Toldo (Reflexiones).
Publicado en May 26, 2011
Bahamontes, Gaul, Anquetil, Loroño, Van Stembergen, Van Looy, Gimondi, Poulidor, Pérez Francés, Hinault, Julio Jiménez, Merckx, Ocaña, Jan Jansen, Perido Delgado, Indurain, Armstrong, Contador... ¡el ciclismo de los grandes nombres!. Pero... ¿qué existe debajo de la epidermis de los campeonísimos?. ¿Qué es ese temblor de piernas que hace morir a Simpson, a León, a Tondo y tantos más?. En la epidermis del ciclismo, allá donde sólo miramos quienes pensamos en el sacrifico de las vidas desde el anonimato para la honra y la gloria de los capitanes, estamos los que escribimos solamente de la existencia. Ciclismo. Campeones. Capitanes y lugartenientes de los capitanes. ¿Quién ha dicho que el ciclismo es un deporte inhumano?.
Entre la vida y la muerte hay una sensación de que somos pasajeros de un billete llamado Eternidad y que pertenece a los gregarios que mueren a causa de su capitán. Quizás algún día, al igual que se levantó un monumento a la memoria del Soldado Deconocido, alguien se acuerde de erigir una estatua para quienes han regado con sangre la alfombra dorada de los campeones... para que vivan siempre dentro del pelotón de los anonimatos pero con personalidad propia. Podríamos denominarla la Estatua del Ciclista Desconocido. Sería una buena manera de dar a entender a todos y todas que la vida es mucho más que subir a un podio, recibir la medalla de campeón y que venga la linda azafata de Mahou Cinco Estrellas y te de un par de besos antes de irte a dormir a la habitación que ya te tienen preparada en el Hotel Majestic por ejemplo y hasta que una linda señorita te acompañe en tus dulces sueños. Quizás en los colegios todos se estén pegando por conseguir los cromos de los mejores (pongamos por ejemplo a Contador) Pero... ¿alguien se acuerda de Mallejac?, ¿alguien se acuerda de Gelabert?, ¿alguien se acuerda de aquellos desconocidos que, gregarios de las superfiguras, dejaron los triunfos para que otros recibieran las ovaciones mientras nos hacían pasar deliciosas jornadas de chapas?. Quizás sea necesario refrescar la memoria a más de uno para que recuerden a Herrero Berrendero y, sobre todo, que el famoso Fernando Manzaneque tuvo un hermano llamado Jesús. O sea, lo mismo que Amalio Hortelano. ¿Alguien sabe algo de Strehler, Christian o Catalano?. ¿Cuántas personas recuerdan el nombre de pila de Esmatges?. ¡Tanto hablar de los goles del Real madrid!. ¡Tanto hablar de las elecciones autonómicas que hasta se nos llena la boca de ideologías y más ideologías!... y nadie sabe quien fue Rohrbarch. Ya lo ven ustedes. Todos y todas hablan de los héroes pero ¿quién habla de Pedro Masip o del joven ciclista murciano que cayó muerto en las mismas puertas de la capital?. Estoy seguro de que pasarán las décadas y todos seguirán sabiendo quien es Contador y que se llama Luis Alberto pero todos olvidarán quien fue Toldo y, menos aún, recordarán que se llamaba Xavier. Y, mientras tanto, siguen los eruditos "a lo violeta" (algo "sospechosos" por cierto), premiando a los famosos. ¡Faltaría más!. ¡Para eso son la crema y nata de la sociedad literaria!. ¡¡Aunque escriban guarradas, marranadas y cosas de dicho estilo!!. Y a eso lo llaman Literatura...
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José Orero De Julián