La bruja Ojos de Sapo (Cuento Infantil)
Publicado en Mar 26, 2011
Érase una vez, en una gran ciudad, un colegio de niños y niñas los cuales estaban tremendamente asustados por la presencia de una malvada bruja llamada Ojos de Sapo que les amenazaba, día tras día, con convertirles en feos ratones grises. Los niños y las niñas de aquel colegio nunca eran felices porque los sustos que les daba la vieja y fea bruja Ojos de Sapo no les dejaba. Ella se reía a carcajadas de todos ellos y de todas ellas.
- ¡¡Jajajajaja!!. ¡¡No voy a dejarles nunca en paz porque odio a los niños y niñas felices!!. Haré que todos ellos y todas ellas vayan creciendo y se hagan personas mayores sin haber conocido jamás lo que es un infancia feliz. A tal punto llegaba el asunto del miedo a la bruja Ojos de Sapo que, un día de primavera, la niña más linda del colegio, que tenía tan sólo cinco añitos de edad, propuso que era necesario reunirse todos, a la hora del recreo, para tratar de solucionar aquel grave problema. Una vez todos y todas reunidos alrededor de ella, aquella preciosa niñita de los cinco años de edad propuso una solución. - LLamemos por teléfono a los hermanos Grimm para que nos hagan el favor de prestarnos al flautista de Hamelin quien, con su flauta, podrá llevarse a la bruja hasta el río para que se ahogue y deje de existir. Enseguisa Pepito Grillo, que tenía doce años de edad y era el más moralista del colegio, se erigió como la conciencia global de todos ellos y se presentó como voluntario, sin dejar de mirar a la niñita de los cinco años para que le viera lo guapo que era él. - Yo llamo... yo llamo... pero luego me tenéis que dar cada uno diez céntimos... - Está bien -dijo la linda niñita de los cinco años de edad- te daremos diez céntimos cada uno y cada una de nosotros si es que consigues que venga el flautista de Hamelin y nos libre de esta pesadilla; pero si no lo consigues no te daremos nada de nada. - ¡Por supuesto que lo consigo!. A la de una... a la de dos... y a la de tres... Pepito Grillo llamó urgentemente a los hermanos Grimm... pero ninguno de los dos hermanos se dignó ni tan siquiera en molestarse con responder a la llamada. - ¡Sé que están en su casa pero no quieren coger el teléfono!. - Entonces... ¿que podemos hacer?... -gimió el humilde Feiro que era gallego y estaba por primera vez en el colegio. - ¡Esto no puede seguir así!. ¡Tenemos derecho a ser felices en la niñez! -les desafió a todos la linda niñita de los cinco años de edad- ¡Así que tenemos que encontrar al más valiente de todos para que se enfrente con la vieja y fea bruja Ojos de Sapo!. ¿Quién quiere ser voluntario para luchar por todos nosotros y nosotras?. - ¡¡Yo me presento voluntario para esa labor!! -volvió a decir Pepito Grillo mientras sacaba pecho para que le vieran todos y todas pero especialmente aquella preciosa niñita. - ¿De verdad lo quieres hacer? -le preguntó, entusiasmada, ésta. - Si... pero con una condición... - ¡Tu siempre nos estás poniendo condiciones a cambio de los favores que nos haces! -protestó la niñita de los cinco años de edad. - ¡Claro!. ¡Por supuesto que sí!. ¡Siempre es bueno ganarse algunos euros para comprar chucherías!. Pero para que veáis que soy buena persona esta vez no os voy a cobrar dinero!... - ¿Qué quieres entonces a cambio de que nos liberes de la vieja y fea bruja Ojos de Sapo? -le preguntó la niñita. - Algo muy especial. - ¿Qué es?. ¿Quñé es eso tan especial que nos quieres pedir ahora?. - ¡Que tú me des un besito antes de lograr la hazaña de enviar a la bruja Ojos de Sapo a otro país para que vaya a molestar a otros niños y niñas pero no a nosotros!. - ¡Ni hablar!. ¡Nada de eso, mentiroso!. ¡Estoy segura de que si te doy ese besito no cumples con tu labor!. Eres un sinvergüenza estafador. - Entonces... ¡os quedaréis siempre sin ser felices ninguno de vosotros ni vosotras y os haréis mayores sin haber conseguido nunca vivir una infancia feliz!. - ¿Es que no hay nadie en todo el colegio que quiera hacernos este favor de expulsar para siemrpe a la vieja y fea bruja Ojos de Sapo? -volvió a preguntae la niñita