Una historia infinita.
 
Todo se remonta a la África de mitad del siglo pasado, en el cual una hechicera caminando con su callado, se encuentra a su paso con una lucha, una encarnizada, lucha entre algunos leones. Los unos defendían su territorio, en cambio los otros luchaban por la conquista del mismo, la mujer se detuvo bajo un árbol para observar la batalla cuando de pronto sin darse cuenta sintió unas afiladas garras en su espalda.
Ella pensaba que la muerte venía por ella sin embargo cuando la bestia se disponía a morderle el cuello el otro león que estaba enfrente lo atacó, la hechicera cayo desmayada por un largo rato mientras los animales continuaban con su sangrienta batalla.
Fue la luz del atardecer quien la despertó, milagrosamente seguía con vida aunque con varias heridas en su espalda, como pudo se puso en pie y continuó con su camino, dolorosamente y apoyada en su cayado, vio tendido al león que era el rey de aquella familia, un poco mas adelante una leona y por cada decena de pasos que daba se iba encontrando con un cachorro muerto, tanto que en total contabilizó a diez, la pena y la rabia la inundaron al ver tanta crueldad, sin embargo su maestro de magia le había prohibido interferir en la vida animal, no podía hacer nada.
La hechicera continuó con su camino cuando mas adelante se encontró con el felino empanzurrado mordiendo el cuello a un cachorro de no más de cinco días de vida, con la lumbre de su callado hizo que el león soltara al cachorro, pero era demasiado tarde. La mujer lo tomó en sus manos procurando devolverle la vida, pero nada pudo hacer y los ojos del cachorrito se cerraron en la eternidad.
No lo sufrirás en esta vida sino que en la próxima, ahí encontraras tu castigo, el cayado se iluminó de una forma nunca antes vista y brilló tanto como el sol, para luego desaparecer el callado y su portadora.
 
Luego que la hechicera desapareciera en el cielo, tragada por una tormenta, el león se apropió de la familia de leonas, dejando una numerosa descendencia, sin embargo la vida se le pasó tan pronto que la muerte no tardó en ir en su búsqueda y aunque parezca extraño no recibió ningún castigo, ya que uno de sus propios hijos se hizo cargo de la manada de leones.
Luego de deambular por varios meses lo encontró la muerte y fueron los buitres quienes dieron cuenta de él…
 
