Eran tiempos de Nodo, besos censurados en la cinematografía e inauguración de la televisión en casa. Entre Campeonato y Campeonato conseguidos por la Selección Española de Hockey Sobre Patines, mientras los de la barriada silbaban y pateaban por los besos robados de los que daban los actores como Gary Cooper y Errol Flynn a Greta Garbo o Marilyn Monroe, pues sobre gustos, en aquella época, no se podía elegir demasiado... el gran Guillermo Timoner conseguía alzarse como Campeón del Mundo de medio fondo tras moto en 1955, 1959, 1960, 1962, 1964 y 1965 mientras yo me devanaba los pensamientos para poder conseguir llevar a las chapas aquello de ir detrás de una moto. ¿Se podía conseguir?. ¿No se podía conseguir?. Yo ideaba la forma y manera y conseguía soluciones cada vez más reales. Ya había yo escuchado, a través de la radio Feudal, algo de Guillermo Sautier Casaseca y había visualizado alguna que otra viñeta de Guillermo: Memín, Ricardo, Ernestillo Y Carlos. Memín Pinguín era un personaje de historieta llamado Guillermo Pinguín creado por Yolanda Vargas Dulché en 1945 y dibujado por Sixto Valencia Burgos. Los valores de amistad y familiares sobresalen en cada página y es de las pocas revistas que manejan el lenguaje "popular" mexicano en su forma más limpia. Dejo las revistas mexicanas que mi madre guarda como un tesoro de juventud y doy un salto en el tiempo.

Quizás año de 1970. Me marcho a la sierra con Guillermo para comprender un poco más qué era aquello de la espeleología y hablar de temas profanos como, por ejemplo, si las chavalas en primavera están realmente mejor que en el otoño. Bien. Nos hacemos las fotografías y nos animamos a seguir adelante con este problema de cómo dirigirse a una chica sin tener que perder la fe en poder hablar con ella más allá de un simple ¿hola ya os váis?. Y es que era cosa vista y no vista la manera relampagueante en cómo aparecían y desaparecían del escenario de nuestras vidas. Tuve que explicarle a Guillermo que algún día daría con la solución de tal problema y mientras el problema seguía sin solucionarse doy otro salto en el tiempo.

El asunto de las chavalas ya está solucionado para bien de mi humana conciencia y ahora estoy, en Babahoyo, hablando con Don Guillermo Rojas. Cosas de escuela de niños y de niñas. ¿Por qué será que de maestro a maestro no existe apenas distancia alguna?. Efectivamente él me demostró que dos son dos y yo le demostré que dos son uno. El último Guillermo que me quedaba por desentrañar era Guillermo Cabrera Infante. Y lo desarticulicé convirtiendo a sus tres tristes tigres en tres leones partiéndose de risa. Quizás hasta es posible que sí... que lo más serio de esta vida sea poder dar saltos en el tiempo para recordar escenas como a Guillermo Timoner dando vueltas y más vueltas en los velódromos de la existencia intentando no despegarse de la moto de los sueños para no perder comba. Y en la España del blanco y negro todavía recuerdo a algunas niñas que saltaban la comba como preámbulo de llegar a ser chavalas de buen ver y buen comer las esperanzas de más de un fracasado. Ajeno a todo ello ahora estoy rememorando a Guillermo Tell y puedo acertar a clavar una flecha en una manzana situada a tan sólo diez centímetros de distancia de mis ojos. Ver para creer. Ver al actor, cantante y torero mexicano Guillermo Capetillo dando verónicas... que son pases taurinos con nombres de mujer.