Mira mis ojos, y verás con claridad lo que siento,
lo que soy, en que creo, si estoy o si me he ido lejos.
 
Mira mis ojos y verás el reflejo de mi espíritu
en el lago de los sueños perdidos.
 
Mira mis ojos, sus párpados pesan, 
se han cansado de llorar, y retienen las lágrimas.
 
¡Mira mis ojos! y verás mi alma recostada
en el frío del crepúsculo de este día que se esconde.
¡Mira!...no dejes caer tu mirada al suelo,
porque si la sostienes, me mantienes apoyada en tí,
si la dejas caer, caeré con ella,
si la cierras me dejarás afuera,
si me esquivas, me empujas contra sus antorchas,
contra sus espadas...
 
Solo mírame, o arrójale tus ojos a los cuervos
sin que yo me de cuenta, y aún así finge que me ves,
para que no me ahogue entre sus sucios dedos.