Setamor (Novela) Captulo 24.
Publicado en Feb 10, 2011
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Cuando el televisor comenzó a funcionar ya la muchacha del teatro y el joven licenciado se encontraban silenciosos y a la expectativa. Ella sabía, perfectamente, lo que aquel televisor suponía para sus planes de futuro. Él ignoraba que estaba a punto de entrar en el mundo de la famosa actualidad.
Una tenue música de fondo, que ella había elegido apropiadamente, se expandía por el salón a través de los bien situados bafles. Los mensajes publicitarios no eran escuchados porque así lo habían acordado mutuamente entre los dos. Era la antesala del Noticiero. Las imágenes emergían como enormes tentáculos que quisieran abrazar a ambos y la escena asemejaba una especie de juego donde ellos sonreían ante la imposibilidad de ser atrapados. Algo así como sumergirse en la más tierna infancia...
Por un momento se olvidaron de que, en realidad, vivían una crisis y se refugiaron en ese encantamiento de la niñez en que la imagen ilusoria se superpone a la imagen real.
- ¿Te acuerdas de tu niñez? -preguntó ella.
- Ahora mismo es la niñez quien se acuerda de mí...
- Igual ocurre conmigo. Yo solía inventar escenas donde repartía, a mi antojo, los papeles secundarios. Siempre elegía el papel estelar para mí. Me gustaba permanecer en primer plano.
- A mí me gustaba entrar y salir, continuamente, del escenario.
- ¿Por qué entrabas y salías tan continuamente?.
- Para realizar una doble interpretación. En el momento en que algunos personajes se diluían en un camino sin finalidad, subía al escenario para darles un nuevo motivo y cuando ya se encontraban, otra vez, ante sus expectativas personales, yo volvía a esconderme entre las sombras de los espectadores.
- ¿Tanto te interesaba valorar a los demás?.
- Siempre me ha interesado valorar a los demás hasta el punto máximo de mis posibilidades.
- ¿Y cuándo tus posibilidades se agotaban?.
- Entonces acababa con la interpretación y me introducía en el profundo sueño de lo imaginario. En ese profundo sueño que va más allá de lo cognitivo.
- ¡Eres demasiado profundo... y por eso me cuesta llegar tan dentro de ti como me gustaría hacerlo!. Pero... espera... ya comienzan las noticias.
- ¡Un momento!. Antes de que pongas voz a las imágenes he de decirte que no representas, para mí, ninguna persona superficial. Interpretas siempre los papeles principales porque eres una gran profesional. Te mereces el éxito que estás obteniendo porque, aunque yo no esté en tu línea de trabajo, has demostrado tu valía como actriz. Los papeles principales no siempre son los más profundos pero sí exigen la mayor entrega.
Ella le sonrió y se apresuró a manipular el televisor. Ya estaba la imagen del locutor en pantalla.
- "La noticia del día sigue siendo la misma que conmueve al país desde el veinticuatro de diciembre. La extraña enfermedad conocida como secona sigue haciendo estragos entre la población. Se ha cobrado, ya, un total de 9.815 víctimas. Los expertos en toxicomanías siguen sin poder descubrir cual ha sido la verdadera causa de la intoxicación. Se barajan dos posibilidades: o setas venenosas presentadas como comestibles o nata en malas condiciones. Pero aún, al día de hoy, ninguna de estas dos hipótesis se puede dar como verdadera. Ninguna de ellas es definitiva. Lo que sí se confirma es que varias personas han sido detenidas bajo sospecha de fraude alimentario".
´
-¿Qué ha ocurrido? -interrogó el joven licenciado.
- Escucha... escucha...
- "La tragedia alcanza tal magnitud que los hospitales han quedado sobresaturados de enfermos. Se puede dar casi por asegurado que ya habrá muy pocos casos más de mortalidad. El hecho de haber quedado suspendida, cautelarmente, la venta de setas con nata, ha sido determinante para controlar la enfermedad; pero el daño que los culpables han hecho a la población es impredecible. Se sabe que la extraña enfermedad conocida comos secona ataca al cerebro humano secándole el riego sanguíneo y muchos miles de personas quedarán, de por vida, con incurables secuelas".
- El asunto es que durante estas navidades se puso de moda el comer setas con nata... -señáló la muchacha del teatro.
- Pero... ¿es posible tal necedad?.
- No sólo ha sido posible sino que se ha llegado al extremo de la enajenación general. Era tal la cantidad de demanda de ambos productos y tal la codicia de los que comerciaban con ellos que algunos grupos de desaprensivos han desatado la mayor enfermedad tóxica que se conocía hasta el momento.
- "Hombres, mujeres, niños y ancianos, han tenido la fatalidad de despedirse de la vida en esta última despedida de año. La avaricia de unos cuantos ha determinado que, lo que pudo ser una de las más hermosas fiestas que conocíamos, ha acabado en una de las más crueles tragedias de nuestra memoria: la comedia y el drama se han dado, una vez más la mano, para dar paso a la tragedia".
- La Publicidad, de por sí, es buena; pero mal interpretada puede acarrear funestas consecuencias -siguió la muchacha del teatro- y la película "Setamor" ha tenido tanto éxito que algunos han desatado una especie de locura colectiva que ahora cobra sus víctimas.
- ¿La película "Setamor"?.
