DRACULA ANONIMO
Publicado en Feb 01, 2009
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Drácula Anónimo.
Mi nombre es Drácula y no bebo desde hace 1 año, 3 meses y 8 días.
Un día supe que era Drácula. Lo se por mis sentidos especiales, mi capacidad de convertirme en murciélago y esa perversa debilidad por morder cuellos.
Si bien he matado a algunos, producto de mis resentimientos, me he dado cuenta que no es lo que quiero para mi vida.
Para ser honesto, puedo resolver la cuestión comprando bolsas de sangre a cualquier enfermero en el mercado negro pero, el hecho de morder cuellos, es mas bien una adicción, una enfermedad del alma.
Hace poco más de 1 año que asisto con regularidad a Alcohólicos Anónimos. Trate de explicarme, de presentarme tal cual era, pero de todo lo que dije solo me quedo el apodo de "el compañero Drácula" y la frase: "no chupes y volve mañana". A pesar de las diferencias básicas como mis colmillos y mi piel bañada en protector solar, tenia con ellos ese impulso en común de beber hasta morir y pude sentir identificación, llorar con ellos y mantenerme sobrio de morder a otros hasta hoy, de a un día a la vez. No me fue simple llegar hasta este punto. Aparentemente vengo viviendo unos cuantos siglos, el problema es que por más sentidos especiales que uno tenga, un buen golpe siempre puede provocar amnesia.
De aquella noche, solo recuerdo el estar volando y de golpe escuchar:
"¡Murciélago de mierda, Toma!"
Comencé a perder altura, girando en el aire como un trompo. Al rato desperté y solo pude recordar los segundos previos al golpe.
Trate de aletear un poco pero, tenia las alas hechas puré. Tuve memoria de que podía convertirme en humano, pero aunque puse todos mis esfuerzos, el como hacerlo, se convirtió en una incógnita.
Me pase tres meses como murciélago, pernoctando en las cúpulas de las iglesias de San Telmo, tomando sangre de vaca en Liniers y durmiendo boca abajo tan solo sostenido por mi rabo. Trate de comunicarme con otros murciélagos, pero me fue difícil expresarme. Estaba harto de vivir así y solo deseaba lo que cualquier persona puede desear. Una cama calida donde estirarme, caminar por las calles despreocupado, morder un buen cuello, escuchar algunos discos. En fin, la lista de mis deseos cada vez era mayor y crecía proporcionalmente a mis pensamientos de suicidio.
Jorge (otro murciélago como yo), apareció en el momento oportuno.
El pudo (según me dijo después, era por las feromonas) identificarme enseguida Comenzó a hablarme en sonidos extraños que yo entendí a la perfección. Por sobre todas las cosas, lo único que quería era tener la capacidad de volverme humano. Después vendrían las preguntas trascendentales, pero no tenia deseos de conversarlas colgado de una rama.
El comprendió mi necesidad y casi no podía creer que llevara tres meses en ese estado y que siguiera vivo. Su sorpresa derivo en la explicación de que cuando uno esta en la modalidad "murciélago", es vulnerable como cualquier otro roedor con alas.
 Finalmente, luego de nuestras mutuas presentaciones escuche lo que mas ansiaba: me dijo que me enseñaría el como. Que consistía en algo tan simple como relajarse y me invito a volar. Comenzó a decirme que me soltara, que me dejara llevar por el viento y que lo escuchara atentamente pero sin esfuerzo.
1)"Relajamos las alas, relajamos el rabo, relajamos los colmillos".
 
2) "Vaciamos todo pensamiento y sentimos vibrar nuestro pequeño pecho."
 
