Me sale al encuentro una estatua de sal que desesperada pregunta ¿donde estarán los que no temen arriesgar sus letras y perder sus vidas?
Da igual dormirte de lado que mirando al cielo, detras siempre hablan, siempre hablarán.
Sino complaces sus sordos oidos que jamás escuchan el llanto del silencio, sientete bien, nunca te niegues a darle voces, labios, ojos, ,manos a los versos que le devuelven la luz a los ciegos, la levadura al pan de este indiferente pueblo.
No existe el reloj cuando duerme el sol y el escritor cae en esta inmensa locura en la que no quedan colores para las banderas, ni presupuesto, ¡pero si la fuerza para gritar!.