- No te puedes ni imaginar el furor que ha hecho en las taquillas. Nadie puede comprender cómo en tan poco tiempo ha sido posible tal éxito. Creo que la rodaron en pocos menos de dos meses. Ha sido algo increíble. Todavía no hay una verdadera explicación de lo ocurrido. Lo único que puedo decirte es que ha desencadenado tales acontecimientos paralelos que se ha escapado de las manos de los responsables sociales. No sólo se han vendido millones de artículos relacionados con ella sino que la explosión de algarabía que ha desatado ha traído estas funestas consecuencias. No ha sido culpa de la película ni de su éxito sino, como estás viendo, de la necedad humana. ¡Y aún hay más!. Debes saber que surgió, repentinamente, el MJP, Movimiento de Jóvenes por la Paz... pues bien... han radicalizado tanto su postura crítica que se han vuelto enormemente peligrosos. Desde que la secona azotó a la población han organizado manifestación tras manifestacion... ¡y cada vez más duras!. Esta misma tarde han anunciado una que abarca a toda la ciudad y a otras importantes localidades del país. El gobierno ha hecho un llamamiento a la población para que procuren no salir a las calles. Se prevé un enfrentamiento, de incalculables proporciones, entre manifestantes y policías.
La muchacha del teatro apagó de nuevo la voz del televisor.
- ¿Qué le pasa al mundo... dime... qué le pasa al mundo? - le preguntó él.
- ¡Feliz tú, que vives en otra dimensión!. Lo que le ocurre al mundo es que se nos han derrumbado todos los ideales y con eso también todas las expectativas. Sólo podemos esperar, pacientemente, a que un nuevo siglo nos alumbre los caminos de la razón.
- Todo esto sólo se debe al desarrolo del egoísmo.
- Es cierto. A un desarrollo ilógico del egoísmo y la incomprensión. El ser humano está demostrando ser incapaz para gobernarse a sí mismo.
- Tiene que haber alguna solución...
La muchacha del teatro volvió a dar voz a las imágenes.
"Últimas noticias relacionadas con la extraña enfermedad conocida comos secona informan que el doctor jefe del Instituto Nacional de Toxicomanías acaba de dictaminar que la causa principal del desarrollo de la secona ha sido producido por la ingestión de una especie de setas venenosas que, unido a su mezcla con nata en estado de descomposición, ha acarreado unos efectos tóxicos de insospechadas consecuencias".
- Creo que deberíamos apagar ya el televisor, ¿no te parece?..
- Espera... -le cortó ella- ahora van a leer algo que te incumbe muy personalmente.
- ¿Qué puede ser eso que me incumbe tanto?.
- Una sorpresa...
En esos momentos las cámaras enfocaron el rostro de una guapa locutora leyendo un mensaje.
- Queridos espectadores y queridas espectadoras; hoy, en el programa "Cuéntanos", esperamos ofrecerles una interesante sorpresa. Nos han prometido que estará, con nosotros, ese enigmático personaje al que tanto deseamos conocer. Algunos de ustedes, quizás muy pocos, han podido descubrirle en ciertas fotografías publicadas en la prensa; pero la realidad es que para la inmensa mayoría de la población, yo incluída, es totalmente desconocido. ¿A quién nos estamos refiriendo?. Nada más y nada menos que a ese joven licenciado en torno al cual se ha levantado una gran expectativa a raíz del éxito espectacular de la película "Setamor". Se sabe que fue de su personalidad de donde surgió el argumento de la película. Hoy, si se cumplen los pronósticos, vamos a poder conocer a ese joven licenciado que, en base a su particularísima filosofía de la vida, ha creado todo un mundo de sorprendentes interpretaciones. Les decimos que periodistas muy especializados han estado llevando, en secreto, un profundo seguimiento de sus acciones; pero deseamos que sea él, y sólo él por su propia decisión y su propia voluntad, quien se exprese libremente ante las cámaras y que sólo él, por el sagrado derecho de la inviolabilidad de la vida personal de cada ser humano, nos dé permiso o nos lo niegue para sorprenderles a todos ustedes. ¡No lo olviden!. Hoy... a las siete y media de la tarde, como si de un juego de naipes se tratara y recuerden lo del juego de las siete y media, en nuestro programa "Cuéntanos" esperamos ofrecerle algo más que un simple juego de naipes. La primicia de entrevistar a quien algunos le llaman "el joven de la seta". Veremos si es verdad o es mentira todo lo que se ha contado sobre él.
- Has sido tú... ¿no es cierto?.
- ¿Acudirás?.
El comenzó a repasar en su memoria.
- ¡Toma el mando tú!. Ahora eres tú, y sólo tú, quien debe demostrar lo que aprendiste de mi.
- Toma mi relevo... pero dale tu propio carácter.
-¡Elije tu propio camino!
Aún estaban en sus pensamientos las palabras aquellas...
- Acudiré.
La muchacha del teatro se levantó, apagó el televisor y se sentó, de nuevo, junto al joven licenciado. La tenue música ambiental seguía sonando en la estancia. Se produjo un breve espacio de tiempo en que ambos permanecieron concentrados y escuchando el silencio que aquella música despertaba en sus espíritus.
- ¿Quieres que te prepare algo?.
- Prefiero invitarte yo. ¿Deseas venir conmigo a comer a un buen restaurante?.
