El "man" del "chester" (Cuento ecuatoriano).
Publicado en May 01, 2011
El "man" del "chester" pide un fósforo mientras suelta su consabido !chuta, qué carajo de tontera es esta!.
- Pon un tinto, Hurtado. Dos peladas que se encuentran en el local están charlando y riendo. - ¡Están buenotas, Hurtado!. Inmediatamente apare "El Tigre" con sus muchachos; pero al "man" del "chester" no le asustan sus pendejadas. - ¡Tigre, o te largas de aquí o te doy un chirlazo que te envío, contra reembolso y certificado, en un sobre manila, al Estadio Atahualpa directamente y sin subir ni al bus ni a la buseta!. En el Estadio Atahualpa sigue intentando la selección ecuatoriana de fútbol profesional ganar a los argentinos. Las dos peladas siguen charlando y riendo. - ¡Voy a llamar a Don Pablo para darle mi pálpito!. ¿Puedo usar el teléfono, Hurtado?. - Por supuesto que sí... ¿va otro tinto?. - ¿Podría ser una colita con baguet?. - La colita sí puede ser pero el baguet no porque sólo tengo enrollados. - ¡Hecho!. ¡Pon una colita Inca y un enrollado!. - Inca no tengo... se han acabado... pero me queda Güitig. - Si no hay más remedio... - ¡Vaya pendejada de partido!. - No, Hurtado, podemos ganar. - Estamos jugando como nunca pero perdiendo como siempre. - No, Hurtado, no... ¡sí se puede!. Todo el Estadio Atahualpa entona una sola frase: ¡¡¡Sí se puede!!!. ¡¡¡Sí se puede!!!. ¡¡¡Sí se puede!!!. - Podemos, Hurtado, podemos clasificar. El "man" del "chester" se acerca al teléfono, lo coge y marca un número. - ¡Buenos días!. ¿Cuál es su nombre y desde dónde llama?. - Me llamo Patricio y llamo desde el barrio de La Gasca. - ¡Adelante!. ¿Cuál es su pálpito?. - ¡Escuche usted, doctor, yo sólo soy licenciado... pero le confirmo que sí se puede!. Don Pablo se pone nervioso. - ¿Se puede?. - No se me haga usted el gringo, Pablito, yo digo que sí se puede ganar a Argentina y vamos a ganar a Argentina aunque esté jugando "La Bruja". El "man" del "chester" corta la comunicación con la emisora mientras las dos peladas siguen charlando y riendo. - ¡Chuta!. ¡Qué pendejada ésta!. - ¿Ha marcado Argentina?. - No, Hurtado, pero... ¿verdad que están buenotas?. - Por supuesto que sí... yo las vendo bien calientes... La más guapa de las dos peladas se levanta enfadada. - ¡Oiga, caballero!. ¡Qué ira!. En esos momentos, en medio de su análisis deportivo, Don Pablo comienza a cantar. - ¡Hablando un día de mujeres!. - ¡Apaga la radio, Hurtado... que canta peor que el gallo de la catedral!. Hurtado apaga la radio justo en el mismo instante en que Ecuador mete el gol de la victoria. - ¡Tiene usted un buen pálpito, papito!. - Gracias pelada pero no es para tanto... "El Tigre" y todos sus muchachos de Las Casas agachan la cabeza como morlacos, toman sus birras de un sólo trago y se van para nunca más volver. - ¡Y volver, volver, volveeeeeer! -canturrea el "man" del "chester" Pero "El Tigre" va más corrido que un mono de Guayquil; mientras las dos peladas se ríen sin parar. - ¡Púchicas, Tigre, vaya con Dios compadrito! -le vocea el "man" del "chester" mientras se dispone a encender otro tabaco. - ¿Me puedes regalar un fóforo, Hurtado?. - Fósforos ya no me quedan pero tengo la fosforera. Y el "man" del "chester" enciende el tabaco con la fosforera que le brinda Hurtado mientras las dos peladas ya no paran de reír. - ¡Chuta!. ¡Qué buen pálpito tiene usted!. - No es nada, Hurtado... simples pendejadas no más... pendejadas de malcriado esas del Tigre y sus muchachos... - Ya... ya he visto cómo les ha despachado de una... - Y ahora que venga el argentino Fabián Iriarte a decirme a mí de quién es el señor del barrio. - El señor del barrio es de usted porque el señor del barrio es usted. - Por supuesto que sí, Hurtado. Eso lo saben hasta los de Otavalo. - ¿Y qué tal estuvieron este año las fiestas del Yamor?. - No están nada mal las de Otavalo... no están nada mal... Se vuelve a levantar la