"   Bienaventurados los imbéciles                                                          porque de ellos es el reino de la tierra  "
                                                                               Andres Caicedo.
 
 No sé cuanto tiempo llevo en éste lugar.La ración de realidad me llega, como de costumbre, por la tarde, un tiempo muy limitado. Verán pues, que no es que no me agrade, pero el hedor a sudor mezclado con moho y los pequeños restos de amistad que he dejado por simple descuido esparcidos por todos lados corrompen el ambiente, conviertiendo en una tortura el instante posterior a la tarde, el cual intento dedicar al único pequeño placer que me permito: alimentarme de las letras y las imagenes, que recrean los mas exquisitos manjares (físicos y espirituales) ya que nunca he llegado a conocer la satisfacción ni de la mas mínima sensación. Por todo ello prefiero quedarme, tal y como estoy.

Yo estoy bien, no todo es malo aquí. Tengo una pequeña ventana al lado derecho, y otra al costado izquierdo, a través de las cuales entra el haz luminoso que me indica que hay allá afuera. No solo me orientan y me muestran, cual obra de teatro, la calle, siempre atiborrada, congestionada, tambien me llevan a imaginar lo que haría el dia que llegue a salir: las personas que conoceré (si es que existen), las sensaciones que viviré, el amor que encontraré. Solo cuando salí, me dí cuenta que aquello que para mi es lo mas importante, ellos solo lo ven como algo ridiculo y desprovisto de sentido: mis esperanzas y sueños. 
Tengo un cuaderno, en el cual voy anotando cada ocurrencia, cada imagen que se postra frente a mi, cada hora que pasa, las frases y párrafos. De éste cuaderno solo sé que se deteriora con los años, pero hay situaciones, ideas, personas y lugares que quedan impresos en él, mucho tiempo, no hay nada para siempre, como dice Bunbury. Así que, hay de todo, cosas buenas y malas. Y aqui es donde me doy cuenta que sería bueno salir, dar a conocer, sé que hay mas como yo; pero todavia no sé como, aunque tengo algunas pistas.

He descubierto por qué estoy encerrado: tengo un asco, una tremenda fobia, enfermedad o simple repulsión que me impide salir; no estoy obligado al encierro, ni más faltaba.No he cometido ningún crimen, que yo recuerde. Miedo o asco por aquellos seres, pero, absurdamente, tambien una fascinación o necesidad de ellos. Pues, ¿como distinguir entre aquellos seres y las personas? 
 
Aunque no tengo idea de cual sea el momento ni el modo adecuado para salir, ya creo ser conciente de que todo aquello que alguna vez me pareció un buen refugio, es aquello que me mantiene encerrado: la depresión, el egoísmo, el orgullo, la soledad. Todo ello de nada sirve en éste mundo, y unicamente cuando estoy abandonado, encerrado en la conciencia del presente, caigo en cuenta que soy quien tiene la posibilidad de salir, los demas, aquellos seres, están encerrados de por vida. Sigue la duda:miedo, asco, curiosidad, dependencia; no lo sé, seguiré pensando en ello.