Aun...puedes amarme?
Publicado en Feb 27, 2011
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Nunca me había parado a pensar en lo corta que es la vida, incluso, alguna vez llegue a pensar que era demasiado larga... hasta hace un siglo atrás.

Mi nombre es Elizabeth, pero, cuando aun vivía, solían llamarme Liz o Lizzie, yo, como cualquier otra adolescente de dieciséis años solía preocuparme mas por el baile de graduación que por el calentamiento global, la inseguridad o la política. Era una chica promedio, de metro sesenta, ni muy baja ni muy alta, flaca, pero no en exceso, extremadamente pálida, debido a mi nula tolerancia al sol que me obligaba a llevar bloqueador las veinticuatro horas del día, mis ojos grises que me daban un aspecto frío y altanero que desentonaba totalmente con mi carácter tímido y sumiso y mi cabello demasiado negro que resaltaba aun mas el color de mi piel, como verán no me creo una chica bonita, además, siempre fui considerada un ratón de biblioteca, por mis impecables notas, mi ropa demasiado holgada y fuera de moda, junto con mis gafas. Pero a pesar de todo esto, yo era una soñadora que esperaba a su príncipe azul, a pesar de saber muy bien que yo no era ninguna encantadora princesa.

Faltaban dos semanas para el baile de primavera cuando lo vi por primera vez, él parecía una divinidad griega de las que tanto me gustaba leer, se encontraba recostado contra un árbol, guarecido en las sombras del mismo, sosteniendo en una de sus manos un libro de aspecto antiguo que se encontraba leyendo mientras que la otra se encontraba dentro del bolsillo delantero de sus jeans rasgados artísticamente, el me sorprendió observándolo y pude sentir como el fuego se apoderaba de mis mejillas, me había sonrojado, tanto porque me había pillado observándolo (prácticamente babeando), como porque tenia los ojos mas bellos y fascinantes que yo había visto en mi vida, de un verde musgo, llenos de carácter y con un brillo atípico, lleno de rebeldía e insolencia juvenil, no podía dejar de hundirme en ese mar esmeralda, él me guiño un ojo y me dedico una sonrisa maliciosa antes de volver a su lectura, mientras yo, a su vez, volvía al mundo real, me encontraba parada frente a la puerta del instituto interrumpiendo el paso, sonrojada y con una pila enorme de libros que hacían temblar mis frágiles brazos, sacudí mi cabeza para despejar mi mente y emprendí mi camino hacia la biblioteca de nuevo, apurando el paso.

El día paso muy rápido, y en su transcurso me sorprendí varias veces pensando en aquel desconocido, preguntándome cuál seria su nombre o si estudiaría aquí, era una tonta, y lo sabia, pensando en alguien que solo vi por unos segundos, pero su inhumana belleza me había cautivado, y eso, me aterrorizaba.

El horario escolar termino y yo tome el autobús para regresar a casa, como siempre no había nadie, yo vivía prácticamente sola, mi madre había muerto cuando yo tenia cuatro y mi padre viajaba todo el tiempo para cuidar de sus inversiones y de su empresa en Estados Unidos, además, yo sabia que otra de las razones por las que nunca se quedaba mas de una semana en Londres era por que nunca pudo recuperarse de la muerte de mama y aquí todo le recordaba a ella. Saque una pizza congelada y la puse en el microondas, mientras esperaba fui a dejar mis cosas en mi habitación y a ponerme cómoda, tome "Sensatez y Sentimientos" de mi mesa de noche y volví a la cocina, cene mientras leía, ya que no me gustaba la televisión, y luego me fui a dormir, recuerdo que esa fue la primera noche que soñé con esos ojos verdes y esa sonrisa maliciosa.

Los días pasaban rápidamente y no había vuelto a ver al chico que protagonizaba todos mis sueños hacia mas de una semana, quedaban solo cuatro días para el baile y nadie me había invitado, yo deseaba mas que nada ir, pero no asistiría sin pareja, cuando llegue al instituto ese día, me dirigí hacia mi taquilla cabizbaja, y al abrirla un sobre negro se deslizo de ella cayendo al piso, me agache a recogerlo, con renovada curiosidad, olvidando momentáneamente el tema del baile, al dorso de este decía "Para la señorita Elizabeth Heimdallr". Lo abrí cuidadosamente para toparme con una hoja color rojo sangre que contenía la misma letra hermosa y pulcra, esta vez en tinta negra y decía así:

Estimada Elizabeth: sé que te preguntaras quien soy, pero no se como responder a esa pregunta, pues no nos conocemos y solo nos hemos visto una vez, pero desde ese día no he podido sacarte de mi mente, me has flechado completamente, robando mi corazón por completo, es algo que no puedo explicar, supongo que eso a lo que llaman "amor a primera vista"por eso mismo te pido que me hagas el grandísimo honor de ser mi acompañante en el baile de primavera.
Espero que aceptes mi petición, pero de no ser así te pido que pegues este sobre en la puerta de tu casillero, yo iré a verificar tu respuesta, te pido que seas sincera y aceptes solo si lo deseas, no temas herir mis sentimientos, pues lo ultimo que quiero es que te sientas obligada a ir.