más linda de todas las que iban al colegio. Se produjo un tenso silencio. Nadie repiraba. La niñita pintó una raya con un trozo de tiza en el suelo. - ¿Qué estás haciendo, loca de remate? -protestó Pepito Grillo. - Lo mismo que hizo Francisco Pizarro cuando conquistó el Perú. Trazo una raya de tiza en el suelo por ver si hay un grupo de valientes que la cruza y acaban con la bruja Ojos de Sapo todos juntos. El silencio se hizo todavía más denso y el ambiente se tensó aún más. Había nervios entre todos los niños de la escuela y en el rostro de todas las niñas se reflejaba la decepción. Más de repeente, un niño de doce años de edad, al que conocían como Pepito Valiente dio un paso adelante y cruzó la raya. - ¿Tú quieres librarnos de la amenaza que supone la vieja y fea bruja Ojos de Sapo? -se quedó sorprendia la linda niñita de los cinco añitos de edad. - Por supuesto que sí. Nací en la misma tierra que Francisco Pizarro aunque de toda la vida me he criaod aquí. ¡Yo os libraré de la bruja Ojos de Sapo y podréis ser todos y todas felices!. - ¿Y qué quieres a cambio?. ¿También buscas la ocasión para que yo te de un besito en la cara?. - No. Yo no cobro nada. Lo hago porque sí. - ¡No se puede hacer una hazaña sólo porque sí! -protestó, enérgicamente, el enfadado Pepito Grillo. - ¿Tú crees que todo se hace a cambio de algo? -se le dirigó Pepito Valiente. - ¡Por supuesto que sí!. ¡Todo se hace por algo según nos dicta la conciencia!. - ¿Y qué nos dicta la conciencia, si se puede saber?. - ¡Que todos los trabajos deben de ser correspondidos con un sueldo!. Por eso yo, que soy el único que está capacitado para expulsar a la bruja Ojos de Sapo de nuestros alrededores y mandarla a otro lugar sólo pido un simple besito en la cara!. - ¡Y yo te digo a tí, egoísta, que se puede y se debe, a veces, hacer un trabajo sin pedir nada a cambio!. - Dos cosas te voy a decir, Pepito Valiente. La primera es que tú no puedes lograr jamás esa hazaña sin ninguna clase de conciencia como sí la tengo yo y la segunda es que si lo intentas me chivo a Gepetto. Pepito Valiente cogió su teléfono e hizo una llamada urgente pero puesto el teléfono en sonido alto para que todos escucharan - ¿Qué estás haciendo, engreído, a dónde llamas?. Pepito Valiente ni se dignó responder a aquel insulto. - Estoy llamando a Italia. - ¿Por qué, para qué y con quién quieres hablar?. - No te voy a dar más explicaciones sino que tú lo oirás con tus propias orejotas... que tienes unas orejotas más grandes que el soplillo que usa mi abuela para dar aire al fuego de la chimenea de la casa que tenemos en los molinos de papel. - !Muy gracioso tú!. ¿Qué es eso de los molinos de papel?. ¿Otra cosa para hacerte el vanidoso delante de ella?. Tampoco Pepito Valiente se dignó contestar a este nuevo insulto. - ¡Cállate ya, zanguango, como dice mi abuela cuando ve a alguien como tú!. En esos momentos alguien contestaba desde Italia. - ¡Bongiorno!; mi Carlo Collodi ¿che chiede me?. - ¿Con quién estás hablando y qué ha dicho? -prentó la linda niñita. Pepito Grillo se mordía las uñas. - ¡No vale!. ¡No vale!. ¡No vale decir nada!. - ¿Cómo que no vale?. Estoy hablando con Carlo Collodi, el padre de Pinocho, y ha dicho: "¡Buenos días!. Soy Carlo Collodi. ¿quién me llama?. Todos y todas, pero de manera muy especial la loinda niñita de los cinco añitos de edad se quedaron asombrados. - ¿Ves cómo eres un engreído?. ¿Lo haces sólo para molar delante de todos?. Tampoco ahora Pepito Valiente se dignó responder con un insulto. - ¡Cállate merluzo vestido de frac!. ¡Eres tú quien quiere molar delante de ella y por eso vienes vestido con tanto remilgo al colegio que pareces un monje adinerado. ¿Crees que todo se hace por dinero, verdad?. Pues escucha. - ¡No vale hablar con Carlo Collodi! -siguió protestando Pepito Grillo pero nadie le hizo caso. - ¡Hola señor Collodi!. Soy un niño de España y llamo para decirle que si tiene usted alguna razón para que yo no destruya a la vieja bruja Ojos de Sapo. -Nessun problema. La storia della strega occhi del rospo non è mia. - ¿Qué ha dicho?. ¿Qué ha dicho?. ¿Qué ha