El señor del desván
Publicado en Mar 09, 2011
Hay cosas que se te quedan grabadas como una huella y por mucho tiempo que pase y cosasque te ocurran, siempre lo recuerdas y tienes en la memoria. Esas cosas que siempre le hanocurrido al amigo de un amigo, nunca a ti, y que cuando las cuentas, la gente se ríe con esa risanerviosa que te provoca la carne de gallina.Yo tendría unos cinco años. Vivía con mis padres en la típica casa de campo de los pueblos, consu huerto, su sótano, su desván…Mi padre se dedicaba al huerto y a la compra venta de objetos con más gente del pueblo. Así,entre unas cosas y otras, teníamos para ir tirando. Recuerdo que un día me llevó con él a laplaza del pueblo para dar un paseo y, de paso, cerrar un trato con un señor del pueblo. Mipadre le iba a comprar un coche a aquel señor.Recuerdo que estuvimos en un bar. Yo miraba hacia arriba y veía a mi padre y a aquel hombrebebiendo y charlando. Cuando ya parecía que habían llegado a un acuerdo, salimos del bar. UnA la vuelta de la esquina había un coche aparcado y nos dirigimos hacia él. Parecía ser de aquelseñor. Tras un rato de cháchara de la que me enteré bien poco, el señor terminó por darle lasllaves del coche a mi padre, pero mi padre no le dio nada a cambio. Quedó en que se lo daríaunos días después.Al día siguiente nos enteramos de que aquel hombre había muerto. No me acuerdo del motivode la muerte. El caso es que recuerdo a mi padre sonreír y decir que ya no tendría que pagar elcoche. Ya habían hecho el papeleo y legalmente el coche era suyo así que, los familiares nopodrían exigirle nada.Al cabo de unos días mi padre estaba trabajando en el porche arreglando no se qué y me dijoque le acompañara al desván, pues tenía que coger herramientas que le hacían falta y me dijoque subiera con él a ayudarle. Cuál fue mi sorpresa cuando vi en el desván a aquel hombre. Elmismo hombre al que mi padre no había pagado. Estaba allí y a su lado había lo que parecíaser un ataúd. Me quedé asombrado. Pensaba que la gente que moría ya no podría estar aquípero cuando vi aquello todo mi mundo se desmorono. El señor tenía la mano extendida comohaciendo el gesto de pedir. Lo único que recuerdo es a mi padre hablando con aquel señor y yocogiendo de la mano a mi padre tan fuerte como podía.
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