3) "El corazón va mas lento y empezamos a visualizarnos caminando como     un ser humano rodeados de una luz violeta....."      
-"Murciélago de mierda!"- chillo aquella misma vos. -"¡Comete esta!"
 Jorge no tuvo mi misma suerte. Pego de lleno contra la escoba y murió al instante.
Esa noche en mi rama, no podía dormir del odio y la sensación de estar condenado a ser un bicho que cualquier escoba podía matar. La furia fue el motor de salir a volar con la convicción de lograrlo.
 "Relajarme", pensaba. "Vaciar", "Vaciar"..."Camino rodeado de luz Violeta",  "Vaciar".
Fue un instante que sentí fuego por toda mi piel y luego la gravedad hizo el resto. Las copas de los árboles amortiguaron mi caída, y cuando toque el suelo con la naturalidad de un felino, realmente me di cuenta que ser Drácula era mucho mas que tener colmillos. Era como ser David Copperfield, solo que sin trucos.
Era invierno y seguía vestido como la última vez antes del golpe. Sencillo sobretodo gris, una especie de gorra inglesa haciendo juego, zapatos negros y lustrados, pulóver media polera. Realmente me gusto mi propia onda y luego mire como se cerraban las lastimaduras producidas por la caída. Me quede contemplando el lugar hasta que identifique que estaba en los bosques de Palermo. Debía encontrar a Jorge y enterrarlo. Era lo mínimo que podía hacer por el. Lo encontré enfrente a la avenida Libertador, sobre una baldosa de edificio lujoso. Debía enterrarlo, pero antes...Coloque a jorge en un cantero y observe los imponentes 25 pisos de la torre hasta que vi luz en el piso 23. No había nadie a esa hora por las calles, menos en día de semana, así que podía experimentar lo que quisiese. A medida que miraba la luz del piso, comencé a verla mas cerca y fue cuando mire hacia abajo que me di cuenta que podía levitar. Fui subiendo y subiendo hasta que por fin llegue al balcón que había arruinado mi vida. Vi la escoba y las manos que la sostenían, pero el contexto era muy diferente al que pensaba encontrar. La escoba era empuñada por una anciana de al menos noventa años, sentada en una silla de ruedas. Sus ojos pequeños como alfileres ni siquiera se movieron al verme flotar frente a su balcón. Pasaron unos segundos hasta que ella rompió el silencio de la noche.
-!Fenómeno de mierda¡- Grito y me dio un escobazo.
-¡Cálmese señora! ¿Qué le pasa?- Chille
-Que carajo te importa, Fenómeno de circo.- y me dio otro escobazo que esta vez frene con mis manos y le quite su arma.
-La voy a matar, señora- le dije para intimidarla antes de cometer el hecho.
-Seguro que no tenes las pelotas, mocoso volador- respondió la anciana.
- Señora....estoy levitando en su balcón, partí su escoba en dos y le voy a enterrar este palo en medio de su pecho. ¿No debería tener otra actitud?- pregunte con genuina curiosidad
-¡Ja! Mocosos que ahora vuelan ¡Vos querido, no tenes las bolas para matar ni a un mosquito!- No la deje continuar y le enterré el palo en medio de su pecho. Ni siquiera se quejo. Quedo agonizando y me acerque a sus ojos dibujando mi mejor sonrisa.
-¿De que era que no tenia el valor? - pregunte a la moribunda en tono sarcástico.
Ella susurraba algo que no terminaba de poder escuchar, fui acercándome cada vez más a sus labios y cuando estuve lo suficientemente cerca, la vieja me mordió la oreja, me arranco un pedazo, me lo escupió en la cara, me dijo:
 -¡Hacete coger por el culo! Luego falleció.
El resentimiento de sentirme diferente, de tener que usar protectores solares durante el día, de no saber con exactitud de donde es que venia, me llevo a una época de desenfreno y lujuria, clavando mis colmillos, quebrando cuellos, bañadome en sangre.
Empecé a buscarme en libros y películas. Aparentemente yo era un tipo creyente y después me mataron a mi jermu y se pudrió el rancho.
Me gusto la película de Francis Coppola y opte por quedarme con esa versión. Solo que me faltaba mi Winona Rider. Y otros detalles que no tenían que ver con mi vida. Nose a cuantos empalé, mate o descuarticé, pero ahora me sentía diferente. Sensibilizado por la muerte de Jorge, deseando enamorarme, partiendo cuellos sin querer hacerlo. Volando por ahí como laucha. Mi vida se convirtió en un tango hasta que, finalmente decidí hacer algo por mí e ingrese en los grupos de autoayuda.
Mi nombre es Drácula y no bebo desde hace 1 año, 3 meses y 8 días.
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Foto del autor Hernan
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Descripción

Un dracula urbano

Palabras Clave: dracula

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Humor



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