Saeta aorada
Publicado en Feb 28, 2011
Y partí...
En una larga caminata nocturna sin regreso ni despedida.. Atravesé los desiertos de una ciudad oscura y desconocida... Desafiándome a las brusquedades de mi propia vida. Con mi dignidad, como papel arrugado, viviendo mi fantaseada mentira. Solo, agobiado, frustrado... ¡Con la confianza perdida! A las espaldas quedaron mis sueños abandonados... Atrás quedaron amores, tentaciones y avaricias... Y seguí... Fingiendo que vivía, aunque no vivía... Simulando que amaba, pero odiaba... Creyendo que sonreía, sin embargo lloraba... Sin encontrar el sendero, la salida, entre tantos caminos engañosos... Entre fuegos adulterados y tentadores que adormecían... Luego, caí... ...por un lodazal de aguas liosas y podridas... ¡Ay, que angustia tenebrosa es la vida! Y un buen día... Tu, peregrino caminante, de hosterías repetidas; le diste albergue a mi vida escondida... Podrías haber seguido tu camino, y eso yo, lo entendería... Podrías haber pasado de largo, pero detuviste la travesía... Amaneciste en mis brazos y desde aquella mañana tan fría, vas viajando a mi lado en este derrotero que yo le llamo dicha... ¡Ay, andarín atolondrado, eres mi norte y mi sur, mi brújula querida!
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