La extraa muerte del seor Pingninton
Publicado en Jul 18, 2011
La extraña muerte del señor Pingninton
Todas esa imágenes nunca habían existido, solo estaba el y su auto echo pedazos, cerro los ojos, esperando que un milagro sucediera pero volvió a tener la misma pesadilla. -al atardecer un hombre de cabellos rojos y robusto cuerpo, me hizo la señal para abordar mi unidad, era amable y de buen sentido del humor, recuerdo que al abordar estaba muy impaciente por llegar al aeropuerto, para su fortuna fui yo quien le dio el servicio, en estos momentos ya a de estar surcando el cielo. Por cierto, ¿por qué esta usted tan pálido? debería de hablar un poco más, Señor Pingninton, no hay nada de malo en hablar con un taxista, debe recordar que no hay diferencias, todos somos iguales; en especial después de muertos, eso ya debería saberlo; después de todo, he sido yo quien lo ha guiado a su destino. Cuando el chofer miro por el retrovisor noto que el cuerpo del señor Pigninton se encontraba inerte, pálido e hinchado como si hubiese permanecido dentro por días. La peste se comenzó a propagar por toda la unidad y un liquido verde broto del cuerpo, el taxista quedo estupefacto, sus brazos se retorcieron y su pie quedo pegado al acelerador. Los metales crujían estaban torcidos, no se podían reconocer las partes del auto, las llantas aun giraban y el cuerpo del señor Pigninton voló hacia delante. El taxista intento salir con desesperación pero todo intento fue inútil estaba atrapado y el cuerpo de su compañero quedo frente a él. Se resigno, no valía la pena esforzarse mas, si alguien lo encontraba pagaría por un crimen inexplicable. EL coche estrellado en el pavimento, le causaba una especie de Déjà vu, el trozo de acero que perforaba el pie derecho del señor Pigninton , llevo a su cabeza imágenes estridentes y dolorosas, al mirarse en el retrovisor noto que había algo diferente en su cara, una mueca retorcida y hosca; pronto no podía precisar quien era. Salio de su casa enfurecido por un pleito marital, no se despidió, y estrello la puerta con furia, subió a su auto. Vago por días entre la nostalgia y la desesperación pronto estallo en una carcajada.
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