Siempre en el camino (El largo viaje / Jorge Semprún) Crítica de libros.
Publicado en Apr 09, 2011
Días-noches, recuerdos y olvidos. Esta novela es un torbellino de ideas con la voz de la razón del autor que, para más señas, ha sido un madrileño emigrante por culpa de la Guerra Civil. España de sueños recordados y cerrando los ojos para canturrear cosas sobre la historia que estalla en Europa. En un hablar del viaje errante, desde la resistencia hasta el campo de concentración, en un vagón de tercera que es donde se forjan los verdaderos escritores de las vivencias, la catarsis de los claustrofóbico y lo vejestorio, alcanza más allá de las agujas del reloj. Esta novela nos guía girando siempre sobre ese querer decir de los desplazados, campo de concentración incluído.
Novela concisa y comprensible. Un diálogo recio entre hombres fastidiados por un vivir apresados, prensados, ahogados en la asfixia de verse morir poco a poco. Y en medio de todo el silencio que se detalla con toda clase de imágenes realistas. Un desfile de filosofía de los moribundos como recapitulando siempre el mismo camino. Después de sentirse soldado Semprún se sienta a escribir su historia personal. La enfría arrancando a las noches una paciencia de querer atribuir a Dios su peregrinaje y abandono. En ese punto no estoy de acuerdo con Semprún. Su mérito es que tiene mucho de euforia arrancada a esas mismas noches para participar del recuerdo de la familia, el trabajo, ir al cine, tener hijos... cuando de una vida completa se trata. Memorias de un largo viaje, siempre en el camino, con las arboledas como telón de fondo para el escenario de una Francia imaginada. Un encender los cigarrillos que no son de Camel precisamente pues, aunque de familia de clase alta, Jorge Semprún se sintió proletario. Es más creíble que los proletarios "de salón". Beber para olvidar las primaveras encerradas en lugares hasta donde la respiración se queda sin aliento. El largo camino sin retorno para muchos que, de pronto, se abre al futuro del autor que reconoce que algún misterio ha aparecido en su vida. Al final, el paso adelante, siempre en el camino, para poder regresar después de haber sorteado a la muerte llamada SS. Sólo Silencio. Sólo Silencio con la Gestapo en los talones. Sólo Silencio para aprender a escribir una fantástica novela escrita en primera persona. Lo único que le reprocho a este buen libro es que el autor ha pergeñado una historia propia demasiado absorbente y tenía que haber efectuado un mejor reparto de participación ajena pues hasta en los libros-memoria (que son grandes libros siempre) yo soy de los que opinan que lo de afuera es esencial para vivir lo de adentro. En resumen, una gran novela que recomiendo aunque no llegue a ser genial.
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