Ella volvió a sonreírle.
- Acepto pero sólo con una condición: que no hablemos, durante la comida, nada sobre el asunto de la secona.
- Hablaremos de cualquier cosa menos de ella...
- Es que quiero que te relajes, lo suficiente, como para acudir totalmente tranquilo a la entrevista.
- ¿A dónde quieres ir?.
- Aquí, al lado, hay un restaurante chino muy económico.
- ¡Espera un momento!. ¡Nada de restaurantes chinos!. ¡Vamos a ir a "El Frac"!.
- ¡Pero si ese es el restaurante más caro de la ciudad!.
- Tengo suficiente dinero...
- No quisiera que por mi culpa...
- ¿Para qué quiero el dinero si no es para usarlo?.
Ella le dio un beso largo y profundo... después se levantó, acalló la música ambiental y se introdujo en la habitación. Desde allí se dirigió al joven licenciado que aún permanecía sentado.
- ¡Te compré ropa nueva!.
- No debías haberlo hecho. Voy cómodo así.
- Pero... ¿no vamos a ir a "El Frac"?.
- De acuerdo, llevas razón. A veces es necesariio reconocer que ir de acorde con un contexto particular no hace perder la identidad si eres tú quien llevas tu imagen y no tu imagen la que te lleva a ti.
En un rincón de la sala, el perrillo blanco y negro dormía profundamente como si el tiempo se hubiese detenido sobre él y le hubiese convertido en un adorno. Un hermoso adorno para ser acariciado. Eso fue lo que hizo el joven licenciado. Se levantó. Se acercó al perrillo blanco y negro y le acarició suavemente. El perrillo blanco y negro abrió lentamente los ojos, lamió la mano que le acariciaba y siguió durmiendo...
Como todos los domingos, "El Frac" estaba concurridísimo. La clase alta de la sociedad acudía, religiosamente, al restaurante. Gracias a que su padre era muy conocido en aquel lugar, el joven licenciado pudo ocupar una mesa donde se encontraba en compañía de su pareja.
En aquel ambiente selecto, por todos los lados desde donde se mirase, la muchacha del teatro se veía radiante y feliz. Mientras comían observaba a a quel joven que, vestido tan elegantemente, daba su imagen más profunda. Pensó que se encontraba no ante el muchacho juvenil con el que tan corrientemente se le identificaba como el joven licenciado sino ante todo un hombre. Era la ocasión en que le pudo observar con más admiración. Buscó los ojos de él...
- ¿En qué piensas? -le preguntó intentando descubrir sus pensamientos.
- La había idealizado demasiado... ¿sabes?.
- ¿De quién me estás hablando?.
- De una mujer que, en realidad, no es importante saber dónde la conocí. Pudo haber sido en cualquier lugar y en cualquier instante. De todas formas no era un amor real.
- ¿Era un amor ficticio?.
- Tampoco era un amor ficticio; pero no hubo, si se puede decir así, nada más que un encantamiento. Yo buscaba una sensación real pero ella me ofreció sólo una apariencia de sensación real.
- ¿Por qué te alejaste de ella?.
- Fue sólo una ensoñación menor, no un gran sueño sino una ensoñación más de las muchas ensoñaciones menores que tuve que pasar. Fue sólo una ensoñación menor que, cuando quise atraparla, se me escapó de entre las manos. No fui yo quien me alejé; fue el propio sueño que se disipó porque no era un sueño lo suficientemente grande.
- ¿Sabes algo de ella?.
- ¿De cuál de ellas?.
- Pero... ¿es que había varias?.
- Si y no. Sí porque eran diferentes y no porque eran únicas.
- Me refiero a la que estás pensando ahora.
- Creí que se había muerto. Ahora sé que está viva... pero yo ya maté su recuerdo. Lo hice porque era necesario, no por egoísmo precisamente, sino para poder continuar...
- Te hizo daño... ¿verdad?.
- Me hizo daño pero...
- ¿Hay algo más?.
- No... no hay nada más... sólo quería decir que sobreviví. Me di cuenta de que su sueño y el mío eran incompatibles.
- ¿La has visto alguna otra vez?.
- Sí. Mas la contemplé sólo como a un reflejo del pasado. Un mismo error no suelo cometerlo dos veces. No por inteligencia sino por autodefensa. Pero... ¿por qué no me cuentas algo de ti que yo no conozca?.
- De mí tú lo sabes todo. Aunque pertenezco al mundo del teatro y la televisión tengo una experiencia vital muy sencilla. Tal como me conoces es como soy. No he tenido sobresaltos de espíritu. Antes de conocerte a ti no tuve tiempo de conocer a ningún otro hombre. Ya sabes lo joven que soy. Y mi presente también lo conoces...
Él no quiso volver a penetrar en el juego de las verdades y las mentiras. Cada vez que la miraba, profundamente, descubría una ocultación. Sabía que aquella muchacha era una verdadera amiga, quizás hasta le amase de verdad, pero había cambiado. Quisiera o no quisiera reconocerlo ella había cambiado. Y no quiso convertir el diálogo en un juicio de reproches pues seguía opinando, razonablemente, que no le pertenecía ya que no había un compromiso más allá de la mutua atracción.
- ¿Te importa si enciendo la pipa?.
- En absoluto.
