Fui un da antes
Publicado en Mar 26, 2011
Lunes. Con fastidio me desperezo. Paso a mis movimientos de articulaciones. Roto primero los hombros, de derecha a izquierda y en la otra dirección. Paso a los tobillos, de un lado a otro. Flexiono asimismo rodillas y giro caderas. Quedaron en mi memoria después de las clases de yoga. Los realizo a conciencia como todos los días... Resignada me levanto. Sí, hoy tengo el control en la clínica. Una vez al mes debía concurrir. Había registrado el turno en el cuaderno. Ahí anoto todo lo referente a mi problema de salud: - turnos, medicamentos, teléfonos de los profesionales, observaciones y recomendaciones. No vuelvo a mirar. ¿Para qué? Si gracias a Dios, mi memoria aún es buena.
Después de la ducha me visto, desayuno un café rápido y espero al remis. Siempre me movilizo así. También lo hago esperarme allá. Había hecho los cálculos y hacía de cuenta que abonaba la consulta privada. En realidad me la cubría el plan de la medicina prepaga. ¿Quién me va a objetar esta comodidad? Tren, subte y taxi... ¡ni loca! ¿Combi y taxi? Ida y vuelta también sumaban bastante. Llego al sanatorio. Según el reloj faltan unos diez minutos para el turno. En el mostrador pregunto. _ ¿Ya llamaron a Furloni? La empleada no levanta la vista, ni mira su monitor: _ Aún hay cinco pacientes antes... Me vuelvo hacia la fila de butacas de la izquierda, abro el libro que traje y empiezo a leer. Ojalá no tenga mucha demora, pues se encarece la espera. Una hora sale menos que el viaje de regreso. Me enfrasco en "Los modelos de mujer" de Almudena Grandes. ¡Cómo me gusta la forma de escribir de ésta! La envidio. Juega maravillosamente en sus relatos. Me compenetro en el texto y me olvidó del entorno. Los ojos me arden y sintio cierta languidez. La verdad que era hora que me hagan la prueba de sangre y pueda tomar alguna colación. Miro alrededor y sólo veo caras nuevas. Los pacientes se renovaron. Camino hacia el mostrador. _ Señorita, ¿falta mucho para Furloni? _ ¿Furloni? ... Espere...Yo no la tengo registrada... ¿A qué hora dice que tiene turno? _ ¡Hace una hora! ... ¿Nunca esperé tanto! _ No, aquí Ud. hoy no figura con turno. ¿Tiene el comprobante? _ ¡Pedí turno telefónico! _ A ver... voy a controlar la lista de la agenda semanal.. ¡Ah! Señora. Ud. se equivocó. Está anotada para el día martes a las diez de la mañana. _ ¿Cómo? No puede ser... Yo vengo de lejos y tengo un remís esperando... _ Lo siento... Yo no puedo cambiar las cosas...No me permiten los sobreturnos... su turno es mañana. Sentada en el auto, ya de regreso, mi mente no está en el fastidio del madrugón del lunes. Tampoco en el gasto innecesario del viaje con espera. Ni siquiera en la necesidad de volver mañana. Algo mucho más preocupante la asalta... _ ¡Mi memoria!... mi memoria ya no es tan buena. Quiero pensar en lo que pasó, pero ya no recuerdo qué. ***
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alma