Chile, mediados de los ochenta, un padre familia, corría al saber en las noticias que los milicos habían detenidos a algunos jóvenes y uno de ellos había recibido una bala en la frente, el pensaba era uno de sus hijos, sin embargo la mala fortuna había recaído sobre el hijo de un vecino, el dolor lo inundó y luego que se fueron los milicos fue al lugar donde lo habían dejado para llevarlo a la casa de su vecino, el hombre había visto muchas veces al jovenzuelo quien con mucho cariño lo llamaba tío.
Fue camino a casa y mientras en su renoleta llevaba al cuerpo, del joven cuando la mala fortuna se cruzó en su camino, un camión lo arroyó junto al vehiculo y durante la noche en el noticiero salió que un joven había muerto al ser arroyado por un camión mientras el conductor se debatía entre la vida y la muerte, es mas nunca se supo la verdadera forma en la cual murió el muchacho.
La madre del joven muerto iba de vez en cuando al hospital para ver si el hombre recuperaba la memoria o si salía del estado de coma en el cual se encontraba, sin embargo cada vez y cada visita era una tortura ya que el hombre no daba signos de vida.
Quien fuera la esposa, lo fue a visitar los dos primeros meses y luego se olvidó de él ya que el recuerdo de las golpizas que le diera fue mas fuerte y lo dejó a su destino abandonado en el hospital.
Ella desdió cargar con los seis hijos que heredara de su marido, sin contar el que aun llevaba en el vientre…
Era una vida dura y llena de necesidades, debió recoger cartones para poder sobrevivir, no tardo mucho tiempo y mientras en la calle recogía cartones, que un hombre en un auto, aunque no tan lujoso se le acercó y le ofreció ayuda desinteresada, según él, sería pasar solamente una noche juntos.
El increíblemente era un auxiliar paramédico que trabajaba en el hospital donde estaba en estado de coma su marido. El hombre subió a la mujer al auto y la llevó al hospital para tener sexo con ella. Caminaron por pasillos muy largos y a media luz ya que era cerca de la madrugada y el hombre conocía cada uno de los escondrijos que tenía el hospital, hasta que por fin llegaron, era una habitación tibia en la cual había una camilla con un paciente conectado a maquinas y mangueras y al lado otra vacía.
El hombre a quien no he querido darle ningún nombre como era quien estaba en estado de coma, en su estado podía escuchar algunas voces los días buenos para él, los cuales no eran muchos, sin embargo aquella noche estaba en un estado casi de somnolencia y escuchaba voces aunque lejanas, las podía escuchar, cuando de pronto reconoció una voz que hacia mucho no oía, era la voz de su esposa que le decía al hombre que acaso quien estaba en la camilla de al lado no escuchaba nada, y el paramédico siempre le respondía con un no rotundo. Fue así como la desnudó y empezó a tener sexo con ella, al principio fue una sexo normal el que luego se transformó en un crudo masoquismo, la mujer intentaba gritar pero el le había amordazado la boca, la pobre no podía hacer mas que sentir las lagrimas como caían de sus ojos.
El marido que era quien estaba en coma en la cama de al lado, empezaba a sentir un sufrimiento sin igual, y en su mente se dibujaba una y otra vez a un león matando a sus cachorros, y apretando la garganta de una leona hasta quitarle la vida sin embargo el nada podía hacer mientras escuchaba los golpes y los gemidos acallados de su mujer.
 
Luego de vestirla la tomó y la llevó a las cercanías de la casa y en el bolsillo le puso unos billetes, como si con ello fuera a calmar el dolor de los golpes que le propinara…
A pesar de los golpes la mujer vio una posibilidad de mejorar un poco su vida y no tardó en invitar al paramédico a que se fuera a vivir a su casa, aunque era una casa de familia pobre el hombre se fue con ella y cada vez que tenían sexo era una verdadera tortura, y la mujer no tardó en contarle que tenía a su ex marido en el hospital.
Un día x ambos fueron hasta el recinto y fue entonces cuando la mujer reconoció el lugar en el cual habían estado, era la misma sala de hospital donde antes fuera golpeada y poseída una y otra vez, en la presencia de su marido, ella se acercó a la cama y lo tomó de las manos con cierto remordimiento las empezó a besar y no tardaron en caer algunas lagrimas de sus ojos, las que fueron rodando en las arrugadas manos del comatoso, quien también dio un atisbo de mejoría y de uno de sus ojos rodó una lagrima.
Eso le ocurre siempre, le dijo el paramédico, parece que sufriera o está pagando una culpa muy grande. El era mi marido- le respondió la mujer y lleva cinco años en este estado, yo no lo visitaba porque debía juntar dinero para darle de comer a mis hijos.
El rostro del paramédico pareció palidecer, mientras miraba la cara del comatoso quien lloraba sin parar, desde luego de sus ojos caían lágrimas, la culpa lo inundaba.
 