Con todo el cariño que te profeso:
Thomas Sinclair.

Mi corazón latió desenfrenado en mi pecho, tenia la ilusión de que fuese "él", guarde la carta en el bolsillo interno de mi chaqueta y me metí, cuidando de que nadie me viese, en el armario de limpieza desde donde podía ver a la perfección mi casillero, era la primera vez que me saltaba una clase, pero creía que valía totalmente la pena por saber quien seria mi pareja para el baile, y entonces lo vi, era "el", se acercaba hacia mi casillero andando con gracia, sus movimientos eran felinos e hipnóticos, tanto que me pareció salir de un sopor cuando el llego por fin a su destino, le vi sonreír y luego pegar otro sobre negro en este, después desapareció de la misma forma en que llego dándome una gran vista de su parte trasera que no había tenido oportunidad de admirar con anterioridad. Ni bien lo perdí de vista corrí hasta mi casillero y tome el sobre abriéndolo a toda prisa, este decía:

Mi amada Elizabeth: si estas leyendo esto es por que has consentido en hacerme el hombre más feliz del planeta al darme la oportunidad de llevar a un ángel como tu del brazo al baile, pasare a recogerte a las nueve, espero con ansias nuestro encuentro.

Con todo el amor del que es poseedor mi corazón:

Eternamente tuyo

Thomas Sinclair.

No pude mas que suspirar, parecía salido de una novela de Jane Austen, recuerdo que en ese momento pensé en el cómo el príncipe azul con el que siempre había soñado.

El día llego, faltaba aun una hora para que Thomas me recogiera para ir al baile tal como decía en la nota, me pregunte como sabría el dónde vivía, pero luego le reste importancia, mi padre era una figura publica y localizar su residencia no seria muy difícil, mire el reloj nuevamente, las "mariposas Sinclair" estaban de fiesta en mi estomago, ¿y si no venia? ¿y si no pasaba esto de ser una cruel broma? Mi retahíla de incoherencias se vieron interrumpidas por tres suaves y ligeros toque en la puerta. Me precipite a abrirla y allí estaba él, tan perfecto como lo recordaba, su palidez resaltaba mas aun con aquel traje de un color negro tan intenso como su cabello dándole un aspecto irreal, sus ojos eran tan brillantes como los recordaba e igual de hipnóticos que aquella vez, también. En su mano izquierda sostenía un bello ramo de rosas blancas que me entrego, al mismo tiempo que con su mano libre me atraía hacia él rozando apenas sus labios con los míos, me estremecí, no porque su temperatura corporal fuese tan baja como de hecho era sino por él, ese era el tipo de reacción que él lograba en mi, el lo noto y sonrió. Solo cuando me aparte de el note que el color celeste de su corbata era del mismo tono que mi vestido, el también pareció notarlo por que me dirigió una mirada de silenciosa complicidad y sonrió mas ampliamente, mi corazón latió irregular y me sentí sonrojarme él, aun sonriente, tomo mi mano y la beso con reverencia para luego encaminarme aun sujetandola hasta su auto, un Beamer ultimo modelo color negro que estaba en la entrada de mi casa, caballerosamente, me abrió la puerta para que subiese y espero a que acomodase mi vestido para cerrar la puerta del coche y dar la vuelta rápidamente para ponerse al volante

-espero que no te importe que haya llegado tan temprano- dijo viéndose nervioso- pero deseaba verte y además...me gustaría mostrarte algo, solo si te parece bien- agrego al final y pude ver que deseaba fervientemente que le dijese que si y ¿cómo decirle que no si todo el parecía perfecto? además, era de una naturaleza demasiado curiosa y deseaba saber que quería enseñarme. Solo le sonreí y asentí, él pareció aliviado, no... mas que aliviado, parecía...victorioso, sonrió maliciosamente antes de tomar un camino de tierra.

El coche siguió adentrándose en la oscuridad del la noche y el espeso follaje, mi mente pareció despejarse, como si antes alguien me estuviese moviendo como una marioneta y de pronto yo recuperase el control de mi cuerpo y de mi conciencia, el auto freno en el medio de la nada y por primera vez note mi situación: me encontraba, vestida de fiesta, en un auto, con un perfecto perfecto extraño, sola, en medio del bosque. Él pareció notar mi nerviosismo, que rayaba a estas alturas el pánico, por que sonrió burlón y dijo con cierto retintín

-¿pasa algo, cariño?-

acentuó aun más la ultima palabra, decidí utilizar un tono tranquilo aunque tranquilidad era lo que me faltaba.

