Del libro "Por si las moscas..." - Apartamento 1602
Publicado en Feb 25, 2011
APARTAMENTO 1602
Deseo permanecer en este apartamento mientras viva en la ciudad y el propietario no decida lo contrario. Tiene dos goteras: una en un rincón de la cocina y otra en la puerta principal que algo han cedido frente a los aguaceros, pero no lo suficiente, pese a la buena voluntad de los que insisten en erradicarlas. Lo demás es medianamente aceptable, aunque los acabados y las puertas interiores dejan mucho qué desear. Aquí vivo lleno de luz y besado por la brisa, pues procuro tener las ventanas abiertas, incluso por las noches. Si despejadas, para dejar que la Luna y las estrellas iluminen mi rostro mientras duermo o me hundo en profundas reflexiones. Si tormentosas, para mirar a través de los cristales los ágiles relámpagos con patas de gallina y escuchar la tronamenta que le sigue mientras el viento gime contra el edificio, además de dialogar con los gruesos goterones que atacan despiadados por las celosías. Es emocionante observar cómo el universo se acerca hasta mi alcoba para conversar sobre asuntos que a los dos nos apetecen; en ese momento sé que la soledad no existe, que es apenas un cuento de seres inseguros, ciegos y sordos ante el lenguaje de los elementos desatados por furias ancestrales, o arrullador y sereno como la placidez. No niego que sería deleitoso compartir estas experiencias deslumbrantes con una mujer sensible, inteligente y bella que, sin olvidar sus desbordamientos eróticos, se apasione también por esas maravillas que palpitan en el centro de la naturaleza, porque para sexo, ¿únicamente para sexo?, me basta y me sobra con las putas, más económicas y menos complicadas que tantas relamidas señoras de la casa. O en su defecto, una paja de padre y señor mío en presencia de un cielo huracanado, cuando no frente a la ya estuprada Luna, el coqueto parpadear de los luceros, las remotas y arcanas nebulosas, las míticas figuras de las constelaciones y el diáfano espinazo de nuestra Vía Láctea.
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Verano Brisas
Caranndor
un cordial saludo y muchas gracias porque sus poemas me llevan lejos de esta ruidosa ciudad.
Caranndor
Verano Brisas
Filiberto Oliveros
abolengo, recreas, alojado en el apartamento 1602, de múltiples y ardorosas capacidades sexuales
para satisfacer sus apetencias, a un personaje, al amparo de una expresión que se estila mucho
en mi tierra venezolana, hermana de la tuya : "el llanero es del tamaño de su compromiso". Formidable
ese personaje que tu has idealizado.
Felicitaciones, recibe máximas calificaciones y mi fraternal abrazo. Filiberto.
MARINO SANTANA ROSARIO
UN PLACER LEERLO,ABRAZOS
MARINO.