Pasaron algunos meses cuando el comatoso amaneció despierto, los doctores asombrados se reunieron a su alrededor y luego de hacerle cientos de exámenes el hombre volvió a su estado de coma. En tanto en la casa el sufrimiento para la mujer se había hecho insoportable y el hombre ya no solamente la golpeaba a ella sino que también había empezado a abusar de una de las hijas, y a los niños pequeños los golpeaba de pies y puños, de aquella situación pasó cerca de seis meses cuando el comatoso nuevamente despertó, los doctores no le dieron mucha importancia hasta que un día lo encontraron tendido junto al piso, el hombre se había puesto de pie pero las piernas no le respondieron y se tumbó al suelo…
Los doctores lo recogieron desde el suelo y lo recostaron sobre la camilla, el hombre sudaba como un cerdo, bueno es un decir ya que los cerdos no transpiran, el hombre estaba bañado en sudor. En tanto quien fuera el paramédico había sido despedido del hospital por sus practicas de llevar mujeres y tener sexo además de golpearlas lo que había quedado al descubierto. Motivo por el cual fue despedido sin indemnización.
Las enfermeras le tomaron un cariño único al hombre y lo ayudaron a caminar hasta que al fin pudo ponerse en pie ayudado por un bastón que una anciana desconocida dejara en el lugar, era de una madera negra y tenía una forma extraña, el hombre al estar apoyado en el bastón era como si recobrara las fuerzas y las ganas de vivir.
 De ello pasaron tres meses y si bien no era el hombre de antaño podía caminar, no bien pero a un sesenta por ciento de cómo lo hiciera antes del accidente.
Era un día de verano cuando los doctores lo llamaron y le dieron la buena nueva, “ESTAS DE ALTA”, los ojos del hombre se pusieron llorosos y no pudo contener la emoción y se abrazó a las enfermeras. El director del hospital inclusive le ofreció una ambulancia para llevarlo a su casa pero el hombre se negó, dijo que caminaría que recordaba el camino a casa.
Fue el día siguiente que se dispuso a partir, apoyado en su bastón llevaba un bolsito de genero sobre su espalda, con una camisa un cepillo de dientes y un desodorante, además de una taza que le dieron en el hospital según para que cada vez que la viera vacía la llenara y al igual que la taza su corazón estaría lleno de felicidad
 
Era ya de noche cuando asomó en la esquina del pasaje en el cual se encontraba su casa, el sudor lo bañaba y apoyado en su bastón se encaminó paso a paso ya estaba oscuro y las mezquinas luces poco dejaban ver, el hombre golpeó la reja y no salió ni respondió nadie, bastó que le empujara un poquito para que esta se abriera y miró el jardín, aún estaba la mata de lila que el plantara al recibir la casa. Al interior estaba todo muy obscuro cuando de pronto tropezó con algo, abrió lo mas que pudo sus ojos cuando un escalofrío recorrió su espalda, era una de sus hijas que estaba tendida junto al suelo, fue como un chispazo y recordó lo que en su mente diera mil vueltas como era la imagen del león, habían matado a una de sus hijas. El hombre encendido la luz y casi cayó de espaldas unos pasos mas adelante estaban dos de sus hijos, rodeados de sangre.
Con el peso de su cuerpo se arrodilló junto a ellos y con sus manos ensangrentadas cogió el cuchillo que estaba al lado, con el peso de su cuerpo y apoyado en su bastón subió uno a uno los peldaños, en su mente daban vuelta las imágenes del león asesinando a los cachorros una y otra vez.
Abrió de un golpe la puerta de la que fuera su habitación, y se fue al lugar donde estaba el interruptor de la luz, la pieza estaba vacía.
Lleno de espanto se fue a la otra habitación al encender la luz se encontró a un niño de poco mas de seis años, al que él nunca conociera, pero su instinto le decía que era su hijo, tenía los ojos abiertos, perdidos en la nada.
Bastó que subiera un poco su mirada, sobre la cama estaba su esposa también con los ojos abiertos, cubierta de sangre, y a su lado el paramédico con sus ojos fijos en la nada, vivo. El hombre tomó el cuchillo para darle muerte, pero en ese mismo instante su bastón le quemó la mano y empezó a brillar tal como lo hiciera en manos de la hechicera, el hombre se derrumbó y quedó acurrucado junto a la ventana sin poder hacer nada, y el bastón no dejaba de brillar, no supo si estuvo en dicho trance minutos horas o días, cuando unas luces rojas y blancas empezaron a iluminar el lugar.
Entonces comprendió y pudo ver repetidas en su mente una y otra vez la crueldad en su otra vida, cuando una niña vestida de blanco lo tomó de su mano para llevarlo a un lugar desconocido.
    finnnnnnnnnnnnnn