más guapa de las dos peladas. - ¡Oiga usted, caballero!. !Qué ira!. ¡Estoy resentida con usted!. - No se preocupe peladita... yo soy como Don Oswaldo... a veces subo... a veces bajo... ¡qué carajo!. La más guapa de las dos peladas se queda parada. - ¡Siéntese, señorita, siéntese y espere! -le recomienda el "man" del "chester". Ella se sienta y guarda silencio. - ¿Puedo usar otra vez el teléfono, Hurtado?. - Por supuesto que sí... para eso ha sido un tinto con colita... El "man" del "chester" vuelve a marcar el mismo número que antes. - ¿Quien es y de dónde llama?. - Soy Patricio y llamo desde el barrio de La Gasca... - ¿Otra vez usted?. ¡Usted ya dio su pálpito, lo siento!. - Espere, espere, Pablito... - Quedo a la escucha pero dése prisa por favor... - ¿Sabe usted algo de toros?. - Sólo cuando llegan las Fiestas de Quito. - ¿Se refiere, doctor, a la Feria de Jesús del Gran Poder?. - ¡Correcto!. - Pues ahí va mi pregunta... ¿existió o no existió un torero español al que llamaban "El Algabeño"?. - ¡Hable usted en serio!. - ¡Chuta!. ¡Estoy hablando en serio!. ¡Póngase las pilas que yo no soy gringo!. - No lo tengo apuntado entre mis notas. - Pues yo le digo, compadre, que sí se puede y sí se puede... ¡para que se acabe ya esta vaina!. - Pero... ¿existió o no existió un torero apodado "El Algabeño"?. - ¡Púchicas!. ¿Si yo le demuestro que es verdad que existió gano la sudadera completa?. - Por supuestísimo que si es acertada la nota le regalamos la sudadera completa de color vino tinto, más una gorra del Auquitas, el ídolo de Quito y, además, unos naipes para que juegue usted al cuarenta. - Me gusta más jugar a los solitarios porque así no tengo bronca con nadie. - Entonces le cambiaremos los naipes gringos por los naipes gallegos. - Cambie... cambie todo lo que quiera, compadre, y dígale al señor notario Pasquel que tome nota de todo. Y eso que no voy a utilizar la polla. - ¡Correcto!. - Todavía no dije nada. - De todas formas... ¡correcto!. - Pues mire usted, doctor, sin usar la polla le digo que sí exsitió un torero español apodado "El Algabeño" porque nació en La Algaba, de la provincia de Sevilla, de la Comunidad Autónoma de Andalucía. ¡Ándele ya!. Pero si quiere uso la polla. - ¡Úsela, por favor!. - Va usted a aprender muy bien como se usa una buena polla, hermano. - Eso espero. - Pues ahí va y que siga el notario señor Pasquel tomando buena cuenta para seguir engrosando su buena cuenta corriente con las coimas y los cohechos de turno: José García Carranza, apodado Pepe El Algabeño hijo, nació en La Algaba, de Sevilla, el 26 de febrero de 1902 y murió en Córdoba, el 30 de diciembre de 1936. Matador de toros, rejoneador y terrateniente español que se significó por su activismo de extrema derecha y por la colaboración violenta que prestó como paramilitar al general Gonzalo Queipo de Llano durante la Guerra Civil española. José García Carranza en sus comienzos como matador y, en su final, como rejoneador, fue hijo del también matador de toros José García Rodríguez, alias El Algabeño y de Francisca Carranza García, hermana de Pedro Carranza García, alias Algabeño II. Tomó la alternativa el 29 de julio de 1923 en Valencia, de manos de Rafael Gómez El Gallo y Juan Silveti, "el Tigre de Guanajuato", como testigo , con toros de Campos Valera. El Cossío le dedica mucho espacio y lo presenta como alguien atraído irresistiblemente hacia un destino taurino por su aureola familiar y vital, pero contra los deseos de su padre. Describe su toreo como tosco y campero aunque lleno de vigor, exactamente igual que su complexión física viril. Se cuenta que en las faenas de acoso y derribo, el llamado toreo con garrocha, sacaba su navaja y le abría los asientos a su caballo, para que la embocadura del bocado asentara en carne viva y así forzar la parada. Sobresalía en la suerte de matar donde siempre "hincaba el estoque hasta el puño" . Tras