Salto por las rendijas de mi casa.
Salto a la nada, salto al vacío: sólo salto.
Estámos yo, mi catre y la ventana
y sombras que desbordan los rincones.
Hay vacuidad en el aire eléctrico.
Hay afonías que rozan mi garganta.
Las paredes se desploman siendo transparencias
cuando aún no se insunúa el alba al otro lado.
Prolifera en mi mente la absorción de mis sienes
mientras mis ojos dormidos inventan corredores.
El catre se convierte en un río y fluye
hacia una esquina, donde se hace una cascada.
Hay géiseres diminutos al lado de mis pies
y muchos libros muertos,secos, diseminados.
En mi cráneo golpea una sílaba terca
que repite incesante que sólo soy sonido.