Canto a mi esposa Lina.
Publicado en Feb 01, 2011
El cabello hizo vida buena,
hermano de invierno con mar, vida niña, amorosa niña, no estoy de amor pasado... puedo sembrar mi nuevo amor de hermosa morenita noche. Uso vida como jazmines para hacerte voluntad de ventura y entra, fruta, que clavel sóis en el abrigo primero divina niña que en la casa amores viste en mis labios. Viento de toronjil florido por mi olvido noble; fuerza, belleza, temporal de lindo descanso. Me queréis sin tristes flores y por mí la estrella que tú tienes azul de enamorada sóis hermosa y delicada. Flor morena de guardar momentos. Seré corazón desmesurado que guardaré tu donaire de gracia y reposo para besarte cuando las aves el aire dichoso en derredor gozar pueda. ¡Tomar tu deseo y, gentil, morar sin mentira con suspiros de amantes!. Y un corazón pobre pero enamorado en dulce lumbre crió arboleda del bien del cielo para venir, fuego de amor, dándome tiempo de marido contento. ¿Cómo quiere el corazón deseo y luego mis pensamientos buenos sacar tan filosofal estado?. ¡Álamo del río que yo, caballero, allá por ti os ama y enamora!. La noche que me digáis gallardo como hembra y niña de ojos de fiesta yo con mi fe y suspirar amado os guardaré!. ¡Bésame tú, niña de oro en este mundo bienvenido!. Son compañía las rosas por mirarte y en esta demanda de flores digo que de amor venciste mi corazón y canción de consuelo daréis a mi victoria. ¡Callad, media noche, callad!. En este hombre de fuera ha nacido un viento sano; y enjuga el llanto, niña que soñó mi alma. Guardaré mi voluntad de condición ahora y por las tierras esta noche seré nunca celos con mudanza sino marido que quiso Dios al salir el día florido enamorado de tu mirar de veras. ¡Que de mí te acuerdes como esperanza triunfando en este tu venturoso bien!. Con voluntad, olvidar la guerra del corazón me diste, y yo cogeré tu virtud como quien sana al amanecer para cantar en el lecho de la razón con fruta. Púsome el ruiseñor en danza y también callé para tomar tu cuerpo lozano. Dentro de mi vida olvidar los amores de antes es, morena niña, tu beso... y contigo, no usada sino fuerte, sin reposo he cogido la rosa hermosa de tu casamiento. No digo ni al rey mi amor por ti que acaso vuelo bien nacido con vuestra hermosura en flor que es fuerza cuando os miro y no lloréis porque tenéis la cara en el mirar del día tan de mar amigo que, lozana y bella, de ámbar adobado en oro y de amante sin igual sóis mi deseo, dulce amor mío. Miro los montes y otros engañan pero... ¡madre mía!... tu color es mi alba. Mis ojos son mi compañía que tus labios pintados de moza sin sufrimiento son los que Dios, mi amigo, han querido para ti. Manto en la boda, amor, hermosa y entera conmigo sóis. Duerme, niña, que como enamorada justa os verán y yo digo que te entendí en la hondura, en la cumbre, en la azucena del deseo y en la ribera. ¡Ay, Dios mío, qué donaire tú, mi doncella hermosa!. Ya florecen nuestros besos. ¡Ay, Dioa!... ¿quién te hablaría de mis sueño de amor que yo tenía?. Y te amo, creed, hermosura, sin congoja sino como caballero de los amores escondidos el primero. Caminando con mis razones que guardaré lo que te acuerdas de mis flores sin amantes. Por tu gentil floresta yo uno, yo solo, yo voz por tu amor alcanzaré ¡Ay, Dios mío! la mañana de los bosques y jardines. Vienes y contigo quiero andar, porque en mí mora tu jornada sin dolor... ¡Ay, Dios, desmesurado fijo mis ojos y las sombras se me van... se me van... manso y bullidor, con alegre fe. Gran gozo y placer ¡Ay, Dios!... niña... doncella de guardar; que florecen los almendros en tu compañia sin que muera el amor entonado que en mi pecho guardo. ¿Cuál es la más hermosa?. ¡Tú!... ¡Ay, Dios mío, tú!, amor de las maravillas. ¿Quién te hablaría, niña, de mi sueño?. ¿Quién te hablaría que tú como marido me elegiste?. Amor en las orillas, una morenita que aquel día bien miré sin pecado alguno. ¡Ay, Dios!, ¿quién te hablaría de aquel lugar amigo?. Si miento que Dios me dé demanda, si no es de vos de quien mis pensamientos, alma y corazón, promesa dí de amor... cuando mi senda de pasiones, desvelada noche, a sembrar amor se entretuvo tocada con mi fuego. Me grita el sueño tu voz de casada cuando mis ojos de enamorado dicen que os quiero. Dicho bverdadero... ¡Ay, Dios!... dicho verdadero de mi amor. Vente al prado que cogeré verbena y claveles, madreselva y mirabeles, con mis dedos... que salen de ellos tus rojos labios y tus ojos hermosos. ¡Ay, Dio!, ¿quién te hablaría de mis sueños de marido con alma pagada con tu flor?. Y tu flor, tu flor, mi niña amor mío es. Me siento sueño que se abrasa de amor en el centro de ti. Y se les antoja mirar... mirar tu cara... y se van mis pensamientos, mis memorias, mis oscuras glorias y mis duros tormentos a mi buena ventura del pensáis que me dejas. ¡Ay, Dios!. ¡Me alegro porque miré una belleza fuera de costumbre... ¡y eras tú!.
Página 1 / 1
Agregar texto a tus favoritos
Envialo a un amigo
Comentarios (0)
Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.
|