Meim
Publicado en Aug 06, 2011
(Si al fin pudiera enjuiciarlo, lo haría con celeridad. Que se cargue encima para siempre como yo su pena capital; pero un día un viejo sabio lo vio escondido en mi sombra y aunque no tiene perdón. Si lo mato a él me muero yo. Si lo mato a él me muero yo) · Capitulo 1: A esta altura de las circunstancias; soy libre de escribir sobre cualquier persona o personaje; a esta altura del partido ya ha transcurrido más de lo que pude ver y mucho menos de lo que creo haber vivido. Es obvio que intente escribir sobre lo más sencillo que sucumbe sigiloso en el más paupérrimo callejón de esta vida. Pues entonces; y es quizás a fuerza de una inercia, en bajada y decadente, que por estos años no puedo evitar. También podría hacerme el sota e ir manteando al despojo de todas las mesas que se dejan ver como una tenue bruma donde todos tropiezan y no entienden nada. Puedo escribir del vecino; la historia de un obrero a partir de las seis de la mañana; de mujeres al seco del abismo, de mi incansable pérdida de tiempo, de mis reproches, mis culpas, mis fracasos, mis crepúsculos y demás, y además y más y más... Volví a creer en algunas cosas y siempre tengo el puto vicio de ponerme a pensar en lo que estarán pensando aquellos ajenos a los sentires de mi corazón. En definitiva no fue más que una excusa apegada a la decisión de tercera persona, una forma de abstraerme, de sentirme fuera y no echarme el cargo de lo que tan cínicamente soy capaz de hacer. Pues es así, mis amigos, esta vez tan solo voy a hablar de Meim. Quién sabe verdaderamente quién es el otro, qué es el otro. Pero más allá de las desventuras y dificultades de este torbellino, conseguí insertarme en lo más espeso de la materia de un ser. Acabado esto dicho comienzo por describir, contar, narrar algunos momentos cruciales de este singular personaje llamado Meim. Meim detestaba las escaleras; las habitaciones vacías, la comida fría, las cosas que no se daban acordes a sus planes. Meim sufría, alborotaba su vida su sentir y su estadía. Alma inquieta que vuela; cae, muere y renace con las primeras luces del amanecer. Algo insaciable, una energía súper poderosa. Nunca se tira la toalla; nunca se admite "Esto no se puede" nunca se muestran las cartas, nunca interrumpe su necedad extrema. El dilema comenzaba a desgranarse como un sistema de poleas en el vaivén de la vida con resabios y recuerdos dolorosos; con pérdidas al extremo y sufrimientos y heridas. Casi siempre sin curar. Un camino a la desventura sin planes ni estadía. Un triste cielo gris que solía apoyar cualquier idea inviable, cualquier decisión desacertada. La desventurada pérdida siempre sabe encontrar al buscador de mentiras y elogios y promos pro, desvalidas de carácter sin la mínima evaluación ante sus actos de guerrero herido. Ay Meim no tengo el valor para hacer el raconto de tu sufrimiento; de tu sangre espesa que no baja a tus pies de cubitos prematuros. Sin embargo fuiste capaz de todo a fuerza de casi nada; rodeado de gentes que solo conformaban una trama de dimes y diretes, de atardeceres caídos por tristezas y noches de reivindicación superflua y amaneceres delatores, y pesados, y atascados, y perdidos. Sentidos escarabajos en la espalda. Sangre chorreando; disconformidad y festejos de niñitas de frutillitas con un consolador en la mano. Eso es lo que pudiste dejarme antes de que mi ser temiera de tu compañía. Eso fuiste malo y al mismo tiempo dejaste ver lo más maravilloso de un ser buscando aire en el segundo round. Es por eso Meim que elegí tomarte; meterme a hurtadillas en tus acciones más viles; mancharme con tu pintura indeleble de por vida. Poder mirar tus ojos y entender que no existía nada más que eso. Pido perdón por escribir de vos, por defraudarte siempre, por abandonarte en la estación cuando el último tren había pasado. Pero debería ser así ahora que te escribo sin tu permiso y no quiero dejar algo sin mencionar. Muchas veces gasto tiempo en pensar quién realmente sos; y vuelvo tan seguidamente a escudriñar, y no logro; lo admito casi como un fracaso, retener tus acciones siquiera en mis recuerdos. Habrá un oscuro maleficio Meim. Un boicot lleno de barreras, un acercamiento que se traduce en distancias lejanas, lentas e inverosímiles, que quizás por un azar, que no intento descubrir, se fue posando, constante en su tarea. Sin permitir siquiera que con todo mi esfuerzo pudiera reencontrarte. Y es así mi amigo (Memi) que la vida se obstina, tan absurdamente, en los caminos que perdemos; en la fusta propiamente dicha, en la carrera de no ser. Entonces tuve que hacer una profunda apelación a mis más escondidos recuerdos, y así es donde te vi; donde apenas pude vislumbrar la inmensidad abarcativa de todo tu ser resplandeciendo a llantos y sangrando en un rincón de cualquier café. Ay!! Mi Meim fuiste algo grande; tus ruidos aún perduran por al través de los campos más desconocidos por el hombre; tu tibia esencia de niño sin frazada y tus atrevimientos extremadamente al borde del pedestal que más temías. Supiste ser amoroso con quienes te observábamos; bondadoso, servicial e intrépido al jugar la última mano. Supiste ser algo distinto dentro de la tela araña paupérrima y triste donde nos tocó pendular como dos langostas hediondas. Solo quiero regalarte lo que nadie te pudo vender. Un perdón, un reconocimiento, una forma de estar a tu lado en todas las posibles formas que sería capaz de inventar. Aunque estés y no estás. Pretendo seguir con esta historia que es más tuya que mía y trasciende las acciones que jamás te perdonaste. Me atrevo a hacerlo; aunque cueste y duela; aunque no sea debido. Me sumerjo en tu ombligo; sabiendo que es más un atrevimiento. Sos Meim; te acordás? Ahora estoy acá para contarlo.
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Enrique Dintrans Alarcn
Juan Pablo. Acabo de leer el relato y pienso que es ameno y complejo. MEIM, luego de un preámbulo, en que el narrador busca un punto de apoyo, surge con una compleja y misteriosa personalidad, ante la cual, el narrador se siente llamado a desvelar.
Tengo además otro comentario en el MINI-BLOG.
Saludos
Gabriel Prez
Un abrazo
Juan Pablo
Aquí está Elvira
literatura
Leticia Salazar Alba
daih
Me gustó el enrejado de palabras que mezclas con tu propia proyección y necesidad.