Detectives
Publicado en May 13, 2011
En una oficina antigua del centro de la ciudad Juan fumaba un cigarrillo atrincherado detrás de su escritorio. Se encontraba abstraído mirando unas fotos de su último caso.
De repente el repiqueteo del teléfono lo obliga a volver de golpe a la realidad, era el comisario Ortiz: -¡De la Sera!... tengo noticias de su caso, el forense quiere verlo. -voy para allá -Contesta secamente apagando el cigarrillo en un cenicero poblado de colillas nocturnas. Toma su abrigo y se marcha. Esa mañana la calle estaba húmeda, gris y fría pero nada detenía su vocación de servicio, la agente Gutierrez se dirigía hacía la morgue judicial en busca del informe de su actual caso. Se trataba de un suicidio bastante dudoso de una joven de 29 años encontrada en un descampado en las afueras de una villa de emergencia. A través de un largo pasillo caminaba a paso firma, en la última oficina se detiene y golpea la puerta. -Gutierrez! la estaba esperando... -el doctor Ribero era uno de los forenses más antiguos de aquel edificio, había sido intimo amigo de su padre y realmente la apreciaba. -Adelante esta en su casa... -No, por favor... ¿qué encontró? En una de las mesas se encontraba el cuerpo blanquecino y helado de una mujer debajo de las sabanas blancas. -La bala que extraje de esta joven no corresponde a la encontrada en el lugar de los hechos. -¿cómo?... -Pero esa no es la mejor parte... el disparo no fue la causa del deceso. En los análisis de sangre se encontraron altos grados de cianuro de potasio... -Sí, como para matar un caballo... -Dice hojeando el informe. -Hoy en día se lo puede encontrar en petroquimicas que lo utilicen para el control de plagas, en joyería o cualquier tipo de minas para la extracción de oro o la limpieza del mismo, en el revelado fotográfico... -Sí, sí ya entendí. mantegame al tanto si alguien aparece a reclamar el cuerpo o si tiene algún otro dato más. Se saludan y ella se marcha. Al doblar el corredor se choca con unos ojos negros y familiares, ambos quedan mirándose un instante sin decir nada... tal vez por la sorpresa. -De la Serna... -Gutierrez... ha pasado mucho tiempo ¿cómo estás? -Juan sonríe sin darse cuenta, ella había sido su compañera durante años. Una mujer hermosa e inteligente como pocas según su opinión. -Bien, tengo que irme. Me dio gusto verte. -La incomodidad le apretaba los zapatos, necesitaba seguir su camino. Juan Martín no podía evitar los recuerdos que iban apareciendo, sabía que juntos hubieran tenido una gran carrera dentro de la fuerza pero la piel que surgió entre ellos un día complicó todo y ya nada fue igual. Mariana Gutierrez sale nuevamente a la calle y una ráfaga de viento helado le cala los huesos, se estremece, cierra los ojos, sonríe mientras sube a su auto y desaparece entre el tráfico de la hora pico. -¿Cree usted que pueda tener los resultados en 24 horas? … - haré todo lo posible pero no le prometo nada tengo miles de casos en espera para hoy... usted no es el único De la Serna. - Lo sé pero tengame en cuenta yo lo llamo para ver si hay novedades, que tenga buen día Dr. Rivero. -Gracias. En ese preciso instante un zumbido comienza a sonar en la cabeza de Juan, y es cada vez más fuerte, como si estallara algo dentro de su cerebro… el dolor es insoportable, lleva sus manos a la cabeza es el sonido más insoportable que ha escuchado en su vida, no lo soporta... cae al piso... esta a dentro de su cabeza, sus ojos se vuelven rojos del dolor. A lo lejos escucha la voz del viejo forense que lo intenta incorporar. El incontrolable sonido aumenta y se vuelve más tridente, más desgarrador. Habla pero no escucha su voz, ¡grita!, el médico no parece comprender y entonces la ve a ella con una expresión relajada y una sonrisa hermosa en sus labios. Le habla pero Juan ya no escucha ella sigue sonriendo, cada vez esta más cerca él ya no puede mantenerse en pie, la mujer lo besa y con sus manos le arrebata el arma que llevaba en la espalda la carga y lo mira intensamente a los ojos. Juan grita pero ella no parece escuchar, sus manos delicadas cargan el arma y lo apunta. El sonido persiste ya es insoportable… Ella por fin dispara justo al corazón sin vacilar y el sonido se detiene… Juan vuelve a respirar...
Página 1 / 1
|
Laura Alejandra Garca Tavera
Emme
Esteban Valenzuela Harrington
Lo leí dos veces, y no sé si no lo entendí o bien la trama es confusa. El ritmo es poco intenso, sólo el final tiene algo de vértigo, hay cosas que me parecen de más. Si no mal entiendo, es la mujer muerta la que en el fondo se le aparece? si estoy equivocado, por favor explicamelo, plis.
Por esta vez paso,
Un abrazo,
Esteban
Emme
Laura Alejandra Garca Tavera
Emme
Emme.