Al poco tiempo ella quedó observándole fijamente mientras el expelía el humo sin tragar ni tan siquiera un solo gramo de él.
- ¿Qué es lo que miras tan detenidamente?.
- Me gusta intentar interpretar tus pensamientos a través de las volutas de humo. Cuando salen como nubes creo que estás planteándote alguna incógnita que luego, cuando las rompes en una sola dirección, la resuelves por algún escondido atajo que encuentras.
- Pues lo hago sin pensar...
- ¡Eso es lo sorprendente!.
El joven licenciado llamó al camarero para pagar y luego se dirigió a ella.
- ¡Vámonos!. ¡Se nos está haciendo demasiada larga esta comida!.
La muchacha del teatro descubrió que, una vez más, había hallado el atajo y se le escapaba la ocasión de poder interpretarle por completo.
- La próxima vez será... -pensó ella.
En la puerta del restaurante él volvio a hablar.
- Me gustaría quedarme solo e ir, con mi propia responsabilidad, a la emisora de tlevisión... ¿no te importaría anotarme la dirección?.
Ella sacó una de sus tarjetas de presentación de su bolso y la escribió en el reverso de la misma... pero añadió un número de teléfono.
- Aunque nadie se dio cuenta, en el estudio he instalado un teléfono. Este que te anoto. Cuando termine la entrevista me llamas...
- Así lo haré -y le dio un beso en la parte izquierda de la cara.
- Por favor... ¿el director del programa "Cuéntanos"?.
- Perdone, pero es una directora. ¡Sígame!.
El empleado le condujo a través de los pasillos. Por allí circulaban payasos vestidos de payasos, chicas con trajes de ballet, algunos hombres con auriculares sobre la cabeza, indios haciendo el indio, vaqueros haciendo el indio también y hasta otros que llevaban pajaritas en el cuello en lugar de corbatas, azafatas minifalderas, personas varias que pululaban de un lado para otro. Hasta que se detuvieron ante la puerta de un despacho. El empleado tocó la puerta y, ante una respuesta afirmativa, la abrió.
- Buenas tardes... preguntan por usted.
El joven licenciado atravesó la puerta.
- ¡Tú!. ¡Qué bien que hayas venido!. No sabíamos si ibas a aceptar nuestra invitación. Tanto es así que teníamos otra entrevista concertada. ¡Espera un momento!.
La directora del programa "Cuéntanos" descolgó el teléfono y marcó un número.
- ¡Anulad la entrevista con el político!. ¡Hemos conseguido que viniese "el joven de la seta"!. Hay tiempo más que suficiente así que... anulad la entrevista con el politico y seguid adelante con la altenativa A del programa!.
Colgó y se volvió a él.
- ¡Todo arreglado!. ¡Queda una hora para que salgas en pantalla!. ¡Tranquilo!.
- Yo estoy tranquilo.
- Te acompaño a la sala de maquillaje.
- Espere... Espere... Yo no me maquillo. Lo siento, pero prefiero salir tal como soy al natural.
- ¡Pero aquí todos nos maquillamos!.
- Yo deseo no aparentar ninguna imagen que luego no sepan reconocer las personas. Si no es importante... prefiero salir sin maquillaje.
- Es importante... pero no imprescincidble. ¿Te apetece un café?.
- Eso sí.
Ella contempló a aquel hombre poseedor de una mirada tan ingenua y sintió enormes ganas de ayudarle.
- Te voy a avisar de un detalle muy importante. El presentador de "Cuéntame" tiene muy mala leche y siempre logra poner en entredicho al entrevistado de turno. Busca cualquier motivo, aunque sea una banalidad, para colocarle en evidencia ante el público. Él, y sólo él, se autodenomina "Rompemitos" y va a intentar ponerte nervioso. En eso consiste el enorme "gancho" que tiene este programa. Te va a buscar todas las "cosquillas" que pueda con la intención de desmoronarte y hacerte pasar por un loco, alguien más también está deseando que eso ocurra porque te tiene envidia. Pero ese alguien más no tiene ninguna importancia para nosotros así que no le invitamos jamás como espectador porque sí que es demasiado cabrito.
- Me imagino quien es.
- Aciertas.
- Pero no necesito decirlo porque él también sabe que yo lo sé.
- Entonces ya sabes que se trata de tu hermano mayor.
- Escuche. No me interesa. Ni para bien ni para mal. Simplemente desconocía que tenía yo un hermano mayor.
- Es el secreto que te han guardado siempre en tu casa.
- Me parece hasta ridículo pensar en eso. Pero no hablemos de ese tema porque no le doy importancia alguna.
- Pues él lleva toda la vida intentando hacerte daño...
- Le repito que no tiene importancia alguna para mí y que jamás me ha importado... pero sabía que había alguien dirigiendo toda esa macabra persecución.
- La envidia, joven, la envidia.
- No me interesa la envidia. Ni le odio ni tengo ira contra él. Por eso duermo totalmente tranquilo y es posible que él tenga que tomarse calmantes para dormir. Pero como sólo es una suposición...
- Que no. Que no es una suposición. Que es verdad que ha estado siempre intentando hundirte.
- Desearía ya cambiar de tema. Ni tengo ninguna clase de resentimiento. Sólo quiero que usted sepa que lo supe desde muy niño.
- En efecto. Fue desde muy niño desde cuando te odia.
