One Shot: Perpetua Condena
Publicado en Jul 03, 2011
A veces pienso: ¿será mejor la muerte? ¿o vale… lastimar personas, por un capricho de Dios? Solo se que no soy normal y que nunca lo seré. Ese sentimiento de culpa al matar a alguien… es delicioso.
Lo que hago esta mal, pero hay algo que cada vez me impulsa a hacerlo. Ademas no tengo a nadie que me aconseje para buen camino, ya que soy huerfana. La vida me ha arrebato demasiado; ¿Por qué el resto deben ser felices, si yo no lo fui nunca? - ¡Porfavor no lo hagas! ¡Te lo suplico! – grito la embarazada, esa mujer no merecia vivir, ni menos el engendro que llevaba dentro – No lo pense dos veces y enterre el cuchillo en su carne. Sus gemidos de dolor eran como musica para mis oidos. Me quede alli observando su muerte. Yo era pequeña. Mis papas discutian muy fuerte mientras que yo observaba detrás de la puerta. En un solo segundo mi papa tomo un cuchillo y mato a mi mama, era ese el trauma que tenia con los cuchillos, al hacer morir a todas mis victimas de esa manera. Ahogue un grito con mis manos y sali corriendo. El me perseguia y gritaba mi nombre, pero yo logre esconderme antes de que pudiera ver. Mi hermano Javier me miraba escondida desde la otra habitación, sabiendo ya que mi papa estaba borracho nuevamente. - ¿¡Donde esta tu hermana!? – grito mi papa a Javier, al que dejo tiritando del miedo - - No se papa – respondio este tartamudeando – - ¡No te creo! ¡Dime la verdad! – grito nuevamente, acercandose cada vez mas a mi pequeño hermano - - No lo se papa – dijo Javier, empezando a llorar del puro terror que le tenia a mi padre - Mi papa se acerco a el y lo tomo del cuello, susurrando la palabra “maldito mentiroso”. Lo empezo a sofocar cada vez mas, hasta que Javier yació muerto en el piso. El dejo a mi hermano tirado y se fue de mi vista, dando que yo aprovechara de salir fuera de la casa. Corri como nunca lo habia hecho, y lloraba desconsoladamente. Luego de eso no recuerdo como llegue a parar al orfanato, en el cual estuve solo 10 años, porque después me escape. ¿Quién iba a pensar que una chica de 15 años iba a tener tantos homicidios sobre ella?. Me fui a mi casa y llegue a hacer lo que siempre hacia después de matar a alguien: sentarme en el suelo a pensar. Tuve suerte que esa casa estuviera vacia, si no, no se donde me hubiera quedado. - Me das asco – murmure hacia mi misma, dejando caer una lagrima al suelo - Dios no existe. Si existiera no me hubiera tocado la vida que tenia. Tanto sufrimiento… ¿Por qué me habian condenado tan cruelmente? Tome el cuchillo con el que habia dado muerte a la mujer embarazada y lo agarre con ambas manos. Estaba tiritando. Deseaba matarme en ese mismo instante, para terminar con todo. - ¡Soy una cobarde! – afirme, tirando lejos el cuchillo ensangrentado – Me tendí en el suelo y empece a llorar, deseando que mi perpetua condena terminara de una vez… y si el tan alabado Dios deseaba: irme al mismo infierno. FIN :)
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