actuar en la inauguración de la plaza de toros de Cádiz en mayo de 1929, sufrió una grave cogida en Bayonne, Francia, el 28 de septiembre del mismo año. Posteriormente actuó, ya siempre como rejoneador, en 1933 en la plaza de las Ventas de Madrid, con Antonio Cañero Baena, y fue uno de los padres del rejoneo moderno con un estilo muy arcaico. Fue herido por los toros en tres ocasiones. Este perfil rudo se completaba con una esplendidez hasta la prodigalidad, simpatía natural y éxito con las mujeres, sobre todo aristócratas. Al contrario de lo que se cree, Algabeño tuvo mucha relevancia pública en la prensa de su época tanto en los medios taurinos, como de sociedad y cinematográficos . Intervino en las películas "La medalla del torero" de 1924, "La hija del Corregidor" de 1925, ambas de José Buchs, y "Currito de la Cruz" de Alejandro Pérez Lugín, de 1926. Correspondiendo al antirrepublicanismo visceral de la gente taurina, Algabeño, hombre de acción de temperamento violento y maneras intimidatorias, estuvo involucrado con el militar Manuel Díaz Criado y otros «cívicos» derechistas sevillanos en la muerte de cuatro obreros en el Parque de María Luisa de Sevilla la madrugada del 22 al 23 de julio de 1931; hecho conocido como «el incidente de la ley de fugas» . El cortijo familiar «El Alamillo», entre La Algaba y Sevilla, fue incendiado en la represalia popular consecutiva. Se adhirió muy pronto a la ideología falangista, como muchos esnobs de tronío. A su boda, celebrada en la iglesia de San Vicente de Sevilla en diciembre de 1933, asistieron como testigos dos conspicuos falangistas : Miguel Primo de Rivera y Sáenz de Heredia y Sancho Dávila y Fernández de Celis. Consocio del Aeroclub y contertulio del bar El Sport, el 13 de agosto de 1932 fue encarcelado por haber insultado en público al alcalde y los concejales democráticos de Sevilla durante la "Sanjurjada". Manuel Siurot escribió: "Lo hemos admirado cruelmente perseguido y rodando en cárceles por amar el orden y amar la Patria" . Su casa familiar de Sevilla en la calle San Vicente fue asaltada por las turbas. Por el asesinato del Parque de María Luisa y por su talante claramente provocador fue considerado como enemigo del pueblo y sometido a la venganza de clase ritual . Sufrió en Málaga un atentado del anarcosindicalista Antonio Raya Díaz en el que fue gravemente herido por disparos dentro de su coche al salir de la plaza de toros el 11 de marzo de 1934. En aquellos años se hizo famoso por su violencia típicamente fascista y por la colaboración voluntariosa que prestó a la limpieza política de Queipo de Llano . En lo planeado por los militares desleales estaba previsto que, en un primer momento, y antes de que empezasen a hacerse efectivas las sanciones a que diera lugar el bando de Estado de Guerra, debían consentirse ciertos tumultos a cargo de civiles armados, pistoleros, para que determinadas personalidades de izquierda fueran eliminadas o se destruyesen centros y organismos leales al gobierno . Queipo de Llano contaba en este sentido para el golpe con la experiencia de Algabeño y su gente. Pero la colaboración de los 1.500 falangistas previstos fracasó. Históricamente Algabeño es localizado en los primeros momentos del golpe entre la camarilla de guardaespaldas de Queipo de Llano en el cuartel de la II División Orgánica así como en la represión de los barrios de Sevilla, luego en Córdoba el 7 de agosto, en el entorno del general Varela en el frustrado asalto a Castro del Río, de Córdoba, y poco después vuelve a Sevilla, junto a su mujer y su suegra, radicándose en el hotel Majestic. actualmente llamado Colón, sede de la aristocracia refugiada en la ciudad y de los militares golpistas. En la conquista de Manzanilla, de Huelva, es visto junto al comandante Antonio Castejón Espinosa y al marqués de Nervión. Producido con éxito el golpe militar en Sevilla, por temperamento