- ¿Por qué?.
- Porque no es tu hermano mayor sino tu hermanastro y por eso vive con otra madre que no es la tuya.
- Siempre supe que mi padre no era un santo precisamente... pero tampoco a él le tengo ningún rencor y además le respeto aunque mi camino no sea el que él quiso que fuese. Y en ese mismo asunto también me pasa lo mismo con mi madre. Cambiemos de tema por favor.
- Entonces sigamos con el famoso "Rompemitos". Teníamos apalabrado a un político al que iba a intentar destrozar verbalmente; pero al que le tiene unas ganas enormes de atraparle es precisamente a ti. Te lo aviso porque es justo que lo sepas antes de decir sí o decir no. El café es una trampa que emplea para lograr sus fines. Aún puedes renunciar a la entrevista. Tengo tiempo de dar otra contraorden.
El joven licenciado sonrió noblemente.
- Vamos a por el café...
A las seis de la tarde ya una gran cantidad de jóvenes, de ambos sexos, se iban agrupando en torno a la plaza desde donde partía la más amplia avenida de la gran capital. Frente a ellos un fuerte grupo de policías, montados a caballo, se mostraban intranquilos, nerviosos, en tensión. Los jóvenes del MJP, el Movimiento de Jóvenes por la Paz, también.
A las siete y quince minutos exactamente, el joven licenciado se encontraba sentado junto a un elegantísimo presentador televisivo medio calvo, bajito, de cabeza grande, con los cabellos plateados y la mirada de los hombres que aparentan haber conocido todos los caminos de la vida. De pie esperaba una bella azafata.
El plató era una extensísima sala dividida en dos partes: una amplia y espaciosa, con escenario rodeado de numeroso público y otra pequeña, separada de la primera por un tabique de madera conglomerada, acristalada y muy moderna en su decoración, donde se encontraban, sentados, ambos hombres y, de pie, la bella azafata.
- Por favor, señorita, ¿puede servirnos unos cafés?.
El joven licenciado sabía que ya le estaba preparando la trampa.
- ¿Cómo lo desea? -le señaló la bella azafata.
- ¡Aquí solemos tomarlo solo y bien cargado. Es un café excelente y da lástima estropearlo con el agua! -apuntó el presentador con voz de prepotencia, medio calvo, de cabeza grande y cabellos plateados, enfatizando mucho sus palabras.
El joven licenciado le miró directamente, sonrió una vez más y aceptó.
- Sirvámelo solo y bien cargado.
A través del tabique se escuchaba a un grupo musical entonando una canción. Era una melodía muy pegadiza y bailable. Su estribillo sonaba.
No quiero ser
un sueño en tu equipaje.
Quiero vivir
dentro de mi traje.
Mi libertad
no ansía tu ropaje
sino volar
gozando del paisaje.
Yo al final
me llevo lo que traje
y deseándote la paz
me marcho sin ultraje.
La bella azafata trajo los cafés y, depositándolos sobre la mesa de cristal, se volvió a situar, de pie, observando las manos del joven licenciado. Le sorprendió, enormemente, que éste tomase la taza no por el asidor y con los dedos, como hacía el expertísimo presentador, sino con toda la mano puesta en la taza y justamente por la parte opuesta al asidor. Lo hacía como acariciando firmemente a la taza.
- ¿Por qué la agarrará así?. Cuando termine el programa se lo pregunto, porque yo no me quedo sin saberlo... -meditaba la bella azafata.
Esta misma, situada en un lugar estratégico, se quedó observando, ahora de manera comparativa, las manos de ambos hombres. Eran finas y delgadas. La forma que tenía el presentador de tomar la taza de café, sobreconocida por ella, era la típica representación de la super elegancia, de la armonía estética establecida por las normas educacionales, la misma imagen del refinamiento. La forma de tomar la taza del joven licenciado representaba una cosa totalmente desconocida para ella, tan acostumbrada como estaba en observar a personajes de gran personalidad. No sabía descifrar aquel mensaje y, por ello, estaba muy interesada en descubrirlo.
También podía observar, desde aquel lugar privilegiado, los ojos de ambos personajes. La mirada del presentador expresaba una fina ironía, de esa fina ironía propia de los avezados en el arte de mirar. La del joven licenciado era, sin embargo, algo más alternativa. Le había observado la mirada ingenua con la que entró en el estudio y también había comprobado la timidez cuando la miró para pedirle el café pero, ahora, su mirada se había vuelto firme, no dura pero firme. Aquella rápida y espontánea forma de mirar la atraía enormemente. Supo, enseguida, que iba a presenciar un enfrentamiento muy interesante no por el tema sino por la acción de ambos. El tema era lo de menos. Quizás hasta intrascendente o quizás algo interesante. Era la primera vez que no había tema premeditado. O eso era lo que suponía ella.
- Hoy va a ser más emocionante de lo normal porque nada hay premeditado -pensó otra vez para sí misma.
Y comenzó a poner una gran atención sobre los dos.
- ¿Puedo fumar? -señaló el joven sacando la pipa del bolsillo interior de su americana.
- ¡Si no hay más remedio! -contestó, risueño pero molesto, el presentador.
- Si... hay remedio... ¡prohibámelo!...
El presentador se sonrojó porque, ante la bella azafata, había sido pillado en un error de prepotencia. Y a él los errores le molestaban en demasía.
