CONFESION DE AMOR IV (Fin)
Publicado en Jun 18, 2011
Se olvidó de quererla y la sigue amando.
Porque aunque su corazón manaba sangre, su mente enloquecía, y el dolor del cuerpo, eran cadenas del mundo, que lo ataban al infortunio. El tiempo, su viejo amigo, curo las heridas, sanó su mente, y renació de lo profundo de su alma, un amor más limpio, más puro, más joven, más longevo. Se olvidó de quererla y la sigue amando. Porque el amor dispensa, porque eres mujer. Porque, quizás, mañana dirá ¡perdóname! Porque más allá de mañana, existe otra mujer, que espera, con un corazón libre; limpio, sin ataduras al tiempo pasado. Se olvidó de quererla y la recuerda amándola. Porque sigue amando aquellos momentos de gloria, cuando eras muchacha sin pretender ser mujer. Porque junto a la soledad, encontró el camino angosto, escondido en el ancho mundo, y allí acuclillado, adormecido sobre el suelo frio, dejó morir el amor de la madurez, para que renaciera el amor de la libertad. Así como muere nuestra niñez, para renacer en la adolescencia, llena de vida y juventud. Ahora desea ansiosamente no tener miedo, ni temor. Las sombras del pasado, ya no cubrirán su cuerpo. ahora camina buscando el brillo de la libertad, bajo la sombra del ala protectora, que le cubre con sus plumas. Cruza la puerta y el resplandor del mundo, no lo ciega. sus ojos ven lo que antes no, el cáliz de las aversiones, es la tentación para mirar atrás. Una saeta es lanzada y es atrapada por la mano invisible, del que cuida su espalda. Ya no más miedo, no más temor; sus caras, sus ojos, sus palabras, sus demonios. Ya no le asustan, va por el camino angosto, Las sombras del pasado el cáliz de los rencores; todo quedo atrás. Atrás quedaron los rostros del temor, poseídos involuntariamente, por los demonios de la oscuridad. Atrás el amor herido de muerte, como muere nuestra juventud, para despertar en la flor de la senectud. Atrás las buenas palabras, el goce de su cuerpo, los momentos vividos, los días de largo amanecer. Atrás el deseo y la pasión vivida, Viene el perdón que redime el alma su mano no esconde la piedra, y tampoco la saliva le cae del cielo. vienen otros brazos, que juntos, andarán por el mundo llevando mensajes de paz. Brazos que romperán cadenas, que el mundo ocultara y el viejo tiempo les mostrara. Brazos que encontraran amigos Y juntos construirán Y juntos reirán Y juntos jugaran Brazos que se tocaran, se palparan en un ritual de amor consagrado, donde comulgaran libando las mieles, que surgirán de dos cuerpos fundidos como uno. Con ella vivirá amores fogosos. Placeres eternos. Sueños de libertad.
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