y por casta Algabeño y su grupo agrario se movieron entre las bandas de militantes voluntarios de extrema derecha-policías-paramilitares, bandas negras en el acervo popular, quienes, empujados sin duda por un interés de clase se ofrecieron inmediatamente a Queipo de Llano y se encargaron de realizar el trabajo sucio de la represión, cuya responsabilidad principal pertenecía, desde luego, a los militares profesionales golpistas. El Ejército rebelde disimulaba así su compromiso en la lucha de clases. Las escuadras estaban compuestas, sobre todo, de hombres jóvenes con armas, someramente uniformados, atraídos por los atributos de la masculinidad, a menudo dirigidos por propietarios adultos y socializados en el uso de la violencia para eliminar a sus adversarios políticos . Casi todas estas columnas disponían de su capellán voluntario. La prensa rebelde acuñó el equívoco término de "racistas",sin duda derivado de razia, para definir semánticamente la estructura funcional de estas partidas. Estos grupos fascistizados, que hoy en día llamaríamos paramilitares, cuyos componentes se consideraban a símismos «patriotas», no pudieron actuar arbitrariamente al necesitar algún tipo de certificación pasiva o activa de la autoridad militar; pero algunas disfrutaron de tal autonomía, que influyeron sobremanera en la forma, extensión, justificación y magnitud de la limpieza política. Por ejemplo, la escuadra negra de Rafael Medina Villalonga o la del marino Ramón de Carranza se distinguieron en este sentido en la despiadada represión sevillana. Queda constancia testimonial fílmica de algunos desmanes razistas en la zona de Almonte, de Huelva. En las columnas "racistas" y en muchos pueblos se alinearon desde el principio del golpe unidades voluntarias e irregulares de caballería, la pintoresca Policía Montada de Sevilla, de Córdoba o de Huelva, cuyos más conspicuos jinetes fueron respectivamente Pepe el Algabeño , el rejoneador Antonio Cañero o el teniente Morillo. Columnas financiadas por el capital latifundista andaluz . Francisco Moreno describe su composición : "caballistas de la capital, capataces y aperadores de las grandes fincas, señoritos acostumbrados a recorrer sus cortijos a caballo, aficionados a la equitación y mozos de las ganaderías bravas". Como en la Edad Media, cada caballista aportaba a sus expensas el equipamiento y uno o más criados, también montados, que le servían. Para el precario ejército del general Queipo de Llano "aportaban con sus caballos y sus servidores, equipos, un entusiasmo extraordinario, buen armamento y buena puntería". Vestían a la campera y con sombrero cordobés o de paja con una escarapela con la bandera monárquica. En algunas ocasiones esta aportación no fue del todo desinteresada porque les permitía vigilar su patrimonio sobre el terreno. Acostumbrados a la montería y a la garrocha gustaban de acosar y abatir a los jornaleros anarquistas o marxistas que huían por los campos. El 3 de agosto Queipo de Llano da cuenta por la radio que Algabeño está formando parte de una partida de racistas de la que "se hablará mucho en su día" al tiempo que desmiente su muerte, falsamente anunciada por un periódico portugués. "Esto, como sabéis, carece por completo de veracidad . Pepe el Algabeño disfruta de excelente salud y está prestando brillantísimos servicios en Falange y forma parte de una columna de la que se ha de hablar en breve mucho y bien . El Algabeño está henchido de entusiasmo, como todos los falangistas, y ha de dar muchos días de satisfacción y de gloria a España, si no en los toros, como militar voluntario". Probablemente Algabeño perteneciera primero a la partida de Ramón de Carranza, alcalde de Sevilla, y más tarde al escuadrón del comandante Alfredo Erquicia Aranda. Agregado al Estado Mayor de Queipo de Llano, se ocupaba de tareas represivas y de enlace cuando le sorprendió la muerte. Personaje