Por más que quiera enterrar
lo  que no alcancé jamás,
una testigo siempre quedará.
La Luna, desde el vasto cielo,
 
Contemplándonos.
 
Desde aquel principio
que nunca advirtió,
Que todo
se consumiría tán fugazmente.
 
Y ella siempre
En cada ocasión
Azulando el oscuro universo
 
Contemplándonos.
 
Entera, eterna
Suprema e inmortal,
Con comienzo
sin final
 
Contemplándonos.
 
Infinita energía
El misterio de lo que crea,
ecuación a averiguar.
Amor, su inmensidad.
 
En todo momento, nos observó.
Cuando capté
El todo de tus ojos,
En aquel generoso segundo,


Se marchó.