- ¡No!. ¡No!. ¡No faltaría más!. ¡Debes saber que yo soy muy demócrata!.
La bella azafata comenzó a sonreír sin mirar a ninguno de los dos.
- ¡Te vas a enterar!. ¡No sabes lo que te espera! -murmuró, para sí mismo, el famoso presentador televisivo sin cambiar su irónica postura de macho dominante.
La bella azafata se dio cuenta, porque conocía demasiado bien a aquel machista presentador, que iba a intentar destrozar, periodísticamente, al joven licenciado. Sabía de sus grandes cualidades lingüísticas, de sus fáciles manejos literarios, de su exagerada prosopopeya... y sintió un poco de tristeza porque aquel joven licenciado le había caído muy bien.
Sonó un pequeño timbre situado en el espacio que ocupaban los tres. Dejó de oírse el ruido del salón principal (mediante un avanzadísimo sistema de insonorización) y, a un aviso del cámara que se encontraba ante el presentador, comenzó a salir la imagen por el televisor.
En su estudio, la muchacha del teatro observaba detenidamente el televisor.
Comenzó el presentador.
- Buenas tardes... al final lo hemos conseguido... hoy en este "Cuéntanos" que sólo busca que ustedes deescubran la verdad o, en su caso, la mentira de todos aquellos y aquellas, por supuestísimo también aquellas, que, demostrando poseer la cualidad del valor en sus seguridades... tienen la virtualidad de ofrecernos sus personalísimas personalidades...
Gestos reposados, cómodos, amplios y extensos en el famoso presentador televisivo.
- ... Aquí tenemos hoy... para saciar el interés de todos ustedes... y sólo para saciar el interés de todos ustedes...
Recogida sonrisa irónica del presentador.
... A ese joven que ha desatado las más vivas inquietudes... las más vivas expectativas, las más vivas polémicas...
Pausa profunda en el habla del famoso presentador.
- ...Hoy hemos conseguido...
Repetición empalagosa del presentador mientras se mulle en el asiento.
... En "Cuéntanos"...
Nueva pausa profunda en el habla del presentador.
... Nada más y nada menos... nada menos y nada más...
Nuevo estiramiento del presentador.
... Al... sí señores... sí señoras...
Más acercamiento, hacia adelante, del famoso presentador televisivo.
... Creánselo seriamente... al verdadero... al genuino... al personalista...
Sonrisa profunda del presentador.
... "Joven de la Seta".
Estiramiento brusco y profundo de ambos brazos del presentador hacia adelante.
Entró en acción la cámara situada frente al joven licenciado. En la pantalla apareció la imagen de aquel tan esperado y enigmático personaje. Una densa nube de humo, que despedía su pipa, hacía totalmente borrosa y difuminada la imagen de aquel rostro.
En su estudio, la muchacha del teatro, observaba muy nerviosa.
Poco a poco la imagen del rostro del joven licenciado iba aclarándose mientras el humo desaparecía pero, antes de llegar a la nitidez suficiente como para descubrir sus facciones, comenzó a funcionar la tercera cámara; la que estaba situada frente a la bella azafata que, tomada de improviso, no se dio cuenta que estaba siendo filmada en un primer plano. La cámara fue abriendo dicho plano. La bella azafata fue siendo recogida hasta llegar a su totalidad. Su cuerpo discurría por la cámara. Desde el rostro se fue abriendo: el primer plano, el plano medio, el plano americano y... por fin... el plano general. La bella azafata entera y los perfiles de ambos hombres. Claro y nítido el del presentador. Difuminado, todavía, el del joven licenciado. La cámara fue reduciendo la imagen de la bella azafata mientras agrandaba la de los dos varones.
En su estudio, la muchacha del teatro se removìa nerviosamente.
En la avenida principal de la gran capital ya comenzaba la manifestación. Todos los jóvenes, allí agrupados, comenzaron a desplegar pancartas y, a las órdenes de las consignas que les indicaban desde los altavoces, sus líderes e irresponsables dirigentes que, aupados en automóviles descubiertos, gritaban enfervorizados, con sus brazos bien en alto, comenzaron a caminar. Ondeaban las banderas con las siglas MJP grabadas en color verde sobre el fondo completamente rojo. Cientos de pancartas, estratégicamente repartidas entre los manifestantes, daban un tono de "procesión gráfica dialéctica". Se oían las voces, agrupadas, de decenas de miles de juveniles gargantas. Jóvenes que, precisamente por su edad, no sentían temor a lo que allí, frente a ellos, les esperaba. El choque era inminente. Nadie podía, ya, detener el enfrentamiento. A las voces de ¡¡No... no... no nos pararéis... nosotros triunfaremos... vosotros abandonaréis!!; "¡¡Aquí estamos... nosotros no intoxicamos!!" y el ya clásico "¡¡Sí... sí... libertad... lo de la seta es verdad!!".
Era ya imposible detener aquello. Algunos, aunque muy pocos, llevaban la fotografía del joven licenciado.
Con la cámara fija, la figura nítida del presentador medio calvo y de cabellos grises, resaltaba sobre la figura borrosa del joven licenciado, que seguía fumando, cuando se dispusieron a comenzar el diálogo.
