El Sueo es Dios / La Vida es Dios (reflexiones)
Publicado en Mar 22, 2011
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Durante todo el siglo XIX existió un gravísimo prejuicio histórico: que todo lo moderno era lo mejor. Podría ser hasta cierto (que no lo es por supuesto) si nos referimos sólo a las áreas concretas de la tecnología, pero fuera de estas áreas meramente materialistas (como por ejemplo los sentidos sociales y los sentidos religiosos y no me refiero a ideologías políticas ni a religiones sino a los sentidos humanos sociales y religiosos que tenemos desde el origen de nuestra especie) no es ni ha sido nunca así... porque la historia demuestra que los papeles sociales/religiosos se diferencian más entre sí cuando las sociedades aumentan de tamaño y se vuelven más complejas (dicho por el historiador Huston Smith en 1958).
En este sentido, yo interpreto que la sociedad se asemeja a las últimas especies (dentro del determinismo evolutivo darwinista) que desarrollan sus extremidades y órganos diferenciales. Ahora bien, la vida ha estado siempre presente dentro del camino de la propia vida. Yo, tú, él o ella, estamos siempre presentes en el camino de nuestro yo, nuestro tú y nuestro él o nuestra ella. Y así, por tanto, en temas como el de los sentidos religiosos (insisto en que no estoy hablando de religiones sino de sentidos) es un error suponer que las expresiones históricas desarrolladas más modernas sean superiores a las primitivas. Incluso creo lo contrario.
Supongamos que Dios existe (yo, particularmente, creo en la existencia de Dios aunque nos soy religioso ni pertenezco a ninguna religión). Si Dios existe, Él es el único que no evoluciona. Siempre es el mismo y siempre es completo. Y tampoco evolucionan las personas plenamente religiosas. Por lo menos de forma importante o significativa. Volvamos entonces al inicio; al sentido religioso de la existencia (no a la religión ni a las liturgias religiosas sino al sentido religioso humano y natural). En este caso no hablo tampoco de ateísmo porque, bajo mi punto de vista, también los ateos han llegado a un punto de no evolución o de evolución mínima y no significativa ya que han encontrado su punto y final. Me refiero, entonces, a los que somos dudas vivientes porque pensamos que dudamos de la vida que estamos viviendo y que, precisamente por eso, nos encontramos evolucionando continuamente en el centro de la vida.
Así que, retomando el hilo de la reflexión, no tengo más remedio que citar al historiador rumano Mircea Eliade (Bucarest 1907 - Chicago 1986) que estudió las religiones comparadas y los mitos y llegó a creer firmemente que los pueblos arcaicos son más espirituales que sus descendientes porque, vestidos con hojas y pieles y alimentados con frutos de la tierra, no están supeditados a las cosas externas. De esta manera las religiones llamadas históricas (por ejemplo los monoteísmos) figuraban ya dentro del esquema mental propio de los sentidos religiosos primitivos distinguiéndose, sin embargo, porque las religiones históricas avanzadas han llegado a crear extremos tan opuestos como el cielo y la tierra o el samsara y el nirvana y han cercenado la oportunidad de la evolución del sentido religioso. Cosa totalmente contraria a lo que ocurre en el caso, por ejemplo, de los sentidos religiosos de los aborígenes australianos.
Continuemos con los aborígenes australianos para poder clarificar el tema. Hay que hacer aquí una importante consideración: que Australia es el único continente que no vivió la experiencia histórica del Neolítico (que en el resto del mundo comenzó alrededor del año 10.000 antes de Jesucristo y fue testigo de la invención de la agricultura y de instrumentos de piedra de avanzada tecnología). Esto sitúa a los aborígenes australianos como los pueblos existentes más cercanos a los seres humanos que originalmente habitaron la Tierra (excepto en el caso de los tassaday de Filipinas cuya autenticidad es hoy todavía seriamente cuestionada).
El asunto importante es que las cosmologías de las tribus australianas más primitivas (las de los arunta) tienen bastante que ver con otras cosmologías primitivas como, por ejemplo, las de los antiguos mesopotámicos, antiguos hindúes y antiguos africanos y americanos. El mundo mítico de los aborígenes australianos arunta fue estudiado por el sociólogo francés Lucien Lévy-Bruhl (París 185 - París 1939) y lo calificó como "Un Sueño". Esto es importante tenerlo en cuenta porque es a donde quiero llegar al final de mi reflexión. Por el momento, quiero sólo aclarar que lo definió no como que hay dos mundos distintos sino como que hay un solo mundo interpretado de varias maneras diferentes.