dicho? -preguntó todo nerviosa la linda niñita de los cinco añitos de edad. - Ha dicho: "Ningún problema. El cuento de La bruja Ojos de Sapo no es mío". Y mientras Pepito Valiente cortaba la comunicación todos los niños y niñas del colegio comenzaron a reír a carcajadas ante aquel chico tan simpático. Todos menos Pepito Grillo que comenzó a amenazar. - ¿Así que os estáis riendo de mí, verdad?. ¡Pues quiero que Miralles se vaya de este colegio!. - ¡Espera!. ¡Espera un momento, Pepito Grillo! -le cortó Pepito Valiente- A ver, Miralles... ¿quieres irte de este colegio?. - ¡No!. ¡Yo no quiero irme de este colegio!. - ¡Miralles se queda en este colegio!. ¿Tienes algo en contra, Pepito Grillo?. - ¡Está bien, que se quede... pero quiero que Sirvent se vaya de este colegio!. - ¡Un momento!. ¡Un momento, Pepito Grillo! -le volvió a cortar Pepito Valiente- A ver, Sirvent... ¿quieres irte de este colegio?. - ¡No!. ¡Yo no quiero irme de este colegio!. - ¡Ya lo estás viendo, Sirvent se queda en este colegio!. - ¡Está bien, que se quede... pero quiero que Blanco se vaya de este colegio!. - ¡Para el carro, Pepito Grillo, no vaya a ser que te estrelles contra la farola que hay a la salida del cole!. Vamos a ver, Blanco... ¿quieres irte de este colegio?. - ¡No!. ¡Yo no quiero irme de este colegio¡. - ¡Blanco se queda en este colegio!. ¡Y como es la tercera vez que lo intentas has terminado con el cupo!. - Quiero... quiero que la bruja te convierta en un sucio y feo ratón gris... Pepito Valiente... - Pues veamos si eso es cieto. ¿Dónde vive la bruja Ojos de Sapo?. La linda y dulce niñita de los cinco añitos de edad fue la que respondió de inmediato. - ¡En el garaje que hay justo en la acera de enfrente!. - ¡Está bien!. ¡Ya voy para allá! Y os prometo que no la voy a trasladar a otro país para que haga sufrir a otros niños y niñas como vosotros sino que la voy a hacer desaparecer definitivamente convertida en cenizas. - ¡¡Ja!!... ¡¡Ja!!... ¡¡Y ja!!. ¡Ella te va a convertir a tí en un ratón indeseable!. ¡Eres un indeseable, Pepito Valiente!. Pepito Valiente no se dignó ahora ni en decire nada a Pepito Grillo y salió en busca de la bruja Ooos de Sapo; mientras todos los niños y todas las niñas le siguieron a cierta distancia y se quedaron en la puerta del colegio para ver qué sucedía. Pepito Valiente cruzó la calle y llegó hasta la puerta del garaje. Allí estaba la bruja Ojos de Sapo limpiando con una escoba toda la basura acumulada desde hacía muchos años. - ¡Buenos días, bruja Ojos de Sapo!. Ella, enfurecida, levantó la cabeza y vio a aquel chaval de doce años plantado ante ella. - ¿Cómo te atreves a decirme Ojos de Sapo?. ¡Por mucho menos de eso he convertido a más de un niño en alcachofa!. - Porque es usted la bruja Ojos de Sapo y no tiene otro nombre más que Ojos de Sapo. - ¡¡¡Te voy a convertir en el ratón mas sucio, feo y pestilente del mundo!!!. - Inténtelo. Todos los niños y niñas del colegio, de manera muy especial la linda y duulce niñita de los cinco añitos, que era la más guapa de todas las niñas del cole, estaban nerviosos y temblando de miedo. - ¡¡Verás ahora!!. ¡Mi magia negra nunca ha fallado!. - Yo no veo que esté pasando nada extraordinario. - ¡¡Ahora mismo te echo el conjuro!! -y la bruja Ojos de Sapo, dejando de barrer, hizo unos pases mágicos ante los ojos despiertos y vivaces de Pepito Valiente. - ¡¡¡Judas Iscariote, Judas Iscariote, haz que se convierta en feo y sucio ratón hasta el cogote!!!. Pero no sucedió nada ante el asombro de todos los niños y niñas del cole. - ¡No puede ser!. ¡No puede ser!. ¡No puede ser!. - No lo repita tanto, vieja y fea bruja, porque ahora voy a ser yo quien la convierta a usted en cenizas. - ¡¡Y un jamón, niño malcriado!!. ¡¡¡Ahora vas a conocer de lo que soy capaz de hacer con mi rayo transformativo!!!. - ¡Dispare a mi corazón!. ¡Dispare directo a mi corazón! -le retó Pepito Valiente. La bruja cayó en la trampa. Disparó el rayo transformativo con sus dos manos y éste fue directo al corazón de Pepito Valiente ante la tristeza y el miedo de todos los niños y niñas del cole excepto de Pepito