- Lo siento por ti... pero te voy a desmitificar de una vez por todas -sonreía, para sus adentros, el presentador televisivo mientras se arrellenaba en su silla. El joven licenciado, levemente recostado, tenía la pierna izquierda cruzada sobre la derecha.
- ¿Qué opinas de las mujeres?.
- La mujer es digna hasta desnuda.
El presentador fue pillado por sorpresa. Una vez más aquel joven acababa de detener el golpe. Y no solo eso. Hasta la bella azafata notó la diferencia: mientas el famoso presentador televisivo había empleado una desagradable suficiencia, de carácter netamente machista, generalizando en la pregunta; el joven licenciado había respondido, firme y serenamente, singularizando a la mujer. El que manejaba la cámara, observador igualmente, enfocó el rostro de la bella azafata que miró, sorprendida, a a quel que era capaz de decir algo tan profundo y bello a la vez. La cámara volvió al plano de los dos hombres.
- ¡Te vas a enterar! -pensó el presentador que ya no sonreía y se había echado hacia adelante mientras el joven licenciado permanecía en la cómoda pero sencilla postura que no había cambiado para nada.
- Pues hay quienes dicen que no te gustan.
- También se decía que la Tierra era plana.
El joven licenciado volvía a detener el ataque con la simple fórmula de no entrar en la cuestión pero dejando claro la ignorancia del presentador.
- ¡Te tengo que destrozar! -seguía meditando el famoso televisivo mientras la cámara seguía enfocando a ambos.
El famoso presentador televisivo desvió su mirada de la mirada del joven licenciado y tuvo que mirar las preguntas que tenía anotadas en un folio. Había perdido algunos grados de seguridad. El rostro del joven licenciado aparecía difuminado pero ahora algo más nítido. Ya no fumaba. De la bella azafata sólo se veían sus largas y bonitas piernas. Las tazas de café permanecían, ya vacías de contenido, sobre la mesa.
- Se comenta que confundes la realidad con la fantasía.
- Es otro error de los ignorantes. La fantasía es una de las tres partes de que se compone la realidad del ser humano.
El diálogo se había vuelto trascendente. El presentador abandonó todo lo que tenía preparado. Dejó los folios sobre la mesa y, olvidando ya toda precaución, se lanzó, abiertamente, a un diálogo profundo e improvisado. Ya las cámaras sólo les enfocaban alternativamente el rostro de cada uno de ellos. Cada vez más nítido el del joven licenciado, pero todavía borroso.
- ¿Cómo en el film de Vittorio De Sica?.
- En efecto. Como la famosa película "Pan, amor y fantasía".
Los golpes ya no sólo eran detenidos por el joven licenciado sino que era él el que golpeaba porque, resultaba, que en realidad se sabía que aquel famoso presentador televisivo daba pie a muchos comentarios de que era homosexual.
El diálogo tomó un curso febril
- Vayamos por partes. ¿Qué corresponde al pan?.
- No a la obligación del trabajo sino al derecho natural que todo ser humano tiene al trabajo. No a un trabajo indigno sino a aquel que enaltece sea cual sea su característica. El trabajo dignifica sólo cuando el pan se consigue de manera dignificante; no aminorando la libertad de un ser humano y no destruyendo la categoría de un ser humano.
El presentador "Rompemitos" se quedó con la cara más blanca que el cemento pero reaccionó a duras penas.
- ¿Y al amor?.
- Voy a contestar con un sólo axioma: Sólo merece la pena morir por la libertad y sólo merece la pena vivir para el amor.
Ahora el presentador tuvo que hacer un esfuerzo para no ponerse rojo de vergüenza.
- Y en todo este sentido... ¿qué significa la fantasía?.
- El espíritu. Aquello de lo que, si se carece, nos convierte en muertos vivientes.
Nuevo error del famoso presentador televisivo del cual se opinaba que era homosexual. Él había querido referirse a "la historia del hombre" pero el joven licenciado había respondido con "la historia de la humanidad" La bella azafata ya no dejaba de sorprenderse. Con un movimiento instintivo, sin deseos de confabularse con el presentador sino con el gesto de querer complacer al joven licenciado, volvió a llenar las tazas de ambos: el que parecía dudoso que fuese un hombre y el que era un hombre de verdad,
Esta vez empezó por la taza del joven licenciado mientras ellos seguían mirándose frente a frente...
- ¿Me quieres indicar qué partido político cumpliría con ese ideario?.
- Es que parece mentira que, ya al borde del siglo XXI, estemos todavía basándonos en los partidos políticos. Es hora de dar paso a otra etapa histórica en la Humanidad entera. Ya no deberíamos seguir eligiendo los gobiernos en base a tal o cual partido sino que deberiamos elegir a personas y cuando digo personas quiero decir personas dignas. Deberíamos elegir a los más capacitados para ocupar las jefaturas y los ministerios e, igualmente, todos los cargos de la sociedad pública sea cual sea el área: la cultura, la economía, el ocio... todo debería estar dirigido por los más capacitados y, por supuesto, por encima de los partidos políticos. Yo aboliría, por completo, a todos los partidos políticos y organizaciones sindicales que sean correas de transmisión de los idearios de dichos partidos políticos... ¿sigo?.
El presentador estaba enmudecido porque pertenecía al partido que se encontraba en el poder de la nación por mayoría absoluta en las urnas, pero reaccionó.
- Sigue.