-no...¿q-que querías enseñarme?- pregunte patéticamente y mi voz se rompió en dos oportunidades.
Él soltó una carcajada dura, cruel, capaz de helar la sangre de cualquiera, como respuesta.

-oh, si pequeña, ya no estas bajo mi control, ahora debes de estar preguntándote ¿a dónde fue todo el amor que creías profesarme?-

su tono fue burlón, pero no pudo ocultar un rastro de amargura.

-te equivocas- dije sorprendida de mi renovada determinación- se que algo no funcionaba bien en mi cabeza hasta hace poco, y que ahora se desvaneció, pero puedo asegurar que mis sentimientos y la profundidad de los mismos en lo que a ti respecta no han variado en lo mas mínimo.

El me escruto con la mirada, su expresión mostraba asombro cuando vio la sinceridad escrita en mis ojos, el sonrió, sin embargo no fue una sonrisa feliz, sino todo lo contrario, fue una imagen descorazonadora y rota, el rompió el silencio, ahora su voz fue suave y amarga, sin ningún rastro de burla, llena de dolor

-quisiera poder creer que volveré a escuchar esas palabras pero se que no sucederá, pero quiero que sepas que no te odiare por que me has dado lo mas importante que he tenido nunca, me has reconocido, me has amado, y has sido la única, aunque esto acabe al conocer mi verdadera naturaleza-

antes de que pudiera replicar y protestar contra sus palabras sus manos se encontraban sobre mis desnudos hombros, haciendo que me gire para quedarnos cara a cara, el elevo con lentitud la comisura derecha de sus labios como torciendo una sonrisa, pero sin una pizca de alegría, y allí lo vi, brillando bajo la luz artificial que había dentro del coche, con una longitud impropia de los normalmente establecido en los humanos, un colmillo, una sola palabra acudió a mi mente: Vampiro.

Mi corazón tartamudeo un poco ,pero rápidamente volvió a su ritmo normal, por que en ese momento pensé que no importaba, no me importaba si el era un vampiro, un hombre lobo o si venia de Marte, yo lo amaba y esa, era la única e irrevocable verdad, sonreí al comprender esto y el bajo la comisura de su labio y frunció el seño confundido ante mi reacción.

Acabo de comprender tres cosas muy importantes- dije aun sonriente- no eres humano.

El asintió, esperando a que continuara, parecía ansioso, y a la vez confundido, supongo que esperaba que gritara e intentara escapar

-eres un vampiro- aventure una vez mas, sin perder mi sonrisa

el asintió mas shockeado que yo

y la mas importante de las tres verdades, umm...¿quieres saberla?- el susurro un pequeño, silencioso y ansioso "si"- ninguna de las dos revelaciones anteriores me importan- susurre perdiéndome en el mar esmeralda de sus ojos y lo bese. Por un momento el se asemejo mas a una estatua que a un vampiro pero luego, sus fríos y dispuestos labios se movieron con ímpetu contra los míos marcando así el ritmo.

Esa noche me entregue a el en cuerpo y alma, demostrándole que lo amaba sin importar su condición. Pero mi amor fue correspondido con una ingrata y vil acción.

Cerré mis ojos con fuerza, volviendo al presente, donde me encontraba en aquel mismo bosque, en el preciso lugar donde le entregue todo lo que tenia y era a el, pero no fue suficiente...

-me mordiste- susurro rabiosamente al aire. Pero se que toda esa rabia no es solo por el, sino también por mi misma, rabia por no poder odiarlo como se debe, a pesar de que el mato la confianza que le brinde esa misma noche hace un siglo, y rompió mi corazón una vez lo puse en sus manos, rabia porque a pesar de estar roto y silencioso, muerto; triste y patéticamente aun cada uno de los pequeños trozos de este le siguen perteneciendo y lo aman con igual intensidad que la primera vez que lo vi, a el, a mi primer beso, mi primer hombre, mi primer (y ultimo) amor y también, la razón de mis desgracias y desventuras, el ser al que debo aborrecer, por la eternidad.

Una suave brisa toco mi nuca, haciendo ondear mi cabello suavemente, y supe que era el

-te tardaste- dije secamente.

-no sabia que teníamos una cita- me contesto con serenidad, aun a mis espaldas.

