La morenita de Quito (para mi esposa Lina)
Publicado en Mar 07, 2011
La morenita de Quito
¡ay Dios, qué bonita es ella!. ¡Con ese cabello fino, con esa su piel trigueña, con esos ojazos dulces y sus labios color de fresa... y esas líneas graciosas de su juventud espléndida; la morenita de Quito ¡ay Dios, qué bonita es ella!. Tiene un nombre precioso esta muñeca quiteña. Y su cuerpo está formado por claveles y azucenas. Tiene cisnes en sus ojos y también tiene estrellas. Ella se llama Liliana y es mi muñequita quiteña. Aquellas tardes... ¡Dios mío, siempre serán eternas!. Por los bares de Madrid sentada estuvo a mi vera y en la ciudad de Cuenca sobre la verde pradera. Marchaba el sol a su ocaso saltando de cresta en cresta; revoloteaban las alondras y cantaba una oropéndola en la cima de aquel monte que nos daba sombra fresca. La sangre, alocadamente, galopaba por mis venas cuando en mi brazo sentí el calor del brazo de ella y la fruta de su boca veía de mí tan cerca. Me la quedé para siempre a mi muñeca quiteña... y si otra vez yo viviese me quedaría con ella pues yo sé bien lo que hice por ser tan sencilla y buena.
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