fabuloso, siempre se le veía acompañado de gente importante . Con su popularidad Algabeño pronto se convirtió en una personalidad temible y destacadísima de Falange, señor de vidas y haciendas y paradigma del llamado "terror blanco" en Andalucía. Uno de sus panegiristas escribió : "El Algabeño vivía odiado por quienes no le conocían. Del Algabeño señorito matón, cerril intransigente, ebrio, que decían, al labrador campechano con natural finura, afanado en sus labranzas, inflamado por un espíritu de justicia había un abismo". En contra de la norma de aquellos años, algunas de sus anécdotas, bromas pesadas, detenciones arbitrarias de rehenes, crímenes y demás hechos violentos han trascendido, recogidos y pormenorizados por testigos y coetáneos, por lo que merece ser estudiado como personaje significativo de su clase. Hasta se hizo famoso por los frentes de batalla el miliciano que osó robar en La Algaba el coche de el Algabeño y pasarse con él a la zona republicana. Barbero pone en boca de Algabeño : "Nosotros somos España; ellos, la anti-España. Nosotros hemos fusilado a muchos, es verdad, pero confesándolos y comulgándolos, y ellos, no. Ya ven ustedes la diferencia" . Baamonde describe episodios de su crueldad allí por donde pasaba, como la voladura de unos mineros, siempre temibles, con sus propios cartuchos de dinamita atados uno a uno que él iba encendiendo, "para no gastar munición" . Moreno recoge de un testigo cordobés : "Al Algabeño y a Cañero los he visto yo tirotear con fusiles de montería a los presos de la cárcel de Antequera, donde yo estaba de guardia... Cuando íbamos con la columna para Antequera y aparecía la aviación republicana, el Algabeño dejaba el caballo solo y corría el primero a la alcantarilla más próxima. Después, salía gritando : ¡Viva España!" . Cayó herido en acción de guerra en el frente de Lopera, de Jaén, contra las Brigadas Internacionales en la toma del Cerro de San Cristóbal, el 29 de diciembre de 1936 concretamente en la carretera de Villa del Río, muy cerca del cortijo Medina, junto al cruce de la carretera de Madrid. Queipo de Llano dijo por Radio Sevilla : "Esta noche no estoy para hablar, porque tengo un gran disgusto . En el día de hoy José García "El Algabeño" , falangista, agregado a mi Cuartel General, se empeñó en llevar personalmente una orden que yo le dí al extremo en que se hallaba operando la caballería . Había bastante fuego y recibió un balazo de bastante gravedad y tanto en el momento de caer como en el de ingresar en el Hospital sólo salía de su boca una frase : ¡Viva España!. Ha caído como un bravo. Haga Dios que Pepe el Algabeño se restablezca pronto de las heridas que sufre. Trasladado al Hospital de la Cruz Roja de Córdoba, fue operado de graves heridas abdominales a las que no sobrevivió. Queipo de Llano impuso al cadáver la Medalla Militar y fue nombrado a título póstumo por Franco teniente honorario de Caballería (BOE de Burgos de 30 de enero de 1937) . Su cadáver fue objeto de un recibimiento falangista apoteósico en Sevilla siendo su muerte mitificada . Casado con Araceli Benjumea Vázquez, dejó un hijo póstumo, José. Fue enterrado en el panteón familiar de La Algaba, pueblo donde todavía persiste una calle con su nombre. La prematura muerte en el frente de José García Carranza causó profunda consternación en las filas fascistas y fue utilizada en la prensa como estímulo de la violencia y ejemplo del heroismo . Tuvo categoría épica y algunas de sus pertenencias fueron expuestas a la admiración pública en los museos de guerra de la época. Pero los poetas "nacionales" intentarían que la violencia no apareciera retratada en toda su crudeza. Algabeño fué ensalzado de distintas maneras . Bien en el contexto urbano de la conquista de Sevilla junto al general Queipo : ¡Aquella tarde de Julio!... ¡Cómo se ufana el recuerdo con propia voz de heroísmo y son de romance prieto! Al