Legales a tope (El Chivatazo)
Publicado en Mar 09, 2011
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Me apoyo en algunas ideas sueltas, que las suelta como pedradas lanzadas contra Pedrito, de mi colega y espero que amigo, Manuel Alcántara. Una de ellas es la de "no hay patrón sin marinero"; pero yo añado "siempre que los patrones de moda no lo impidan", pues en ese caso toda la marinería serían modelos modélicos (que es una expresión muy macanuda por cierto) en cuanto los gobernantes se descuiden un poco. ¡A ver si se descuidan un poco los gobernantes y les damos el sablazo padre!. ¡Dios mío, que cosas más feas de gobernantes hay que ver en estos tiempos que parecen un revival de los cupleteros y las cupleteras!.
Alcántara dice: "¿Es lícito desobedecer a las leyes injustas?. Yo tengo siempre el ejemplo de Justo Fernández porque ni le hice caso ya que siempre me preguntaba que si deseaba ser de la mayoría de UGT pero prefiero seguir siendo de esos ingobernables que andamos buscando oportunidades literarias. Nada. Que paso a tope del recordado Justo porque lo justo es algo que está todavía por ver y de los Fernández existen tantos que podemos escribir una novela titulada "Fernando Fernández de la Fernandola" a imagen y semejanza no de Dios (dejemos ahora a Dios aparte) sino de "Gonzalo González de la Gonzalera" del famoso Pereda... y no me refiero al ex del Barcelona sino a Don José María de Pereda y a ver si leemos de vez en cuando a los de finales del XIX y principios del XX que falta le hace a más de uno.
Sigo con Alcántara. Pregunta: "¿Quién puede alcanzar lo que le corresponde?" (o algo parecido más o menos porque la tinta de mis apuntes está un opoco atropellada hoy). Si tenemos en cuenta que la correspondencia pública, de orden público por supuesto, se pierde entre tanto folleto publicitario de electrodomésticos en general que en general producen como especies de rugidos de gatos monteses cada vez que los pones en funcionamiento, y de oportunidades varias y variadas, baratas, relacionadas con la albañilería y los alicatados que ya estamos todos tan alicatados que parecemos los alicates de mi abuelo Matías al que no llegué a conocer casi nada... pues eso... que quien tenga la suerte de encontrar la correspondencia pública sobre asuntos públicos ojalá tenga justa recompensa y le paguen lo que le deben en el siglo 22 (y es que me gusta escribir 22 mejor que XXII porque con tantas cruces y palotes los capítulos de las novelas parecen un camposanto completo). Pero sí que conocí a Matías de Comisiones Obreras que no era amigo mío sino de Carlos pero cuya conducta dejaba mucho que desar porque mentía más que soñaba que ya es decir. ¿Leyes justas?. Lo que es, hoy en día, no son muy justas que digamos... ni tan siquiera son tan buenas como las chavalas guapas. Bien. Dejemos por ahora a las chavalas guapas entretenidas en hacernos la merienda. ¿Existen o no existen leyes justas?. Para expresarlo y comprenderlo bien leed el siguiente diálogo.
- Buenos días... que dicen las leyes que tengo derecho a...
- ¡Espere, espere, peatón!. La Ley es una cosa y lo que yo le diga es otra muy distinta.
- ¿Pero usted quién es para prohibirme lo que dice la Ley?.
- Soy la secretaria de la secretaria de la secretaria del secretario y le niego a usted su petición.
- Pero si yo no estoy pidiendo nada...
- ¡Entonces para qué me hace perder el tiempo. La Ley reposa sobre la mesa y de la mesa no sale.
- Pero si es que yo lo que busco es el servicio higiénico que estoy que ya no me puedo aguantar.
- Pues lo siento pero el water lo están alicatando y no se puede usar.
- entonces... ¿dónde hago mis necesidades más perentorias que le digo a usted que ya no me puedo aguantar?.
- Según la Ley...
- ¿Pero de qué Ley me está usted hablando señora secretaria de la secretaria de la secretaria del secretario?.
- De la Ley de las Descomposiciones.
- ¡Pues eso es lo que necesito!. Claro que como usted se pasa todo el día sentada cortándose las uñas de los pies pues no tiene conciencia de mis necesidades.
- ¿Pero no viene usted por cuestiones de pensiones y de jubilaciones?.
- Ahora que me lo recuerda, sí.
- Según contempla la Ley...
- Pero... ¿cómo que la Ley contempla?. ¡Oígame, secretaria de la secretaria de la secretaria del secretario!... yo no vengo a que me contemple la Ley sino a ver qué pasa con el water.
- Que le digo que la Ley no contempla.
- Espere... espere... no siga... ya sé que me va a decir que venga dentro de un mes... pero es ahora mismo cuando tengo ganas de mis necesidades perentorias.
- Que le digo que la Ley no contempla.
- Ya sé que la Ley no contempla... pero le repito que ya no me aguanto más y lo que quiero es hacer mis necesidades.
- Pues lo siento pero están alicatando el water.
- ¡Pues se van a enterar hasta en Sebastopol porque pienso hacer mis necesidades en el ascensor a ver si lo contempla o no lo cotempla la Ley!.
Mucha tinta y mucho papel para escribir sobre la justicia pero Dios les dé. No es mía esta frase sino de Manolo. Pues no. Que Dios les dé las gracias por tenernos a cuatro velas... ¡y menos mal que tenemos todavía cuatro velas para poder escribir en medio de la noche ocultos a la luz de tanta Ley de Historia Peninsular, Insular y Extramarítima!. ¿Se empuede o no se empuede, Don Benito?. En la inteligencia de que todos sabemos de qué va el asunto. Porque resulta que con estos de las Leyes justas e injustas, las tardes que se presentan grises con mucha ventolera, digamos que hoy mismo, nos ataca a todos y a todas los nervios. A calmarse, Don Benito y tómese Sal de Fruta Eno para el dolor de tripas. Que eso sí que lo contempla la Ley, albacea de pacotilla.
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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