-durante los últimos cien años me has seguido, pero cuidando siempre de que no nos encontremos, hoy, en este mismo lugar donde tu tomaste mi vida hace un siglo, yo he de hacer lo mismo con la tuya, pero antes quiero saber porque, ¿por qué me condenaste a una eternidad en la oscuridad?, ¿por qué tomaste mi alma sin siquiera dudar un instante? Y, ¿por qué me seguiste todos estos años? ¿Por que?

Su respuesta nunca llego.

-¡¿por qué?! Maldita sea, dime porque- grite al mismo tiempo que giraba sobre mi misma para verle, el me estaba observando también, sus ojos se veían tristes, sin el brillo que solían tener en mis recuerdos, había resignación en ellos y también...¿amor? no, no me dejaría engañar nuevamente, el se volteo a observar la luna que yacía completamente llena tras el y comenzó a hablar

-durante milenios los vampiros nos mantenemos ocultos y poseemos solo lo que tomamos, es nuestra manera de sobrevivir, lo queremos, lo tomamos, así funciona para nosotros, cuando te conocí, ya esta harto de esta vida, pero aquella noche, tu supiste el ser deplorable que yo era, y no te importo, allí supe que tu amor era real, no una de las ilusiones que nuestra especie es capaz de crear, y sucumbí ante un sentimiento en el que hasta ese instante no creía, amor. Tu no lo sabes, pero lo cierto es que cuando un vampiro se "enamora", ese amor dura lo mismo que uno, es eterno, ya no podemos ver a nadie mas, es como...como si fuésemos un planeta, y esa persona se convirtiese en nuestro sol- se volteo, penetrándome con su mirada, tan intensa que tuve que resistir el impulso de bajar la mia -una vez que te encontré supe que no te podría dejar ir, y fue instintivo, sabia que no había otro camino si queríamos estar juntos- finalizo el

yo solo me quede allí, deseando que aquellas palabras fuesen suficiente.

-y ahora me odias- dijo mirándome, sin poder ocultar el dolor que le provocaba su propia afirmación, una mirada llena de tristeza, resignación e infinito amor hacia mi persona, lentamente vi como se ponía de rodillas y extendía los brazos a sus costados- toma en mi, pues, tu venganza, estoy ya cansado de esta vida y no podría poner resistencia contra ti; ¡si la vida es perderte y la muerte tenerte, entonces prefiero la dulce dulce muerte que una eternidad sin tenerte!-.

me acerque a el, dispuesta a acabar con su existencia, pero no pude seguir, el me miro con infinita dulzura y me sonrió, casi como animándome a seguir y ya no pude negarlo mas, cada partícula del amor que tenia por ese hombre que yacía de rodillas frente a mi, resurgió con fuerza, dejándome sin aliento, era un golpe duro, aun lo amaba, nunca había dejado de hacerlo y había estado a punto de perderlo bajo mi propia mano. Colapse, cayendo de rodillas mientras cubría mi rostro con mis manos, dejando salir todo el dolor en sollozos y llanto sin lagrimas, el me abrazo y dejo que llorara contra su pecho mientras acariciaba mi cabello; pudieron pasar horas, o tal vez solo minutos hasta que logre tranquilizarme, el deshizo el abrazo y tomo mi barbilla con una de sus manos, obligándome a devolverle la mirada, sus ojos eran calidos y llenos de una dulce esperanza, cuando hablo su voz había sido embargada por la emocion

-tu...aun-aun me...amas-

yo solo asentí y un segundo después sus labios estaban sobre los míos, me estaba entregando un beso lleno de amor y necesidad, un beso que era portador de una promesa, la promesa de que nunca volveríamos a estar solos.

Por que tal vez el no es un príncipe azul, y yo no soy una princesa, porque quizás, nuestra historia no sea un cuento de hadas, y si, quizás nuestro amor sea enfermizo y masoquista, toxico. Pero es nuestro amor y es nuestra historia, y eso, es suficiente, y es todo lo que importa para mi, se que hay muchas cicatrices que sanar y un gran rencor que olvidar, pero tanto Thomas como yo... tenemos toda la eternidad.


The End


"la vida puede ser muy larga, a veces muy corta, pero entre cada amanecer y cada crepúsculo hay una nueva historia, vívela".


Izzy Armstrong
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Foto del autor Izzy Rebeld Armstrong
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Miembro desde: Jan 29, 2011
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Descripción

Elizabeth lleva una vida tranquila, es una estudiante aplicada y no muy popular en el instituto, en realidad se podria decir que es invisible. Su deseo es poder ir al baile de graduacion, es decir, ser invitada por un chico a este, su "sueo" se hace realidad, cuando un apuesto chico al que solo vio una vez parece repentinamente interesado en ella, sin embargo, su sueo parece a punto de convertirse en una verdadera pesadilla...

Palabras Clave: Vampiros muerte mentiras amor odio venganza locura perdon

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Fantasa



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