lado del general iba Pepe, el Algabeño, dando a la lucha prestancia de noble valor sereno, sin euforia de contornos ni aire de jaque flamenco, viendo poblarse las calles de golpes rudos y secos. Y de metralla, que funde defensas y parapetos. Bien en su faceta rural y campera como "policía montado" : Caminos de reconquista para su paso se abrieron y desde la lucha urbana fue al combate en campo abierto, donde se ensanchan las voces y no halla topes el eco, para que tengan los tiros vigor y blanco perfecto. Lleva pantalón de pana el gorrillo rojo y negro y cazadora rosada con guarniciones de cuero con altas botas de campo y espuelas de duro acero. La fusta de su sonrisa y el rifle de su contento ¿No busca la gloria un novio que tenga el color moreno? ... O en las virtudes tópicas de un señorito latifundista sin incidir propiamente en la vibración violenta que emanaba del héroe. ¡Llorad mocitas gitanas, la muerte del Algabeño! Fina estampa de señor con buen empaque flamenco y un aire de valentía, que se le va, sin quererlo, por dondequiera que pone la planta, a los cuatro vientos. Las estrofas seleccionadas corresponden a los poetas Pelayo, Francisco Arévalo y Nicomedes Sanz y Ruiz de la Peña. Don Pablo se queda mudo, completamente mudo y demudado la color de su rostro. - ¡No me sea usted mudote, Pablito, y hablando de pollas que le siente muy chévere el pollo del KFC, señor abogado de multinacionales contra chavalas guapas. ¡Híjole!. ¡Menos chuchaquis y menos hacerse el vivo conmigo!. - Esto... yo no quería... - Escuche y corte el rollo. ¿No sabía usted que yo fuí novillero?. - ¡Hable usted en serio!. - Sí. Hablo en serio, hermano. Muchas tardes me tiraba la pera en la Universidad Complutense de Madrid pero de vez en cuando y de cuando en vez. De pura gana. Que tengo el poto caliente de tanto chupar banca en la Facultad de Periodismo. Y, por cierto Pablito, no se haga bolas el "cacahuate" que yo sólo soy un "mandao". Si está por ahí el mandarina de Fausto déle un cordial saludo de mi parte, colega... pero hágale saber que tengo pantalones Gracias a Dios y se lo puedo demostrar donde guste, cuando guste y como guste. Y muchas gracias por sus cumplidos, loco. Que sé la diferencia que existe entre cholitos y chullitas por si acaso no se han enterado ustedes, hermanos. Estoy seguro de que ustedes me toman por un montubio porque no soy precisamente huero pero no olvide, compadrito, decirle al gran Alfonso que sí, que soy un novel con be pequeña pero que puedo ser un nobel con be grande si Dios así lo quiere. ¡Chao, ñañito!. ¡Mamacita... que risa!. El próximo canelazo toménselo recordando por favor... recuerde el vivo y despierte... así que despierten ya y no se me sigan haciendo los vivos. Ya lo saben, locos. Tómense todos ustedes unos canelazos en mi nombre. El "man" del "chester" vuelve a cortar la comunicación. - ¡Cambia de emisora, Hurtado!. - ¡Chévere!. ¡Cheverísimo!. ¡Qué ostia!. ¡Y no ha sido precisamente de leche!. En la nueva emisora está sonando una canción. - Te quiero con amor sincero, me gusta mucho como eres, no hay nadie que me alegre tanto ni que sienta todo lo que ahora siento. Tu eres el mejor, tu eres el más bonito de mis sueños y todo el día pienso en ti para que estemos juntos en todo momento. Y endúlzame que soy café y cántame que soy canción; dibújate sobre mi piel que tengo el cuerpo de papel. Enciéndeme que soy calor, suspírame que soy amor y llévame a tu pelo en una pompa de jabón. ¡¡¡Báilalo!!!. - Eso... eso... -está diciendo, en la tevé, El Chavo del Ocho al Señor Barriga mientras el Profesor Jirafales, con un ramo de flores en la mano derecha, está esperando a que abra la puerta Doña Florinda. - Cambia de tevé, por favor, Hurtado. En el nuevo canal televisivo un periodista ha terminado de dar las noticias. - Y esto, señoras y señores, ya es historia.
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