y herida, que no quiere ser vista porque asusta el dolor. Qué más queda, si las lágrimas llegan, a cada letra que mis dedos expresan, sin autorización. Y no entiendo aún por qué lloro, si no es el final de este cuento que yo misma empecé. Busco el amor, busco debajo de las piedras, por encima de estrellas y en el fuego del Sol. Busco el amor, ese que duela, pero que permanezca, con el mismo valor que me quedo yo. Y sí, estoy asustada, muy asustada, me da miedo el amor. Pero soy masoquista, busco el amor, y si lloro ahora, no es de dolor, sino desesperación, por dejarme asustar, por la bendición del amor
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