AQUELLA MUJER BLANCA DE PELO NEGRO
Publicado en Jun 30, 2011
Día de los difuntos. La muchedumbre reunida en el cementerio, desde tempranas horas, arreglaban las tumbas de sus muertos; dándoles una manito de pintura, a las desgastadas cruces y colocándoles flores, en recipientes de hojalatas o plásticos. Amén de prenderles sus velitas, para que encontraran el camino al más allá. El canto lúgubre de dos cuervos, que se acicalaban sobre una rama de paraíso, llamaron la atención de algunos dolientes, quienes murmuraron sobre algo y luego se dedicaron a sus labores de ornato a las cruces y sepulturas.
La oscuridad sorprendió a pablo Javier, en casa de su novia María, jugando a las cartas. El noviazgo reciente, lo ataba casi esclavizándolo, a los besos ardientes de su morenita. Quien a hurtadillas de su mama, lo premiaba con el aliento fresco de su boca, cada vez que le ganaba una mano de cartas. Él daba cuenta de su picardía al dejarlo ganar, amarrándolo así a sus encantos. - ¡La camionetica!, gritó Salió en carrera hacia la parada, clamando para que se detuviera. Jadeante y exhausto por la carrera, vio cuando cruzó la esquina dejando una humareda. Y así perdió la última camionetica, el trasporte, que lo trasladaría a su pueblo. Regreso lentamente a la vieja casa, mientras la noche avanzaba rápidamente. -Te quedas en mi casa, dijo la suegra. La vio partir buscando la senda, de los difuntos. No le gustó la idea, su suegra tenía fama de atreverse a visitar los cementerios en las noches y prenderles velas a los muertos. Ella se defendía diciendo que lo hacía por bien al prójimo. Sintió temor pero ya no había retruque. Se aventuró y la noche lo atrapo en un laberinto tenebroso, cuyo epicentro era la sala y las inmensas paredes, un espejismo de los muebles viejos y desgastados. Somnoliento despertó al sentir una presencia hacia su cabeza, giró sobre el colchón, y allí estaba ella en medio de una neblina espesa; una figura fantasmal de largo cabellos, que discurrían sobre su espalda blanca y desnuda, hasta tocar sus glúteos. Sintió acercársele, y a medida que avanzaba en medio de la bruma, su corazón se aceleraba y la zozobra se adueñaba de sus emociones; allí en medio del desasosiego busco mirarle el rostro, pero por alguna razón esta esquivaba su mirada, instintivamente el muchacho hizo frente al espectro femenino, expulsando de su pecho varias bocanadas de aire, que dispersaron las brumas de aquella mujer blanca de pelo negro. Ahora el silencio, la incertidumbre y la oscuridad reinaban en su psiquis. De pronto. - ¡Clan! ¡clan! ¡clan!.....sonaron las doce campanadas del viejo reloj de la iglesia. El nerviosismo afloro en su mente imágenes abstractas que se le acercaban y se sobresaltó al escuchar desde el cuarto aledaño, una voz burlona que dijo: - ¡Aquel, como que lo asustaron! Reconoció de inmediato el tono de su suegra. Ahora se preguntaba el cómo y cuándo había regresado. Mientras el ambiente tenebroso y tétrico desaparecía, los chirridos de grillos y los movimientos de los pequeños roedores, lo alarmaban a cada rato. Las horas transcurrieron y el temor lo mantuvo en vilo hasta el amanecer. El alba lo sorprendió, escabulléndose en silencio. Desde aquel día lleva un dolor en el pecho, y no ha vuelto más a esa vieja casona.
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DANNTO
florencio
florencio
Hctor Restrepo Martnez
florencio
Turmalina
QUE LAS HAY LAS HAY, DIRÍA MI ABUELA...
UN ABRAZO...TURMALINA
luisa luque
esos personajes misteriosos y temerosos que esperan en la oscuridad... me encantan, una vez vi a uno parecido al que dices, pero fue solo un instante.
está escrito de modo de que te acercas a la pantalla cada vez mas y mas hasta que tus ojos casi que se salen!
me gustó mucho, un abrazo!