¿Con quién me encontraré?
¿Con los que me galantearon ,
con los  que cortejé
con los muchos que me odiaron,
y con los mucho que yo  engañé  ?
¿Con mis fantasmas imaginarios,
con mis recuerdos, que sin cesar, 
me atormentaron;
con la culpa que me golpea e inclemente
me sigue abrumando?
Los cipreses adornan la entrada del camposanto...
Y allí,
me perderé en los laberintos
de mis temores y mis fracasos.
Pasaran los días y las noches,
las semanas, los meses  y los años.
Sólo llevo un equipaje de soberbias,
odios,  frustraciones y desengaños.
Acá, le he dado rienda suelta
a mis instintos y mis desganos.
A mis rencores contenidos,
mis envidias y mis amores frustrados.
No llevo tesoro alguno; 
mi corazón es un baúl  vacío y vano...
En esta locura de vivir  en  falsa libertad,
y apresurado;
me autodestruí entre placeres
y múltiples orgasmos...
Desde hace tiempo,
no quise despertar cada mañana
de mi vuelo acelerado.
No creas; 
quise ser feliz,
pero no supe ese terreno cultivarlo...
Sólo aprendí 
a cosechar interese mezquinos e inhumanos...
Me limité a lo material,
a lo burdo...
¡Siempre quise salir ganando!
Y en la soledad de don dinero y doña  fama
logré dominar la voluntad de otros;
y al final, yo salí aprisionado...
Por eso,
me fue fácil subir a este edificio 
de veinte pisos;
lanzarme al aire sin tener alas
y querer salir volando...