L'amant
Publicado en Aug 05, 2011
Le arden los ojos, lo sé. Su vista está debilitada de tanto ver lo que no quiere, pero Ella dice que es su castigo, que nació para eso. A veces no comprendo del todo su misterio, y espero que jamás lo haga, ya que eso mantiene vivo el fuego que nos creo.
Pero lo sé, le arden sus ojos, puedo verlo. Sí la miras profundo, puedes ver la obscuridad que hay más allá de las hendiduras del verde esmeralda. El borde de su ojo arde, con la misma intensidad que una quemadura, rojo carmesí fundido corre entre las venas, surqueando el campo nevado de sus ojos; seguramente tratando de vaporar la última gota de humedad, asesinando una lágrima más. Es bello verla tratando de no llorar; es bello cuando evita la furtiva mirada de personas incautas; es bello verla cerrar sus ojos fuertemente cuando el sol entra a través de la pupila oprimida, tratando de iluminar ese enigmático misterio… Es bello verla tratando de no llorar. Finjo creer sus mentiras… Aunque Ella finge sentirse más fuerte. Sé que nunca va admitir la verdad de por qué cierra los ojos ocultando impenitentemente que un atisbo de luz entre a través de ellos… Seguramente porque nunca vio lo bien que les quedan en la luz, o porque teme que la luz le revele uno más de sus misterios… Es bello verla tratando de no llorar y es bello cuando finge sentirse más fuerte. Ya nadé lo suficiente por los obscuros océanos de sus ojos, conozco cada recodo dónde se oculta la inmolada felicidad. Claro, que lo se… Y sé que Ella lo sabe. Sin embargo, no sabe que desvelé un gran misterio: su fiel amante. Lo encontré sólo en un recoveco de su más dulce mirar, él me habló con su muda voz y gritó su odio hacia mí con su más celosa mirada… Por supuesto que no le diré que ya sé porque cierra sus ojos, y porque le arden siempre que está con alguien… Jamás me lo perdonaría, lo sé. Ella debe creer que es fuerte hasta que se dicte todo lo contrario. Sin embargo, mis ojos no pueden evitar escribir lo que dijo con el mirar aquel silencioso amante. Ella lo ama de verdad, tanto que no puede amar a otro, siempre se va a sentir culpable. Y eso también lo sé. Por eso, mis ojos gritaran lo que el amante les dijo: “Obscura era la noche que la encontré, y fría era la primavera que me enamoré. Su ojos húmedos en sal me llamaron, simplemente la abracé. Ella me confesó que su corazón se fue, al paso de un vil hombre que amó. Prometí ser su amante hasta morir, y secar sus ojos hasta arder. Le juré que jamás me alejaría, como aquél vil hombre que se fue. Juré cubrir con blanca nieve su piel, ruborizada de vergüenza por su ayer. Sí, y Ella también se unió al juramento: Nunca te dejaré, Soledad, mi fiel amante, compañero eterno. Que la muerte no nos pude vencer. Nunca buscaré aquél vil hombre que partió, sin rumbo y que nunca volvió. Pero prométeme algo, mi fiel Soledad, encierra siempre mis lágrimas con tu fría llave, y cuando mi voz trate de pronunciar su nombre, estrangúlame hasta más no poder, y sobre todo nunca me dejes volver a querer.” ¿No es bello verla tratando de no llorar?
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Raymond
Está muy bien redactado y es atrapante... Sigue así, puedes llegar muy lejos...
Mis saludos.
Raymond.
luisa luque
me arrebató una lagrimita.