Marx o sobre la melancola revolucionaria (parte 2)
Publicado en Jul 08, 2011
Marx o sobre la melancolía revolucionaria
2-El futuro Las estrellas siempre nos han cautivado, aun en nuestros tiempos la gente busca en ellas algo más que inspiración y romance, son un refugio de la nostalgia. Hace no mucho tiempo los hombres se aventuraron a explorar el cielo, pronto aquellas luces sin forma comenzaron a transformarse, tomaron caracteres, nombres, el caos y la incertidumbre cesaron. Aquellas luces se convirtieron en lago mas que un espectáculo nocturno, fueron consejeras, profetas, y aunque algunos incrédulos lectores no lo quieran admitir nunca herraron, el timo radicaba en las interpretaciones humanas, las cuales siempre callaban la verdad, en las estrellas leían –idiota- y luego mentían. Pero eso fue hace mucho tiempo, ahora las estrellas rara vez se dejan ver, aun así las personas siguen intentando averiguar el futuro en ellas, pero este no ha sido el único intento, aun las civilizaciones mas prosperas cayeron bajo su propio engaño. Cuando un hombre antes de ir a la guerra visitaba el oráculo, este le contestaba “vivirás no morirás” dejando que la persona pusiera la coma donde mas le convenía, nunca se equivoco. Pero no han sido los únicos intentos , hubo hace una vez en un reino muy lejano, un hombre bonachón de porte peculiar y desprovisto de todo amor humano, su amor tanbien fue revolucionario; amaba a todos lo que defendían y formaban parte de su doctrina y odiaba a todos los demás. Nació Judío en lo mas hondo de la burguesía, hasta que su padre quebró y su comunidad le dio la espalda, cosa que nunca pudo superar, se lleno de un hondo resentimiento, el cual muy posiblemente lo llevo a formular su doctrina, un rencor disfrazado de causa justa; nadie puede negar ese toque picante, extrovertido y revolucionario. Una vez armado de ciencia, no hubo quien le pudiese hacer frente, sus argumentos eran sólidos sus escritos brillantes, a sus predecesores llamo utópicos, el era la única verdad, desenmascaro al tirano, denuncio la opresión y en el albor de su egolatría se atrevió a formular lo imposible, vaticino el futuro. Su doctrina era el único futuro posible para la humanidad. De este modo como hace mucho tiempo atrás la gente volvió a creer, Marx se convirtió en su estrella, en el oráculo, el mundo entero le creyó. Miles de hombres persiguieron el sueño de Marx, intentaron abrazar el futuro y terminaron siendo abrasados por él… Hoy leí a Marx y llore por todos aquellos que creyeron en un futuro.
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