El mestizo Colibr
Publicado en Mar 16, 2011
Huía por el monte, en total soledad.
Atrás, sus cazadores soltaron los perros. Se internó en ese terreno inhóspito, sin agua ni alimento. Todo porque se fastidió del trabajo aplastante que le asignó el mayoral. Todo porque ambicionaba recuperar su condición de ser humano; arrebatada por el carimbo que le marcaba la piel a fuego. Esa marca de propiedad que lo convirtió en puro factor de producción, de objeto, en mercancía. Y él sabía que era algo más; que podía serlo... Por eso, no se rindió y aguantó la sed, el hambre y el terror y emergió en busca de su libertad. Por eso se fugó del barracón. ¿Valdría la pena tanto sacrificio, tanto dolor en la búsqueda de una libertad incierta? El camino de la libertad supone inmolación. Allí, en medio del oscuro campo se mostró a la desnudez del bosque y del cielo abierto. Tan sólo la fugacidad de un rayo en la tormenta o de una luna menguante le iluminaba el camino. Tal vez, sucumbiría en la sombra de una larga noche, pero fue capaz de dar ese salto a la libertad para abrir caminos a otros... "Recordemos que quien es no es capaz de escudriñar su propia libertad, de quien no es capaz de enfrentarse al infinito; no podrá dar un salto a la fe y a la esperanza."
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Leticia Salazar Alba