El uno es de los de las arrebatacapas en época de fiestas julianescas y todo eso de tener que ver con las varillas de las abarcas que pasan o que no pasan porque se duda hasta de si es verdad lo de picar en lo alto del morrillo o pincha en hueso cada vez que lo intenta. El otro es de los de bigote en ristre con una ristra de ajos en lugar de correa para asujetarse las calzas y los calzones todo al mismo tiempo y bien apretujao. El tercero va por la vida buscando algún pozo artesanal para refrescar su memoria memorandis vivencialiae y así aumentar sus rércord and the rock-cola deportivos. Y el cuarto no tiene ni chicha ni limoná en su cámara lenta y tan secreta que es el top ten del secreto de los espías sin saber nada de Espinardo porque le ha dado por comer espinacas verdes con alcachofas en salsa bechamel con hidromiel sacada de alguna hidra.
Son los cuatro mosquiteros trompeteros de la epopeya de Pompeya y los cuatro juntos parecen cuatro romanos liados en un sólo envoltorio de polvos de pica-pica en época de crisis porque Atila les sirve tila tras tila tras tila tras tila. Y en cuanto a ligar chavalas pues resulta que los cuatro juntos o por separado sólo conocen el arte de brujulear con brújulas (viéjulas montadas en escóbulas) de echar los cartoncillos de tabaco en vez de las cartas. Y menudas cartas... ya que se parecen a las del fraile Don Frailón de los Frailecillos los cuales, por cierto no tienen la culpa.
Se les encuentra siempre enfrascados, con frascos de tintura de yodo para combatir el resfriado, en lo de echar a suertes la preciada herencia de cuatro pesetas y media que verán que cara ponen cuando les den un montonazo de perras de a cinco céntimos más algún penique mientras ellos se codean los unos contra los otros para abrirse hueco en el muro de las lamentaciones y así cobrar. ¡Y vaya que sí van a cobrar de lo lindo los cuatro mosquiteros trompeteros cuando venga enfadado el señor charcutero al que le deben doscientos gramos de solomillo, media croqueta de zanahoria con ajonjolí y una especie de aguachirri con chirlas!.
En Charleroi son más famosos que el Capitán Mostachete y sus tres tristes tritones pues resulta que los cuatro mosquiteros trompeteros se parecen un poco, a la hora de la verdad, al relojero de la Torre de Mangana porque miren que desean mangar mientras otean el horizonte del monte de piedad donde tienen ya empeñados los tétricos parachoques de sus automóviles que son de la época de cuando Don Gardonio cantaba dos gardenias para ti con ellas te quiero decir que te quiero aunque por eso muero poquito a poco y un montón de chorradas más.
Pues que pasa que a los cuatro mosquiteros trompeteros les ha dado por irse a zampar olivas de Jaén a Olivares de Júcar (que es lo más lejos que han salido de excursión) y ellos, los cuatro mosquiteros trompeteros digo, siguen intentando chupar del bote cuando resulta que el bote está más vacío que un agujero negro interestelar. Por eso me informan desde Cabo Cañaveral que los cuatro mosquiteros trompeteros se están inflando cada vez más de tantas cañas que se meten para sus obesos cuerpecitos de saltimbanquis circensis romanoscum entre Chillarón e Hinojosa Del Duque que parecen globos estáticos y neuróticos. ¡Y ya tenemos a los cuatro mosquiteros trompeteros puestos otra vez de hinojos y tan hinojados (se puede decir también enojados) como un pulpo en pepitoria adobado con pepinos de mar!.
Lo que me avisan, como noticia fresca, desde la Agencia Mencheta, es que ya han dejado eso de "vale tïo" y ahora se encuentran con la Moraleja de Enmedio que dice así: "Quien a herencia ajena desea el viento su veleta menea". Por separados son más bien tontorrones tirando a tosntuscos pero los cuatro mosquiteros trompeteros juntos se parecen a las patatas a montón que hacía mi abuela Rufina y, cuando llega el amanecer, se les añade una especie de pulpa de tamarindo que les hacer aparentar algo así como pirañas de pecera comprada en las rebajas del El Corte Inglés. ¡Y vaya corte inglés que se van a llevar cuando llegue la hora del reparto!.
Bueno; pues que resulta que ahora les apetece una tortilla de cardos borriqueros (porque mira que siguen haciendo la burrada de no dirigir la palabra ni al guardia urbano de la Calle de Gaztambide en Madrid donde se creen que regalan cromos por comprar un arete que otro de bisutería más bien barataria como decía Don Quijote sobre la isla donde iba a gobernar Sancho Panza). Y es que los cuatro están panceando bastante.
¡Vamos a aclarar el panorama abriendo el foco noventa grados a la derecha!. Resulta que los cuatro mosquiteros trompeteros visten corbatas de rajoy, a la tienda Rajoy S.L. me refiero, con adornos de felpa y flequillos tornasoles para que les luzca el sol en sus pecheras o pechugas porque los pollos más que pecheras tienen pechugas y se están frotando con brea de señalar autopistas para ponerse más morenos que la Sara Carbonero pero en versión de tipos feos. Y es que estamos en época de vaquillas en Cuenca y ya se sabe que las vacas (no sé si gordas o flacas) les van a dar varios toques de diana a ver si los cuatro mosquiteros trompeteros despiertan ya de una vez por todas y se levantan a la hora de los jugadores del Levante que entrenan a las 6 de la mañana. A lo mejor una vez despiertos se dan cuenta de que no hay ná de ná. Y hala, que una nana les cante lo de "despierten mosquiteros despierten que ya llega el clarear y las claras de los huevos se os pueden estropear".