Otra vez miro a tu indiferencia a los ojos, ella saca los dientes y me da terror no poder seducirla. Persigo por todos lados a tu sombra y tampoco quiere saber de mí, el eco de tu voz ya no me habla y siento una vez más el puñal de la soledad en mí. Prometiste que todo iba a ser diferente y ahí te encuentras en tu lado de la cama fingiendo dormir… dándome la espalda como antes. Y el abismo se abre nuevamente dejándome a kilómetros de distancia, sola y adolorida de tantos golpes. Gracias a Dios en los sueños todo vuelve a ser como antes cuando me amabas, cuando te importaba esta familia que tanto me cuesta armar. Pero lo bueno dura poco y el sol me obliga a empezar el día… despierto a nuestra hija de un sueño que nunca quiero romper, preparo tus cosas para que entres a la ducha y me apuro con el desayuno esperando ese momento otra vez… ese beso de las mañanas antes de irte, antes de que sienta el vacío otra vez. 
La verdad es que no tengo valor para dejarte como sino te quisiera y todavía no entiendo porque seguís acá… pero aun tengo fuerzas para intentarlo una vez más, para tratar de recuperar eso que te enamoró de mí hace tiempo. Sé que voy a poder, sé que tengo que poder lograrlo una vez más. Solo te pido tiempo para poder descubrir que es lo que ya no encaja en este cuento. “Si algo callé es porque entendí todo… menos la distancia” canto una y otra vez mientras me pierdo en mí misma tratando de buscar en qué fallé y cuando. Ojala no sea tarde. 
Amor cuanto me haces falta!