El mundo aborígen de los humanos se mide con el tiempo: estaciones cíclicas de la naturaleza virgen, generaciones humanas que vienen y van... Pero es un tiempo que no se altera porque existe realmente en sí mismo y tal como es. Es el llamado "todo tiempo" y ese tiempo está inundado y plagado de figuras legendarias. ¿Es entonces Dios para los aborígenes arunta una leyenda?. No. Para ellos Dios se parece tanto a nosotros como dos gotas de agua y, a la vez, Dios es la vida misma, porque la vida es la interpretación de Dios.
Cuando un hombre de una tribu arunta sale a cazar lo hace imitando exactamente igual las hazañas de su primer cazador estereotípico. Su cazador Dios. Es decir, se introduce en su molde de tal manera, de una manera tan completa, que se convierte en el primer cazador y por lo tanto en Dios de sí mismo. Igual hacen cuando tejen cestas de mimbres o cuando practican el amor sexual en parejas. Y es que el sentido religioso de los arunta (no la religión sino su sentido religioso) los hacen estar plenamente vivos y los convierte en inmortales.
Quiero aclarar, de paso, que el sentido religioso aborígen de los arunta no hace reverencias a Dios sino que los identifica con Dios. Al adentrarse plenamente en Dios eliminan las trivialidades de los rituales litúrgicos de las denominadas religiones históricas. Por eso no hay una línea divisoria entre un arunta y Dios. No hay, entre ellos, sacerdotes ni feligreses. No hay, entre ellos, oficiantes ni espectadores. Sólo existe El Sueño y el avivamiento de dicho Sueño.
El Sueño es Dios. Y si afirmamos simbólicamente que la Vida es Sueño (como nos confirmaron Calderón de la Barca, William Shakespeare y otros grandes escritores, filósofos y pensadores de la historia humana) estamos significando axiomáticamente que la Vida es Dios.
¿Comprendéis ahora, amigos lectores y amigas lectoras, por qué comencé este texto diciendo que hay un gravísismo error histórico que arranca desde el siglo XIX (con la Revolución Industrial) que cree que los moderno es siempre lo mejor?. ¿Comprendéis por qué es hora de que el posmodernismo actual de las sociedades globalizadoras debe replantearse ciertos temas, retomar ciertas ideas y reinventar nuevos principios?.
Termino haciendo hincapié en lo ya derivado: El Sueño es Dios, la Vida es Sueño... luego la Vida es Dios. 
 
Pero hoy extiendo esta reflexión debido a que he leído un texto en un periódico español que me ha producido deseos de intervenir. El autor de dicho texto explica bien ciertas cosas pero deja en el aire la duda de si Dios creó o no creó a una pareja llamada Adán y Eva o si la teoría de la evolución de Darwin anula la existencia de dicha pareja y por eso anula que Dios haya creado a los seres humanos.
En algún texto mío publicado en Internet (que ahora no tengo tiempo de buscarlo) ya he hablado de la teoría de la evolución y la existencia de los humanos como creación de Dios.
Para mí Dios es la sabiduríua total... pero también es la inteligencia total. Para una inteligencia total deduzco que muy fácilmente es entendible (si hablamos entre adultos y dejamos a los niños y niñas aparte) que la teoría de la evolución es, precisamente, la que utilizó Dios para crear a los seres humanos. La existencia de un Adán y una Eva, si somos lo suficientemente adultos como para entenderla, resulta que es una simbólica manera de hacer entender a los niños y niñas lo de la creacíón de los seres humanos. Entonces, como estamos sólo pensando entre adultos y adultas yo creo firmemente que, en la teoría de la evolución, es cierto que aparecieron los primeros humanos (nada que ver con ninguna clase de monos ni superiores ni inferiores) a los cuales Dios les insufló el hálito del espíritu que produjo la aparición del alma; lo cual convirtió a los humanos en seres racionales, con espíritu y alma. Fue en ese moemento de la evolución animal en la que intervino Dios y colocó espíritu y alma en aquellos primeros humanos.
Esta explicación para adultos y adultas (dejando a un lado a los niños y las niñas) me da a entender que la evolución animal fue la que utilizó Dios para crear a los seres humanos pues me parece que es mucho más inteligente que decir que hubo un solo Adán y una sola Eva. Lo que creo firmemente es que cuando Dios dio el hálito de su Espíritu en aquellos primeros humanos que, de esta manera tuvieron el alma que los separó definitivamente del resto de los animales, es cuando Dios mostró que su inteligencia es absoluta. Es mucho más lógica y realista esta manera de entender la creación de los humanos a imagen y semejanza de Dios que la de Adán y Eva pero, también, mucho más inteligente que aquellos que basándose en ella niegan el alma humana y la espiritualidad que hay entre todos los Adanes y todas las Evas que han existido, existen y existirán sobre la Tierra.
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