El fútbol es, sobre todo, una disciplina y sin el consiguiente orden disciplinario no se puede lograr una victoria. Por eso los del Real Madrid se quedaron con cero goles en su casillero. Esa es una de las causas pero hubo algo más. ¿Qué sucede con el Real Madrid que en menos de cinco días pasa de elevarse hasta la gloria deportiva coonsiguiendo la Copa del Rey contra el Barcelona y jugando en Valencia para caer tan estrepitosamente contra el mismo rival en su propio feudo del Santiago Bernabéu?. Digno para ser estudiado por los psicólogos deportivos.
En los primeros minutos movió mejor el pelotón los del Barcelona pero luego, durante el resto de la primera parte, no vimos nada de fútbol y mucho menos de fútbol con calidad. Casi nada para haber costado tan cara la entrada a quienes han llegado a pagar 2.000 o 3.000 euros por ver lo que vimos en la citada primera parte en que el noventa por ciento del fútbol fue un desfile continuo de entradas duras, suciedad, marrullerías por parte de ambos bandos y barullo sin sentido alguno.
Tras el descanso, una vez ya amansadas las fieras que todos llevamos dentro y más en un partido de máxima rivalidad continuó el desorden. Me acuerdo de las veces que los del Deportivo Olímpico nos enfrentábamos a los del Estrella Olímpica pero nosotros sí brindábamos espectáculo gratuito a los aficionados y ganábamos jugando con tanto arte balompédico que Solano y Rueda tuvieron que reconocer que eramos mucho mejores los de los cuadros arlequinados (blancos y negros) que los de las rayas rojiblancas (en horizontal) que tuvieron que desaparecer para no pasar mayores vergüenzas. Volvamos a la noche del catacrack. ¡Jó que sueño!. ¡Nada de fútbol de calidad en el subtotal y veremos qué pasa en el total!. Se me acaba el puro y estamos como empezamos. Sin disciplina no puede alcanzar una victoria ni el Vitoria de Setúbal -lo digo para que se entere Mourinho- ni el Alavés de Vitora -lo digo para que se entere Guardiola- y esto es, efectivamente, de perogrullo.  
Lo de Messi, estando el sensacional Pepe en el campo es nada de nada. El portugués le tiene tan tomada la medida al argentino que los anula por completo. Esto está pasando durante todo el partido. ¿Pero qué hizo el señor vestido de amarillo?. Alguien se preguntará qué estaba haciendo un señor vestido de amarillo entre once jugadores vestidos de blanco y once jugadores vestido de azulgrana. Pues salvo el ridículo y un poco más, se pasó de la raya y expulsó precisamente al jugador clave y emblemático del Real Madrid: Pepe.
Una vez entradas en razón las chavalas presentes en el partido que estamos siguiendo desde el Zig Zag y calmadas por completo tras el berrinche que se llevaron al ver la injusta expulsión de Pepe, el Barcelona ya jugó cómodo y fácil. El míster se lo puso en bandeja. Porque desde que Pepe salió del campo ya nadie pudo frenar a Messi. Lleva razón mi amigo Carlos al quejarse de estos árbitros que o mucho me equivoco o están "untados" de "tela" por alguna "mano negra" antimadridista.
Vino después la fase de los minutos caníbales y los jugadores -ya Pepe fuera del terreno de juego- parecían, en verdad, trogloditas. Pero ya se mascaba la tragedia y el patético final de un partido que le vino tan ancho al señor vestido de amarillo -al alemán Wolfgang Stark me refiero- que me informo de que es seguidor fanático de Leo Messi. Ya vuela de nuevo la sombra fantasmal del señor Michel Platini detrás de todo esto ya tan descarado que ni lo disimulan. Que sí. Que lleva razón mi amigo Carlos y la UEFA, dirigida por Platini, es una cueva de Alí Babá y los Cuarenta ladrones. ¡Vaya estafa pagar algunos miles de euros para ver esta parodia de fútbol pues fútbol sólo hubo los últimos diez minutos del partido coincidiendo con la injusta expulsión de Pepe que estaba siendo, una vez más, el alma del equipo de los madridistas!.
Así que abierta la "autopista" para el citado Leo Messi y quedando como líder del medio campo Xavi Hernández sólo tuvo el argentino que hacer dos llegadas al área y !catacrack! la victoria se la dieron, lo digo hasta con  vergüenza ajena pues parece que no la tienen nada más que para celebrar festejos y banquetes para regalar Balones de Oro y Botas de Plata, los señores de la UEFA al Barcelona. No me duelen prendas decirlo pues no soy seguidor del Real Madrid y mucho menos del Barcelona. Desde el punto de vista de un imparcial digo, mantengo y afirmo, que el partido se lo regalaron al Barcelona con sólo expulsar a Pepe. ¡Mona, mona, mona, así gana el Barcelona!.
NOTA ADJUNTA MUY IMPORTANTE: Aquí he empleado el nombre de mona para referirme al juego de naipes en que se reparten entre todos los jugadores las cartas de la baraja, menos una que queda oculta. Cambiando sus cartas mutuamente, los jugadores van deshaciéndose de las que forman pareja, y el que queda al final sin poder hacerlo, pierde el juego. Y es que este partido ha sido eso; un fatídica partida de naipes en que los del Barcelona llevaban todas las de ganar. ¡Así se las ponían a Fernando VII el Absolutista cuando de jugar al billar se trataba!.