- Gracias por tutearme pero no me lo merezco.
- Entonces... siga por favor...
- Debemos confiar, de una vez por todas, en el ser humano como valor suficiente y no al ser humano afiliado a tal o cual idea. Afiliarse a una sola idea es castrar la libertad de esa idea. Hay que ser libres para poder ejercitar nuestra sabiduría. Tienen que ser los que tengan dones suficientes, y lo puedan demostrar, aquellos que ocupen un cargo para lo que han sido nombrados por la Naturaleza. Aquellos hombres y mjeres que la Naturaleza les ha hecho verdaderos hombres y verdaderas mujeres.
El famoso presentador televisio ahora sí que se puso rojo de vergüenza.
- ¿Puedo terminar de responder?.
- Puede, señor, puede.
- Gracias por lo de señor pero tampoco me lo merezco.
- Entonces siga...
- Para ello, desde luego, debe existir el seguimiento de los mejores y la igualdad de oportunidades para todos y todas... para que puedan demostrarlo en la prácitca. El mundo actual es un absurdo casi total. Ya he terminado... caballero... si usted desea señalarse como caballero...
En la avenida principal de la gran capital ya se estaba produciendo el enfrentamiento: los policías a caballo y un grupo de antidisturbios, que se habían sumado a la represión, comenzaron a cargar contra las decenas de miles de manifestantes que se defendían arrojando piedras y toda clase de objetos que encontraban en su camino. Los enfrentamientos, que llegaban a ser incluso de cuerpo a cuerpo, eran en realidad brutales y, como siempre, los débiles eran quienes llevaban la peor parte. Los dirigentes del MJP, completamente asustados por el cariz que había tomado el asunto, sugerían mensajes de retirada a tiempo a través de sus altavoces. Habían ido retrocediendo hasta las últimas filas de la manifestación para salvar su pellejo a costa de exponer a sus jóvenes seguidores y, desde la cómoda retaguardia, gritaban estentóreamente para que aquella masa de jóvenes encolerizados por su culpa, abandonasen el campo de batalla. Pero aquellos jóvenes estaban excitados por culpa de sus irresponsables líderes y dirigentes y ya nadie los podía frenar. Era la violencia contra la violencia y comenzaron a aparecer los primeros heridos por ambos bandos.
- ¿No sabes lo que dijo aquel sabio de que "todo es relativo"?.
- Decir eso es una especie de cobardía...
El presentador se puso colérico.
- ¡Yo no lo he dicho!. ¡Lo ha dicho un sabio... y si lo ha dicho un sabio...!.
- Pues vuelvo a repetir que, tanto si lo ha dicho un sabio como si lo ha dicho un necio, y no se pique por favor con eso de necio, es una cobardía.
El presentador intentó calmarse.
- ¿Por qué?.
- Porque, aunque es cierto que muchas de las cuestiones humanas son relativas; también es cierto que hay muchas cuestiones humanas que son absolutas. Que usted y yo estemos hablando aquí, acerca de diversos temas, es de un valor absoluto o por lo menos en cuanto a mí se refiere; que el sol alumbra y alimenta a la Tierra, es un valor absoluto o por lo menos así lo entiendo yo; que podemos expresarnos porque podemos desarrollar los sentidos, es un valor absoluto o por lo menos eso practico yo; que existe la vida y existe la muerte... ¿es de un valor absoluto?.
- Por supuesto que sí.
- Pues se equivoca usted una vez más. Sólo me resta decir una cosa... ¡He terminado!. Si quiere usted mayor explicación sobre la relatividad de la vida y la relatividad de la muerte busque entre sus famosas fuentes informativas que yo, repito por última vez, ya he terminado.
Y el joven licenciado se levantó, dio las gracias y se marchó sencillamente tal como había entrado, caminando despacio y con las manos dentro de los bolsillos de su pantañon pero sin ninguna respuesta premeditada y menos aún apuntada en unos folios. como sí lo había hecho el famoso presentador televisivo del cual se dudaba a qué género pertenecía. En el pasillo encontró un teléfono y llamó a la muchacha del teatro.
- ¡Sé que eres tú!. ¡Has tenido genial!.
- Yo aclaro que sólo he estado.
- Siempre igual...
Y el jo9ven licenciado colgó mientras la mano femenina de la bella azafata le tocó el hombro derecho. Se volvió.
- Perdona... ¿puedo hacerte una pregunta?.
- Ya no es hora de hacer preguntas ni respuestas sino de cumplir acciones.
- Eso es precisamente lo que te quiero pedir que me expliques. Una acción.
- ¿Cuál de ellas?.
- ¿Por qué agarras las tazas de café con toda la mano y por el lado opuesto al asidor?.
- Porque así siento más su intensidad... algo así como si fuera un beso de mujer.
- Pero no me es suficiente esa explicación.
- Ahora lo vas a entender mejor. Escucha. Lo hago así porque es la forma que tengo de agarrar la cara de una mujer para darla un beso. Con firmeza pero con suavidad al mismo tiempo.
La bella azafata no pudo evitarlo y le dio un beso en la parte derecha de su rostro.
- Gracias.
- Te lo merecías.
Y la presencia de él y de ella se disolvió por el pasillo mientras la manifestación de la avenida principal de la gran capital también quedó definitivamente disuelta.
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Novela de Ficcin hy realidades.

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Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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