La carta de tarot
Publicado en Mar 23, 2011
La luz de luna se paseaba como única compañera aquella fría noche de invierno por el callejón en penumbras, donde se agazapaba la figura de Martín. Las frías manos de la soledad abrazaban el cuerpo enjuto bañado en alcohol. El dolor se le había adherido a su piel cenicienta, ni siquiera el recuerdo de su pequeño lograba mantener la llama de la vida, que lentamente se apagaba dentro de él. Marcia su compañera le había abandonado hace meses junto al pequeño Bryan y la ausencia de ambos había carcomido el último peldaño que lo mantenía conectado a tierra, el sentido de su existencia se esfumó frente a él, quien como ciego testigo no atinó a hacer nada. El trago fue su única salida, se sabía perdido, sin alma, naufrago de valor y apego a éste mundo. Por eso, en un acto de desesperación, acudió donde la tarotista del vecindario; luego la última carta de la tirada, terminó de apagar la llamita de la esperanza. Aquella carta tenebrosa, le dejó turbado y no alcanzó a escuchar su significado, puesto que al verla sus sentidos le empujaron a concretar su propósito. Por eso estaba ahí, en ese solitario callejón, donde muchas veces la luna le encontró borracho tirado en forma miserable. La agonía de su existencia le era insoportable, llevó con sigilo el arma hasta su cien, el frío cañón le besó la piel, y le hizo dudar. No porque se hubiera arrepentido, sino por que sabía que tenía un solo tiro, entonces la llevó a su boca, para asegurarse la partida de éste mundo. Estaba a punto de apretar el gatillo cuando una pareja apareció a la entrada del callejón. Pensó que eran un par de amantes buscando las penumbras para entregarse al placer de las caricias. Pese a lo ebrio que se encontraba, pudo percatarse de que la mujer trataba de zafarse del hombre. Se acercó sin saber a que iba, empujado por una corazonada. Ciertamente no le importaba lo que ellos hicieran, nada le importaba. Pero en su borrachera creyó ver a Marcia, y entonces apuntó a aquel y le increpó que la soltara. No hubo resistencia y éste huyó rápidamente. La mujer arregló sus ropas y agradecida se retiró del lugar. Sin quererlo la había salvado. Se sintió bien por eso. Vino a su mente la carta de la muerte y pensó que algo andaba mal. En eso sintió una voz de niño. Tras él, la imagen de su pequeño le pedía “no te vayas papá, no me dejes solito”. Las lágrimas brotaron en ese rostro que hedía a derrota, se apoyó en la muralla como buscando consuelo y miró al cielo. La luna le contemplaba con ternura, quiso sonreír pero sólo le alcanzó para una mueca, guardo el arma, y se alejó conciente de la ventana de luz que iluminaba su vida en ese instante, el amor de su hijo era el eslabón que necesitaba. En la bruma nocturna, su figura se diluía, mientras se repetía una y otra vez, papá no se ha ido hijito, papá no partirá…
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Laura Alejandra Garca Tavera
Daniel Florentino Lpez
La interpretación
delata la personalidad y la situación
del sujeto frente a la vida
Un abrazo
Daniel
Esteban Valenzuela Harrington
No sé si tú sabes algo de tarot, pero la carta de la muerte significa un "cambio radical", es decir algo se muere para dar paso a un nuevo renacer, en éste caso, la carta le decía que debía terminar con el modo de vida que llevaba, no con su vida, pero él lo entendió literalmente, por eso la magia se produce a través de terceros. Es ahí el truquillo del relato.
Gracias por tu comentario,
Un abrazo,
Esteban
Laura Alejandra Garca Tavera