Ellos, los de antes, los de ahora
en cada penumbra, desadornando rincones
son los mismos, me confunden.
Para ellos no es barrera mi piel.
 
Ellos, son míos, soy por ellos
me desarman, me construyen
son etéreos, susurrantes.
Para ellos no existe mi razón. 
 
Ellos, en el vértice de mi ojo
rebalsando mi inconsciente
no existen, pero son.
Para ellos es dulce el dolor.
 
Esos, los de siempre, los de hoy
los que fueron, son y serán
mentores casi escondidos de la metamorfosis de mi ser.