Grillo que se reía como nadie. - !Jajaja!. ¡Se lo tiene bien merecido por creído!. - Para que te enteres él nunca fue un creído como lo eres tú -le respondió la dulce y linda niñita de los cinco añitos. Pero como el corazón de Pepito Valiente era tan grande y tan noble, el rayo transformador rebotó en su pecho y fue a dar, precisamente y con toda su fuerza, en la gorda nariz roja de la bruja y, rápidamente, Ojos de Sapo se fue quemando lentamente hasta que no quedaron de ella nada más que un montón de basura. Pepito Grillo cogió la escoba, barrió el suelo con las cenizas de la vieja y fea bruja Ojos de Sapo y las tiró a la alcantarilla de la calle. El agua, sucia y pestilente, se llevó las cenizas hasta el fondo de la cloaca. Pepito Valiente regresó al colegio y todos se quedaron asombrados de su enorme valor. - ¿Quieres que te de un besito en la cara?. ¡Te lo has ganado por valiente!. - No. No quiero que me des un besito en la cara porque lo he hecho gratis para demostrarle a Pepito Grillo que algunas veces no se debe cobrar ni un céntimo por una hazaña que hacemos sólo por amor. Pepito Grillo montó en cólera. - ¡¡¡Se lo voy a decir a Gepetto!!!.¡¡¡Se lo voy a decir a Gepetto para que te eliminen de las páginas de los cuentos porque lo has copiado!!!. - ¡Tú si que has copiado en la clase de Redacción!.¡Mentiroso!. Mírate en el espejo y verá cómo mientras Pinocho se convierte en un niño normal, de carne y grueso, tu nariz crece... y crece... y crece sin parar... de lo egoísta que eres. - ¿Es verdad no quieres que te de un besito en la cara? -siguió insitiendo la linda y dulce niñita de los cinco añitos de edad. ¡Verás que soy la maás bonita de todas!. - He dicho que no... que lo he hecho gratis... y como es el último año que estoy en este cole pues voy a dar unas cuantas normas de aquí hasta el final del curso escolar. ¡A ver, Garzón, tú que tanto te chuleas de todos y te pavoneas de ser ya un hombrecito... como vea que vuelves a colar una pelota de fútbol en el tejado sólo para hacerte el chulo ante los demás te convierto en veleta para que aprendas a rspetar a tus compañeros!. ¡A ver, Matas, como vea que te vuelves a reír alguna otra vez del profesor Don Florencio te convierto en pingüino y te envío a la Siberia para siempre!. Garzón y Matas, llenos de miedo y vergüenza, tuvieron que ir urgentemente al water. - En cuanto a ti, Pepito Grillo, te advieto que la próxiima vez que intentes ser la concienca de todos y cada uno de nosotros y nosotras te hagas un examen de conciencia a tí mismo, porque eres más moralista que el ruso Leon Tolstoi y sus tostonazos de cuentos donde se cree más papista que el Papa. ¡Vete a Moscú y no vuelvas, José Ángel de las narices!. Y en cuanto a tí Emiliano... ¿qué tienes que decirme ahora?. El citado Emiliano recogió todos sus lujosos bártulos, lo metió todo en su moderna cartera y se marchó de aquel colegio para no volver nunca más. - ¡Adiós guaperas!. ¡A otra parte a robar peras! -le despidió la niñita de los cinco añitos de edad. Entonces fue cuando Pepito Valiente se dirigió a la ñiñita linda y dulce de tan sólo cinco añoitos de edad. - ¡Toma!. Sé que sus pinturas son más bonitas que las mías y que dibuja mejor que yo porque tiene siemrpe una caja de doce lapiceros de colores. La mía es mucho más pobre porque sólo tiene seis lápices de colores. Dibujo peor que él y tengo menos éxito con las chicas que él, pero te la regalo de corazón. La niñita linda y dulce de los cinco añitos de edad, que era la más bonita de todas, le dio un limpio y noble besito en la cara a Pepito Valiente que, pocos meses después, se fue a una humilde academia para seguir sus estudios y escribir bonitos poemas para pintarlos con su Imaginación al igual que hacían los primitivo humanos en las cuevas de Altamira, mientras los gitanos y gitanas del barrio cercano a donde vivía él, por las noches cantaban y bailaban en honor de las hazañas de aquel noble chaval de tan sólo doce años de edad y que tenía un corazón tan grande y tan noble que no le cabía en el pecho. FIN
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