Transformacin
Publicado en Jul 02, 2011
Quizo gritar cuando aquellos largos y frios dedos rozaron nuevamente su piel bajo la blusa acercandose hacia su ombligo, pero el terror era tal que solo pudo cerrar con mas fuerza sus ojos dejando escapar dolorosas lagrimas que parecian quemarle la retina.
Dentro de sus caoticos pensamientos surgia una vieja oración que de niña su madre le habia enseñado, como si de un mantra poderoso se tratara. Cada una de las palabras explotaba dentro de su cabeza con tal claridad que no pareciera que hacia más de diez años que ni siquiera había sido consiente de la existencia de algun Dios misericordioso al que le tenia amor y confianza. ¿Le escucharia?, ¿la recordaria? Un corte más en su blanca piel logro que se estremeciera a la vez que dejaba salir aún en contra de su propia voluntad un gemido de dolor. Sintio el calor de su sangre resbalar por ambos lados de su abdomen como si de una fina tela acariciando su piel se tratara. Quizo abrir los ojos y admirar por ella misma la obra que con su cuerpo ese hombre estaba disfrutando “esculpir”, como él mismo se lo indico antes de iniciar. Pero su propia imagen se torno borrosa en el espejo que llacia arriba de su cabeza como techo, negandole tambien la sensual imagen que seguramente su verdugo y obseción podría ragalarle si no fuera por su condición. Su parte racional la abandono cuando el paso ahora sus dedos sobre su cara delineando sus ojos entrecerrados y llorosos, bajando con deleite por sus labios rojos y carnosos para adentrarse hacia su muy sensible cuello. Esta vez el dolor fue mayor, cuando clavo en su piel sus largos y fuertes colmillos. Y deseo que siguiera jugando con aquella daga plateada con intrincado disello. Esta vez el grito murio en su garganta antes de ser debelado. Cuando él se separo de ella, confundida y añorante por una palabra más de su madre se enclaustro por lo que le parecieron horas en aquella pequeña y muy simple capilla donde le había enseñado a rezar dentro de su mente. Su cuerpo que parecia estarse quemando ahora se enfriaba a una velocidad increible que parecia iba a quebararse. Su rezó calló ante una maldición por su propia corrupción. Fué ella quien le busco como animal en caza, usando cualquier arte de seducción aunque esto realmente no le quedara. Ella se acerco a él en aquel bar tratando por todos los medios de atraer su atención, animada por sus amigas, animada por el alcohol, por animar a su desgraciado corazón. Un juego que nunca había jugado y que la llenaba de exitación, la llevo a caer ante sus propias cabilaciones, a hacer lo que nunca se hubiera atrevido hacer. Ahora en la que creía que era la casa de aquel hombre enigmatico y atractivo estaba siendo transformada como compañera de caza. Estaba rezando por poder escapar de aquel hechizo y esba rezando porque el momento no parara. Quizo rezarle nuevamente a ese Dios del cual su madre le hablaba, pero el quizas intuyendo o simplemente leyendo sus pensamientos acalló con sus labios frios y su lengua diestra cualquier llamado que ella quisiera hacer. Para él el juego se tornaba cada vez más excepcional. Porque él se dejo cazar cuando dentro de los ojos de ella vio esa exitante bipolaridad que luchaba por dominar, porque a cada minuto que la sangre escapaba y el frio se intensificaba, una nueva aventura a su vida aburrida una luz le brindaba aquel nuevo despertar. Cuando ella despertó abrio sus ojos encontrandose con aquella tan finamente esculpida. Cuando ella despertó el espejo que como techo tenia ya no le regalo su nueva figura. Cuando ella despertó supo que la comida seria servida. Cuando él la miro, supo que el juego apenas iniciaria.
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florencio